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Hasta para el postureo hay que ser comedido, pues de lo contrario se hace el ridículo y además se ofende. Craso error el de este señor que va de prócer, poniéndose de perfil cada vez que sube a la tribuna de oradores del Congreso algún representante de Bildu. Olvida, o quiere olvidar el señor Suárez Illana, que su padre fue artífice principal de este sistema que propicia que lo más abyecto y vil del país pueda tener representación legal en las instituciones, que condescendió con la canalla de ETA, que amnistió con reincidencia a sus asesinos y que hubiese pactado con ellos a poco que se hubieran cansado de matar antes de lo que lo hicieron. 

    Olvida esto, y olvida algo más grave. Olvida, o quiere olvidar el señor Suárez Illana, que su padre pactó y tuvo de socio al Partido Comunista de España (PCE) dirigido por el genocida Santiago Carrillo Solares, alias “la rata de Pontejos”, responsable, y con pleno dominio del hecho, de miles de asesinatos perfectamente documentados en calidad de autor, cooperador, inductor y cómplice. A cuya “rata” definió como “una gran persona y un demócrata”. Bien es cierto que estas consideraciones no las hizo -y que ello obre en su descargó- cuando fue Secretario General del Movimiento.

    Estamos abordando un tema principal, por cuanto este rasgo es una característica que tiene un papel principal en la formación del régimen del 78, y que es a la vez  efecto de la deriva a la que hoy se conduce España, no otra cosa que haber concebido la idea que para regir eficientemente el Estado era preciso olvidarse de la moral, tergiversar la historia y pactar con el enemigo, que no adversario. 

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    Volvamos entonces al principio. Hasta para el postureo hay que ser comedido, pues de lo contrario se hace el ridículo y además se ofende. Graso error el de Adolfo Suárez Illana al considerar que en la escala del mal está antes Otegui que Santiago Carrillo.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha