25/11/2024 00:11
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El ridículo que hace este tipo ante el mundo es inenarrable, un tío que vive en los mundos de Yupi y al que nadie le para los pies, un acto que lógicamente trae consecuencias de enormes dimensiones en el prestigio de una nación como la nuestra que a día de hoy carece de política de exteriores y claro, así nos va. 

La semilla de la insensatez la puso el ínclito Zapatero cuando hace unos años se quedó sentado al paso de la bandera de los Estados Unidos y este insulto a un país aliado y amigo de España ha quedado grabado de forma negativa en una dinámica de relaciones entre ambos países cada vez más fría hasta llegar a la situación actual de total indiferencia por parte norteamericana ante el único país de la unión europea con comunistas en el gobierno y además amigo de países tan siniestros como Venezuela. Trump también se encontró con este payaso en la Cumbre del G20 en la ciudad japonesa de Osaka y le señaló una silla para que se sentara igual que haría con un perro para que le dejara en paz. 

Pero lo del otro día con el nuevo presidente de Los Estados Unidos no tiene nombre, es el bochorno llevado de lo grotesco de cualquiera de las películas de los hermanos Marx, todo ese indigno paseo de un chulo de discoteca abordando al líder americano que ni siquiera le dirige una sola mirada desde el abordaje hasta que, en el último momento del encuentro de apenas un minuto en «la cumbre», Biden le echa una miradita como diciendo… ¿y este tío, ¿quién es? 

Todo ese ridículo francamente penoso y que no mueve a risa por aquello del prestigio cada vez más pisoteado de la «marca España» que este botarate ensucia con sus actos disparatados, todas esas mentiras compulsivas que es capaz de contar solo sirven para su supervivencia y egolatría, para publicitar un humo falso que ni él mismo ni su jefe de gabinete, el delincuente Iván Redondo, se creen. Es la nueva conjunción planetaria de la analfabeta Leire Pajin corregida y aumentada ¿se acuerdan? Es ganar tiempo para seguir en La Moncloa viviendo del disparate y de la infamia. Después de lo que hemos visto todos pasando una terrible vergüenza ajena, Sánchez es capaz de contar en rueda de preguntas de los medios periodísticos allí presentes con una jeta de cemento armado disparates como que en el encuentro ha podido tratar con el mandatario americano nada más y nada menos que temas de defensa bilateral, la situación política en iberoamericana e incluso mencionarle su satisfacción por las políticas tan acertadas sobre el cambio climático puestas en marcha por su gobierno y todo esto en menos de un minuto.

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Yo, después de este insulto de mentiroso patológico, me pregunto (en serio), si este tipejo no padecerá alguna enfermedad mental grave, porque no es lógico que después de sus mentiras burdas e incluso infantiles después de sus declaraciones de antes comparadas con las de ahora diciendo y haciendo todo lo contrario de lo anteriormente dicho, después de que las hemerotecas y videotecas lo arrastren rebozándole en su mierda, no entiendo como no se esconde en un paradero secreto lleno de imbéciles como él para no salir, para bien de todos, jamás de allí. Vista tanta desvergüenza acumulada en tantos años de indignidad y comparándola, por ejemplo, con aquella visita del presidente Eisenhower a España aquel 21 de diciembre de 1959, a una España digna y respetado se recuerda con tristeza de dónde venimos y a donde nos están arrastrando estos indeseables si no lo impedimos con la memoria recobrada de la historia como referente y la irremediable necesidad de devolvernos lo que nos están quitando, ese espíritu de aquella España Una, Grande y Libre que era la envidia del mundo.

Autor

Alejandro Descalzo
Alejandro Descalzo
Nace en Madrid en 1958. Estudia en Los Escolapios de San Antón. Falangista. Ha publicado 4 libros de relatos. Apasionado del cine y la lectura. Colaborar en este medio lo considera un honor.