22/11/2024 01:20
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Hoy se cumplen 84 años del fundamental Alzamiento español contra el comunismo internacional asentado en España. Por desgracia, las aguas fecales han vuelto a su cauce (que es el de los ríos que nutren nuestra vida, por todos los lugares de Espena) y estamos otra vez sometidos a él y sin posibilidad de Alzamiento. Sólo nos queda el abatimiento o el autoengaño patrio. No en vano, ahora el enemigo se vanagloria sabiendo que cuánto más camaleónico parece, más arcaico es. Jamás hemos vivido una época, a nivel mundial, con un mal tan homogéneo y diciendo ser tan dispar.

No sigo efemérides, pero cuando se juntan 5 en un mismo día, no puedo girar la cabeza. Hoy es el santo de mi padre y la comunión de mi sobrina, y es también el duodécimo aniversario del entierro de mi madre (María Pilar Tristán Alcázar), y el décimo quinto del entierro de mi mejor amigo (Juan Diego Caballo Méndez). Este día luctuoso nunca le he tenido en cuenta, pues hago oídos sordos al calendario y ambos hechos los llevo siempre a cuestas y jamás dejarán de pesar en mi maltrecha espalda, y son una mochila etérea que jamás dejaré en el suelo: me gusta su peso. Me da vida el peso de esas muertes tan desgarradoras para mí.

Las efemérides del santo y el Alzamiento tampoco las he tenido en cuenta, pues no me interesa el santoral y no celebro lo del 36, pues mi abuelo materno fue obligado a luchar contra los alzados, sin saber a sus 17 años lo que era esa movida por la cual se iba a jugar la vida. Simplemente habitaba en Ciudad Real, con 10 años ya “cotizados” (para seguir esa puta jerga laboral de los malditos cabrones que nos expolian a todos), y como era “zona republicana” fusil al canto y a morir intentando matar rebeldes… Creo que la persona que más veces me ha dicho: “Ojalá volviera Franco” es mi abuelo materno. Tela el ojo clínico de los rojos eligiendo a su tropa. Falleció hace poco, por suerte para él y ahorrarse, en casi su centenaria edad, toda esta ignominia del congojavirus. Por suerte la ruleta bélica de nuestra última Guerra Civil no eligió el número de su nombre, y por eso estoy yo aquí escribiendo esto. Y si no celebro el Alzamiento, es porque jamás debería haberse producido en un país coherente, que al ser el mío, me niego a decir que era tan nauseabundo como realmente era. ¿Ser español bajo esta perspectiva tan atroz? Terrible gentilicio el nuestro. Sé que Franco pensaba algo así, por eso no tuvo más remedio que unirse a tan noble y temeraria lucha, y acabar encabezándola. Yo no soy él, ni ganas, pero vivo en un país como el que él habitó y nací 7 meses antes de su muerte; por eso le entiendo perfectamente y alabo su valor y lo que nos dio a los españoles de bien (y a mucho hijo de puta que se subió al carro sin querer ir en él).

Pese a mi desidia con las efemérides, la comunión de Alba (que estoy celebrando ahora mismo) me trae, inevitablemente, éstas que he citado. El año que viene no prestaré atención a esta fecha, pese a saber su importancia en mi vida. Hoy, 18 de julio de 2020, celebro que el catolicismo sigue – pese a todos mis rechazos a la Iglesia como lobby y aborregamiento – presente en Espena. Porque eso me recuerda que pese a lo ridículo que para mí es la liturgia, todavía queda algo de esa España (incluso de esa Hispania) que no quiere ser una teocracia islámica y, ni mucho menos, un totalitarismo comunista o ultracapitalista.

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Aprovecho este portal comunicativo para rendir mi homenaje a la persona que más he querido –y querré –, en mi vida; y con la cual compartiré lecho físico en Ciudad Real (espero que dentro de muchos años, no por ganas de no estar con ella, sino por ganas de estar con y contra muchos vivos). Por ello recuerdo el poema (“versoma”) que la dediqué a las pocas semanas de su fallecimiento, y que tantos consuelos ha dado a tanta gente de mi familia y a tantas personas anónimas que los azares de Internet y la poesía internacional han establecido, y así me lo han hecho saber.

Anhelando otro Alzamiento contra el comunismo y contra el “orden mundial” (lo de “nuevo” es tan ridículo como “nueva normalidad” y la autarquía franquista fue la mejor época de nuestra historia contemporánea ) hoy os enseño este canto a la vida, a través de la muerte: el texto íntegro y original que dediqué a mi madre. En él tiene cabida el hijo de un comunista muerto en Atocha, el abogado laboralista Valdelvira. La vida, por lo menos la mía, tiene mucha holgura, tanta que la última mujer condenada a muerte por el franquismo era prima hermana de mi madre, era una terrorista del FRAP (Concha Tristán) y la última vez que hablé con ella fue cuando me llamó por tlf. , estando yo en el tanatorio de Leganés donde velamos a mi madre, para darme el pésame.  Son historias encadenadas que explican una manera de estar en el mundo conociendo, o por lo menos atisbando, todos los frentes, entre los cuales yo me quedo con uno, ante el que soy irredento: el anticomunista radical.

 

A mi madre

 

la muerte es una cosa muy seria

 según todas las estadísticas una vez en ella se acaba la vida

que es lo único que tenemos todos en común

da igual la vida que hayas llevado

todas acaban en el mismo lugar

en el mismo sumidero

o en el mismo altar

según como se mire o según quien seas o quien te entierre

 

todos vamos a morir

eso no lo dicen las estadísticas

porque las estadísticas no dicen verdades

solo hacen aproximaciones

 

 

la muerte es una cosa muy seria

o eso parece…

 

nos advierten de ella a cada instante

vigila tu colesterol

no bebas tanto

no corras con el coche

no te drogues

búscate un trabajo

no te acuestes con cualquiera

cotiza

ponte el cinturón

no te metas en líos

hazte un plan de pensiones

no salgas por la noche…

 

la muerte es una cosa muy seria

nos advierten de ella hasta en los paquetes de tabaco

 

para mí las cosas que me rodean no son tan serias

son buenas o malas

pero no serias

para mí la muerte es mala

y lo digo porque la he conocido…

y he sido su representante

 

un día inesperado me llamó al móvil

a través de mi padre que me dijo llorando

 

hijo

tú madre está muy mal

se muere…

 

en ese momento dejé todo

toda mi nada

y me fui a hablar con la muerte

empecé a trabajar para ella

esperando que una vez que tuviéramos confianza me dejara libre albedrío

 

quise engañarla para poder acusarla de moving

o lo que fuera

y que me despidiera aunque fuera procedentemente

pero la muerte es un jefe muy bueno

no puedes engañarle y sabe joderte

 

aún así seguí trabajando para ella

 

pero antes lancé un SOS por móvil a mi amigo Valdelvira

y le expliqué que estaba jugando con la muerte

para salvar la vida de mi madre

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y él me consoló porque es mi amigo

fui corriendo al hospital

aunque dopado de metro

y antes de entrar lancé otro SOS por móvil a mi amigo Vicen

y lloré con él todo lo que puede llorar un hijo al que le van a quitar a su madre

 

 

eché su placenta por los ojos

fui a su lado

una camilla en un pasillo del hospital Severo Ochoa

 

en ese momento dejé de trabajar para la muerte porque yo ya era parte de ella

 

ella no sabía nada

mi madre

la muerte lo sabía todo

pero no había hablado con ella

con mi madre

 

 cáncer

fue el veredicto de la doctora

porque los médicos no hacen diagnósticos

sentencian

 

hice del hospital un sayo y dormí con mi madre varias noches

 

y la hice reír con bromas que ella reconocía

porque para mí la risa es el motor de la vida

y aunque mi madre había perdido el motor seguía viva y se reía conmigo

 

y tumbados en la cama de su habitación vimos la luna

y la expliqué que la luna es mentirosa porque cuando decrece tiene forma de “c”

 

yo seguía siendo amigo de la muerte aunque no quisiera

 

el hospital no mantiene a los amigos de la muerte

por eso a mi madre la echaron a su casa

la de ella

la que fue mía

la de mi padre

la que fue de mi hermana…

la que era ahora de la muerte

 

inquilina que siempre estuvo ahí

sin ocupar ningún cuarto

pero que se alojó cuando tuvo motivo para hacerlo

 

y allí convivimos con la muerte mes y medio

un mes y medio más de lo que la doctora decía que viviría mi madre

porque la doctora no había hablado con la muerte

y no conoce el amor

y como yo hacía todo por amor la muerte me concedió ese tiempo

porque el amor es el hilo entre la vida y la muerte

 

y en ese tiempo pacté con la muerte volverme la madre de mi madre

y que ella fuera mi hijo

 

la di de comer

la abracé

la levanté del suelo

la levanté de la cama

la llevé al baño

la lavé

la di de comer

la mediqué

 

para qué

me preguntó la muerte

 

para que esté un rato más conmigo

la contesté

no seas tan acaparadora

hija de puta

 

y la muerte me dio su visto bueno

 

crié a mi madre el mes y medio hasta que se murió

y lo hizo en mis brazos

morirse

 

la abracé

la di cientos de besos y miles de caricias

 

y cuando la muerte llegó

empezó a llorar mientras yo le decía a mi madre que mejor así

durmiendo

se está mejor durmiendo

descansa

duerme

tranquila

que se está mejor así

duerme

duérmete mama

que se está mejor así…

 

la muerte sólo miraba

 

cerré sus ojos con mi mano

como en las películas

sabiendo que nunca más volvería a abrirlos

 

y la muerte

secándose las lágrimas

cogió mi mano y me dijo que ella cuidaría de mi madre toda la muerte

y esto me lo dijo al oído

para no despertarla a ella

 

a mi madre

Autor

REDACCIÓN