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Nunca hubiera pensado que llegaría al momento en el que el que exhumar los restos de Jose Antonio Primo de Rivera volviera a ser un «caso de estado» y ya van a ser 4.

Pocas personalidades de la historia y más concretamente de la historia de España han sido exhumadas en tantas ocasiones como en este caso y no sabemos si esta vez con el rigor que se precisa para una exhumación que, en las ocasiones anteriores, por razones obvias, temporales interesadas o científicas no siguieran las pautas que ahora se deberían seguir para autentificar unos restos, amados u odiados por los españoles en los últimos tiempos.

Tras su fusilamiento el 20 de noviembre de 1936 fue enterrado en una fosa común en el cementerio de Florida Alta, Alicante. Había sido fusilado con otras 4 personas.

En mil novecientos treinta y ocho su cuerpo fue exhumado por presiones diplomáticas del Gobierno británico y colocado en el nicho quinientos quince del cementerio municipal de Alicante, Nuestra Señora del Remedio.

En 1939 tuvo lugar la segunda exhumación, para ser trasladado desde Alicante hasta el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, dónde permaneció a los pies del altar mayor de la basílica hasta 1959.

En 1958 se había terminado el Valle de los Caídos y en 1959, antes de su inauguración, se procedió a la tercera exhumación, esta vez para ser trasladado a lo que parecía ser la definitiva morada, a los pies del altar de la de la basílica de este monumento a los caídos en la Guerra Civil, bajo la gran cruz que lo preside.

Hasta el momento actual hemos visto actuar en este caso» sui generis » al gobierno de la II República, el gobierno británico, el primer gobierno de Franco, de nuevo otro gobierno de Franco y al parecer durante el reinado de Felipe VI  y bajo el gobierno socialista de Pedro Sánchez la próxima, que ante tanta insistencia no podemos decir que será la última.

«Deseo ser enterrado conforme al rito de la religión Católica, Apostólica y Romana que profeso, en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz».

Esta fue la última voluntad de Jose Antonio Primo de Rivera, en lo relativo a su lugar de enterramiento, pero parece que algo se confabula para que su descanso eterno se vea interrumpido con tanta frecuencia.

Con tantos » casos de estado» e intervenciones políticas, gobiernos republicanos, conservadores ingleses, gobiernos franquistas y gobiernos monárquicos han conseguido hacer inolvidable para todos quien ha sido inolvidable para muchos.

José Antonio fue un caso de estado para la República, un caso de estado para Franco, pero cuándo ya muchos considerábamos que el olvido era la situación actual del mismo, nos vuelven al presente a quién para todos ha sido el Ausente desde 1936.

Inolvidable.

Autor

REDACCIÓN