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Todo un cuerpo entero en pecado no tiene salvación. El Señor bendice los campos en primavera y los trigales del pan nuestro de cada día. El débil es siempre vicioso y muere como las moscas en la miel. Vuestra sucia conciencia no pasa inadvertida ante los ojos de Dios, y por eso no sólo castiga los pecados presentes, sino también los futuros. Os conoce como si os hubiera parido. La inquisición castigó a Copérnico por decir que la tierra giraba alrededor del sol. Después la tomó con Galileo por defender el heliocentrismo de Copérnico. Es la fuerza de la costumbre, de la que Lenin decía que nada hay más resistente que la inercia. Las mazmorras del infierno están cerradas a cal y canto. Ya no caben más almas en el averno y a las que llegan les dan con las puertas en las narices; quedan a la deriva vagando desnudas por el frío universo. El cuerpo de la noticia es que no hay plazas ni por asomo, y el pecar resulta un trabajo innecesario.

De los cuernos de Satanás dicen que si se los sierran dejan estéril al macho cabrío y acaban con los aquelarres. Fue un logro de la psicología aplicada del behaviorismo. La ciencia siempre avanza sin nadie que la detenga. La hoguera siempre está lista para el que se equivoca.

El último entierro solemne fue el del socialista Enrique Tierno Galván, corruptor innecesario de las juventudes socialistas soviéticas. Al final la carroza salió disparada por el espanto de los caballos y casi lo llevan al infierno sin pasar por el juicio final. Su cuerpo no era el de ningún sabio como dijeron, sino el de un farsante. Aúlla el perro del diablo y las brujas auguran muy mal porvenir; muchos se retiraron a la montaña a hacer penitencia. Cada cual ya cumple con llevar su propio cadáver acuestas, igual que el caracol. Y muere voluntariamente lo que para Séneca era el bien morir. A la muerte hay que tratarla con cierta deferencia. Muchos ni se preocupan. Las malas costumbre llevan al precipicio.

La casa de Vicente Aleixandre la declaran bien cultural. En el Lathus-Matra, libro sagrado de los sidonios, se dice que al hombre que comete el pecado de pensar le salen cuernos. El cornudo se lleva todas las papeletas, pero el feminismo no ha reparado que también hay cornudas. El pecado de la soberbia es uno de los peores, pero nadie se lo ha mirado. El que bebe para olvidar termina olvidando para qué bebe. El hombre escapa de la soledad cuando no sabe hacerle frente, y huye porque se aburre consigo mismo. La vida es breve y la vejez no pasa de ser una costumbre, a veces con malos hábitos.

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– ¿Como la de juntar palabras?

-No va usted muy desencaminado…

Es la letanía del Santo Rosario; usted pone buena fe en ello y ya se salva. Si hay buena voluntad se tiene el mejor tesoro. Es la monotonía de la vida del jubilado. Ya pasó el vendaval que sembró de dolor su memoria. Santo Job ya queda lejos, y la paciencia es la virtud que más premia el de arriba. Y el de abajo que es uno mismo. El hombre al ser contradictorio se lleva la contraria hasta así mismo. A todo planta batalla, aunque la vea perdida. A este valle de lágrimas vino a llorar, pero lo menos posible: Réquiem aeternam dona eis, Domine; et lux perpetua luceat eis.

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REDACCIÓN