22/11/2024 09:06
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El Gobierno de la gente. Con ese cínico lema se ha estrellado multitudinariamente el sátrapa del Playbol,  entre otras corruptelas conocidas de la singular familia. La calle, el aborrecimiento perpetuo frente a los malhechores sanchistas, es la medida veraz para saber a quién beneficia el doctor cum fraude, vergüenza internacional, nauseabundo donde los haya, arribista de todos conocidos,  también de quienes le apoyan con sucia conciencia personal y grupal. No engaña a nadie honrado, cuestión aparte es la catadura moral de los que lo tragan todo en apoyo de este gurú de la maldad. La gente para este gobierno es todo aquel que no sea ciudadano de España sino foráneo contra la convivencia, enemigo de la integración, cizañero contra la unión en armonía, partidario de la segregación, carroñeros de vida fácil a costa del sacrificio de una mayoría esclavizada por los postulados de caraduras sin alma. No es la sacrificada gente del campo ni los transportistas estrangulados por una presión fiscal insoportable. No es la gente normal aunque sí numerosa, que se nutre de miríadas de chiringuitos y parasita de los recursos del Estado a través del sectarismo socialcomunista. No es la gente que trabaja honradamente sino los ladrones, vagos, maleantes y estafadores que pululan por todo el territorio con la impunidad que les confiere estar protegidos como futuros votantes de la chusma monclovita,  favorecidos para comprar sus votos. Es gente radical e hipócrita al estilo rastrero de los maleantes de Galapagar. Es la gentuza que ocupa las viviendas dejando a 17.000 familias sin hogar. Es la aberración transpuesta y minoritaria que se impone desde la infancia. Son los delincuentes que gozan de impunidad en los juzgados, favorecidos por jueces comprados.  Son las manadas de violadores y menores organizados en mesnadas depredadoras. No es la gente de las Fuerzas de Seguridad del Estado a quienes se intenta menoscabar la dignidad desde un ministerio en garras de un desaprensivo y desalmado extremista que mancha la labor de la Justicia. No es el Ejército, ni las meritorias avanzadas en misiones de paz. Es mala gente partidaria de los estragos y beneficios del terorismo que tan provechoso resultado dio con el miserable Zapatero que abrió las puertas del Gobierno a asesinos que hoy dirigen España, condicionando apoyos a un traidor sin escrúpulos. Son los resentidos sin causa, incondicionales del crimen y del latrocinio, de la mendacidad y de lo sinvergüenza con máscara política. Es la gente partidaria del asesinato del nasciturus, del zoológico salvaje en la defensa del animal por encima de la concepción racional. Son las gentes de los medios de comunicación prostituidos para ocultar los apestosos trapos sucios del PSOE, de los podemitas y de cuantos delincuentes han traspasado las líneas rojas de la ley, una y otra vez, para justificalos e indultarles. 

 
La mala gente de este Gobierno no son las familias tradicionales educadas en valores de sana moralidad, ni los afanados contribuyentes de la clase media trabajadora que confirmaban la base económica, hoy debilitada por políticas a propósito del desajuste para extender la pobreza igualitaria. La gentuza de Antonio Playbol  tiene carné socialista o simpatizan y es manipuladora, silentes ante la injusticia a conveniencia que aspiran rastreramente a los pedazos que el amo lanza a sus canes agradecidos desde el banquete del saqueo continuado del que los ERE es pequeña muestra de todo lo que lleva devorado el desgobierno criminal. La gente de verdad está harta de forajidos y gañanes, de inútiles y malintencionados. Los Presupuestos del Estado están conformados por supuestos propagandísticos con ausencia de datos fehacientes elaborados por organismos independientes. Sectarios y demagógicos son una catapulta de corruptelas que pretende embestir contra el pueblo de verdad y la hiriente realidad de un riesgo de pobreza que se multiplica cada mes que el desgobierno sanchista dilapida los recursos con un profundo , abisal, hundimiento de la economía que ha endeudado a las familias bajo un yugo impositivo criminal. No hay que buscar la corrupción reciente en la anterior Junta de Andalucía porque la más gigantesca corrupción urdida por el PSOE, sumada a la innúmera durante cuatro décadas,  está en la mentira y el reparto sesgado de los fondos europeos, en la continuada prevaricación y malversación de caudales públicos y en la opacidad de la administración que sin escrúpulos ha evitado el control presupuestario mediante argucias de estafa, delictivas, ergo socialcomunistas. Para esos gobierna el circo socialista. Hasta ahora el engañador monclovita ha dispuesto del dinero  que roba a los españoles a libre voluntad de latrocinio sin control. El déspota Antonio ha multiplicado el gasto público con intenciones gregarias y ha lastrado con impuestos la supervivencia de millones de trabajadores que pese a los muchos sacrificios se ven imposibilitados de llegar saneados cada fin de mes, siendo además víctimas de los atentados permanentes del desgobierno criminal contra la pequeña y mediana empresa, con especial ensañamiento frente a los autónomos. 

 
El PSOE es el Gobierno de la mala gente, de los que a estas alturas aceptan el crimen,  la mentira, el juego sucio y la inmoralidad sin límite; de cuantos ciegos son incapaces o no quieren ver el engendro de malignidad que esconden las siglas de un partido lastrado de ignominiosos intereses sin atisbo de honra. Es el gobierno de los pederastas,  de cuantos prostituyen el alma a la espera de subvenciones, callados y sumisos, prestos a vivir de la sopa boba y condenarse con el salario del Demonio. Un gobierno de mala gente donde cada cuál se ha quedado retratado por siempre y hasta la náusea. Dios tenga piedad de sus miserias.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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