20/09/2024 05:03
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Si el lenguaje es indispensable para la vida, nuestro mejor lenguaje que es el idioma español, es noticia al ser defendido por primera vez en España, desde que empezó la democracia. Lo es en la Comunidad de Madrid, al crear su presidenta una unidad dedicada a tal fin. Isabel Díaz Ayuso, pone en marcha la Oficina del Español, dirigida por Toni Cantó. La justifica para defender el español, ante Cataluña y las Vascongadas, o Navarra y la Comunidad Valenciana, a donde nuestro idioma está siendo atacado, menospreciado y prohibido. Entre otros objetivos está el hacer de Madrid, la capital europea de la lengua castellana y la interlocución con otras instituciones. Díaz Ayuso afirmó que es un deber institucional garantizar el derecho a acceder al español, y su labor como presidenta será promover «uno de nuestros mejores patrimonios que es la lengua», para además atraer empleo, talento y oportunidades, que se «están privando a muchos españoles según donde vivan». 

La división de los españoles, en buenos y malos, la hicieron y se vio mediante el uso del idioma. Con él te dicen los «progresistas» que estás equivocado, y que gracias si te perdonan la vida. Así llegamos merced a ellos, a esta lamentable situación cultural, cuando en Latinoamérica la ven y allí defienden al español y lo cuidan. Antes de la democracia jamás se llegó a estos extremos; estuvo defendido siempre, más que nunca, entre todos los principios que construían los cimientos para conseguir un país ejemplar. Nuestro idioma siempre sirvió para la unión, y buen entendimiento, y fue considerado como la lengua en la que Dios dio a Cervantes el Evangelio del Quijote. Don Quijote fue tomado por Unamuno, como símbolo del espíritu español y del anhelo de inmortalidad frente al racionalismo europeo. España era una nación fuerte, patria indivisible y común de todos los españoles, inigualable, en la que sus enemigos estuvieron privados de actuar. Por eso se gozó de tanta libertad y progreso. Una nación que fue universal gracias a esa herramienta del idioma y pudo llevar siglos antes la civilización occidental a los continentes del mundo. El lenguaje, por el que empieza toda corrupción, nos permite expresarnos y comprender a los demás. Y así, controlados «los de la gasolina», se pudo construir esta nación que ahora dinamitan, por envidia al verse incapaces de hacer nada semejante, y solo crear la miseria y destrucción. Según utilicemos el lenguaje, construimos e interpretamos el mundo de maneras diferentes. Hasta ahora, desde la transición, fue utilizado por la izquierda para corromper, y destruir hasta la propia herramienta, vista como arma revolucionaria y utilizada como tal, con la mentira, y aquí tenemos los resultados.

Decimos que recibe la primera ayuda, porque la necesita -ya llevaba mucho tiempo necesitándola-, al ser atacado y destrozado el idioma español, dentro de España, y hasta prohibido. La ola revolucionaria que invade nuestra nación, y que empezó después de la transición, una transición ejemplar en el mundo, pues lo primero que se llevó por delante fue el idioma, nuestra mayor seña de identidad, la cultura, formación y enseñanza, mientras siguió destruyendo en todos los órdenes a España entera. A sus valores, principios y virtudes. Imponiendo su diabólica filosofía destructiva, sin que sepan por qué lo hacen sus destructores, ni den una explicación racional. Obcecados en conseguirlo subieron con trampas y mentiras al poder aprovechando la democracia, para después, lejos de respetarla, destruirla desde dentro, y quedarse en el poder a perpetuidad, según su deseo. Tras eliminar el poder judicial con su independencia, les está resultando fácil el camino para crear sus leyes «habilitantes» del poder absoluto y totalitario que sueñan.

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Isabel Díaz Ayuso aseguró que el gobierno regional «protegerá y difundirá», el español, «esta herencia de todos, con la que se ha hecho y se hace una de las culturas más valiosas de la historia». El español es la lengua que une a más de 580 millones de personas en todo el mundo. La obsesión de los enemigos de España en el poder y para eso llegaron, es volar por los aires el régimen del 78, lo mismo que volaron a Franco, tras profanar su tumba. Esto lo ve cualquiera que luche por España, y tenga un mínimo de dignidad, y así lo vio Isabel Díaz Ayuso, al poner en marcha esta unidad que llevaba en su programa electoral. Tras tomar esta decisión, le cayó la del pulpo, por la izquierda, acusándola de «chiringuito», porque de eso saben más que nadie. La izquierda ultramontana ya está en rebeldía contra el sistema, atizando el fuego desde el monte, con odio como tan bien sabe hacer. Criticó en tromba la decisión, y a Mónica García», la «pistolera», mejor no escucharla, con su maltrato del lenguaje. Lo de ella no es la política, si no la muerte. Naturalmente todo lo de la izquierda es destrucción, corrupción e imposición de su endemoniada locura. Rosa Díez, hablando de cómo tras la infamia de los indultos llega la humillación del referéndum, afirmó que «Sánchez no parará hasta que lo paremos». Una razón empírica más que evidente. Sánchez está alentando al separatismo, lo mismo que antes ZetaP, alentó a ETA cuando ya se acababa. Pero Sánchez, tras romper España mediante su golpe de estado permanente, piensa aplicar una dictadura personal, tipo Chaves: «Exprópiese»… robarnos todo y matarnos de hambre. O si no, me expliquen este titular de Libertad Digital: «Los mayores de edad y las empresas podrán ser movilizados y sus bienes requisados en caso de crisis en España. El gobierno de Pedro Sánchez prepara una reforma de la Ley de Seguridad Nacional que atañe a derechos y libertades fundamentales». ¿Esto qué es? ¡Venezuela! No doy crédito. Se quiere defender el idioma, pero a España, ¿quién la defiende?

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REDACCIÓN