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Félix Bolaños García, nuevo hombre fuerte del ilegítimo gobierno. Felisuco, mano derecha de El Psicópata. Encargado, desde ahora –  tras la marcha de la Mutante Calva – de la ignara, revanchista, liberticida y totalitaria Ley de Memoria Democrática. No dan puntada sin hilo. Y brota El País, Piedra Rosetta interpretativa, en nuestra patria común, del satánico NOM. «Sánchez premia con un ministerio a su secretario de presidencia, a quien encomendó las conversaciones para el pacto con Podemos, el intento de renovación del CGPJ con el PP y la exhumación de Franco».

Profanar cadáveres es propio de gentuza

He ahí la clave, brutal y sañuda profanación de un cadáver. Y quien esto garabatea, aclaro, se define con absoluta nitidez como antifranquista. Pero NADIE – repito, NADIE –  merece semejante y sacrílega humillación. Y es dable recordar, otra vez, que durante la exhumación del cadáver de Franco en Cuelgamuros, se practicó un ritual masónico, concretamente, el ritual noveno del rito antiguo escocés. Alberto Bárcena no los aclaró. 

La ineludible y sañuda necesidad de venganza sobre la figura de Franco por considerarlo el asesino de Hiram Abif (también llamado Hiram Abí, Jiram Abif o Hiram Abiff). En el Antiguo Testamento — Primer libro de los Reyes 7, 13-14; Segundo Libro de Las Crónicas capítulos 3 y 4 —, Hiram Abif es un artesano que el rey de Tiro envía a Salomón para que construya las columnas del templo (Jakin y Boaz), profundamente preñadas de simbología en la delirante y patológica exégesis masónica.

No obstante, en su particular, surrealista y desquiciada interpretación, los masones aseguran que Hiram Abif fue en realidad el arquitecto del templo de Salomón (¡¡¡ignorancia, cuán atrevida!!!), al que “mataron por envidia, porque le querían quitar todo el conocimiento oculto que ellos (los masones) siguen transmitiendo”. En consecuencia, Francisco Franco Bahamonde, para la masonería, no es sino el asesino de “ese conocimiento oculto que ellos transmiten porque son gnósticos”. Ese “saber absoluto” que “se les ha transmitido desde Caín”.

Bárcena nos explicaba que «el ritual noveno requiere de nueve participantes. O, para ser más exactos, de ocho más uno, puesto que el noveno se incorpora una vez iniciado el rito. De los tres primeros, que son los más importantes, el número uno representa a Salomón, que viene a vengar la muerte de su arquitecto; el número dos es el inspector; y el número tres representa al jefe de los nueve elegidos para buscar al asesino de Hiram”. Y Bárcena elucidaba quien participó en tamaño circo. Atento, paciente lector, al número 3 de la siniestra pantomima.

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Los nueve payasos de marras… y el grado 30

Como potenciador del tres divino (3 x 3), el 9 representa en la numerología masónica el número de la iniciación y de la reflexión antes de dar un paso nuevo. Como último número de una sola cifra, el Nueve representa el umbral en la transición a un nuevo nivel, a un ámbito más elevado, a una conciencia más alta. El Nueve juega un papel decisivo en ritos de consagración de todo el mundo. El Nueve, frontispicio a otra dimensión. El Nueve, traducción: una “nueva” España, tras “rematar” a su archienemigo, sencillamente irreconocible…Y veamos a los nueve vengativos farsantes…

…Dolores Delgado (1), La Lola, en su día ministra de (in)justicia, a la sazón notaria mayor del reino. Hogaño, Fiscal General del Estado. Notaria, pues, de la irreverente aberración antes referida: una notas, vamos.

Pedro Garrido Chamorro (2), director general de registros y notariado.

Félix Bolaños García (3), secretario general de la Presidencia del Gobierno.

Antonio J Hidalgo López (4), subsecretario de la Presidencia, relaciones con las cortes e igualdad.

Vidal Santos Yusta (5), médico forense.

Tres técnicos que estaban allí presentes para ejecutar la exhumación de los restos mortales (6, 7 y 8).

Miguel Ángel Oliver Fernández (9) secretario de Estado de comunicación (éste no consta en el acta levantado por la ministra; es el “más uno” que se incorpora más adelante).

Aseveraba Alberto Bárcena que las tres máximas e ilegítimas autoridades se situaron separadas en la explanada cerca del helicóptero, y que, en el momento clave, no permanecieron juntas. Se empleó el ritual grado noveno, que consiste en que los elegidos, para significarse, dan “nueve golpes, uno de ellos por separado (el que llega el último)”.

Según Bárcena, “lo pudieron hacer perfectamente en la basílica o la explanada”. Además, para realizar el rito se precisa, entre otras cosas, de una escalera de mano de doble hoja (símbolo del grado treinta), de la presencia de dos familiares y de ciertos símbolos de destrucción que envuelvan el féretro.

Se quitan la máscaras y te la colocan a ti en forma de satánico bozal

Los referidos hechos de la diabólica profanación, noviembre de 2019. Desde el inicio de la plandemia, a porta gayola, se quitan el velo (de Isis). Desde el inicio, firmaron y rubricaron todo: puro mandileo. Un indeleble glorioso verbigracia, el “funeral” de estado de la farsa covid. Lo postrero, la psy-op mallorquina para forzar la «vacunación» de la chavalería, nítida. El citado bozal. Pasando por las campañas de vacunación, ora masónicas ora satánicas: entraremos en tu mente. Todo preñado de inquietante y tenebrosas simbología.

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Y, por supuesto, algo inamovible en el gobierno de Perro Sandez. Número de ministerios: 22, tal Dúo Sacapuntas. Junto al 11 y al 33, Números Maestros de las logias. El 22, como los otros dos, altamente espirituales. El número maestro 22, vinculado al Maestro Constructor (¿“construyendo” una Nueva España?). Y recuerden que para los zumbadísimos ocultistas, los múltiplos de un número, el 11 clave, amplifican y fortalecen y vigorizan el ritual y el efecto deseado.

El Nuevo Orden Mundial (NOM o NWO) establece que no se podrá ni comprar ni vender a menos que se tenga un número asignado (recogido del Libro del Apocalipsis 13,17). El demoniaco – luciferino dirían ellos – objetivo del NOM es mermar definitiva e irreversiblemente nuestra humanidad mediante la reducción de los seres humanos a un solo dígito (a exterminable ganado), y así dar paso al hombre “perfecto”. Ya saben, transhumanismo

…Pues lo dicho en tantas ocasiones, os metéis vuestra puta «luz» por donde os quepa. Payasos. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.