22/11/2024 00:55
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En Tuluá, en el Valle del Cauca, tuvo lugar un anacrónico, burlesco, de mal gusto, mal intencionado suceso que deja en entredicho la capacidad de la policía nacional colombiana. Un hecho que traspaso las fronteras geográficas y los márgenes de la razón. ¿Pero cómo es posible que se recree al nazismo y se relacione a la Alemania actual? Y es que no hay respuesta alguna a un fenómeno como el semejante que traspasa las barreras no solo del entendimiento sino de la cordura, de la sensatez y de la moral.  

Luego de la tan reciente visita del presidente Duque a Israel, y en este caso específico al Yad Vashem que recuerda a los 6 millones de víctimas judías exterminadas por la maquinaria del terror nazi. Sin contar a los otros millones de distintos credos y grupos perseguidos y eliminados de forma brutal y feroz por quienes los vallecaucanos con honor portaron esos uniformes de Gestapo y hasta SS.     

La Escuela de Policía Simón Bolívar de Tuluá, no solo porta el nombre del Libertador, sino que ahora tiene fama internacional y no por ser los mejores policías del mundo como algún otro lo habrá ostentado, empero, por este tan vergonzoso hecho. Nazis criollos, ni más ni menos. Resulta que ahora Colombia, un país tan lejano a los hechos ocurridos en la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto, ofende a todas las víctimas de este. Judíos, gitanos, comunistas, etc., que fueron asesinados sin piedad entre 1939 y 1945, sin que la sociedad internacional hiciera mucho, o más bien casi nada. 

A este insólito insuceso que tuvo lugar en Tuluá, se pronunció el presidente, la embajada de Israel y de Alemania, en donde incluso es un delito este tipo de eventos, y la comunidad judía de Colombia.  

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Pero, más allá de lo sucedido, se puede entrever la ignorancia y la gran falta de educación que prevalece dentro de los uniformados y de paso entre los civiles. La falta de educación en este tema y en otros más es el problema que suscita semejante hecho. Y es que hasta un retrato de Adolf Hitler fue recreado como si se tratara de alguna película sobre la Segunda Gran Guerra, pero no era esto, era la realidad, una realidad a miles de millas y luego de decenas de años que se revivía sin importar lo que en verdad esa realidad significó.  

El coronel Jorge Ferney Bayona fue destituido de forma casi que inmediata y por obvias razones, pues es quien estaba a cargo de este tan errado insuceso. Al coronel Bayona le faltaron algunas clases de historia y demás, al igual que a otros tantos miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional. A ver si en vez de hacer los tales «días internacionales» y quien sabe que más cosas, se empeñan en educar a los integrantes de la institución. 

La opinión internacional de Colombia importa, y no es buena hasta el momento, más bien empeora cada vez más. Ahora no solo es Pablo Escobar, sino el de nazis criollos y tropicales.  

Se necesita una reestructuración evidente de las Fuerzas Militares y Policía, en la cual se haga un esfuerzo importante para que quienes porten el uniforme lo hagan con respeto, pundonor y coherencia, de lo contrario son instituciones de papel, que un día se esfumaran con el viento.  

Autor

David A Rosenthal