22/11/2024 07:42
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            En una famosa alocución, José Antonio declaraba que España padecía tres problemas, que había tres enemigos de la unidad patria:

Los separatismos que buscan exacerbar lo particular para desintegrar (“el nacionalismo es el individualismo de los pueblos”)
La división creada por la izquierda fomentando la lucha de clases
La división creada por la derecha liberal en forma de partitocracia que prostituye el auténtico ideal democrático.

Por eso cabe que el pensamiento joseantoniano no caiga en los enredos de la derecha faltona y banderillera. Falangismo es “estilo”, recordarán los viejos camaradas. Podemos y debemos gritar “¡Puigdemont a prisión!” claro que sí. Pero hemos de personarnos ante las sedes de Caixabank y BBVA, que en sendos ERES monstruosos maniobran para echar a la calle, de una tacada, a más de 11.000 trabajadores, después de obtener, en el último ejercicio fiscal, beneficios de 1.381 millones de euros (Caixabank) y 606 millones de euros (BBVA).

Podemos enfrentarnos al comunismo de Galapagar, claro que sí, pero también a los programas políticos abascalizantes que proponen, bien a las claras, la eliminación del sistema público de pensiones.

Podemos enfrentarnos al Presidente más mentiroso del que se haya tenido noticia jamás, Sánchez el Sanchista, claro que sí, pero no sin olvidar que el sistema de partidos necesita, como el aire que respira, fomentar la división entre compatriotas, una vez que el sistema de representación ha derivado en mero marketing neo orwelliano. El sistema de partidos va de la mano del capitalismo atomizante, que abandona al ciudadano como mero votante, como mero consumidor de productos estúpidos estúpidamente producidos por un sistema que se apoya en una legislación laboral insultante y unos medios de comunicación aborregadores.

Nuestro sitio está “al aire libre”, fuera del ambiente tumefacto de un sistema sin control por el cual las multinacionales adquieren un tamaño y extensión incontrolable democráticamente, por el cual la globlalización produce el hundimiento de las clases medias y la creación de masas sonambulares desprovistas de elevación espiritual.

“El camino más corto entre dos puntos pasa por las estrellas”, dejó dicho José Antonio. El nacional sindicalismo no puede concebir la Patria sin el Pan y la Justicia, tampoco sin atender a aquella realidad profunda de lo humano que llama a la Trascendencia, al servicio como acto heroico de Amor, a la restitución de una dignidad humana que atienda tanto a lo material como a lo místico.

La unidad de España, ya lo escribimos hace poco, no es cuestión de fronteras: es cuestión de acabar con los ejes izquierda / derecha y arriba / abajo, recoser el país en una misión armoniosa que dé cuenta del legado hermoso de la historia común, de la pluralidad riquísima de nuestras culturas y de una juventud a la que se está lanzando al puro precariado, sin otro horizonte que una mezcla de materialismo grosero y explotación insensible a los mínimos de una dignidad social.

Ni babor ni estribor pueden pueden guiar el barco. La razón de la proa, guiada por las constelaciones, atenta tanto a la mar como a su rumbo celeste, es la razón inclusiva, clarividente, que abre caminos en pos del amanecer.

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REDACCIÓN
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