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“Estar “juntos en oración” es más importante que recordar la doctrina católica sobre la moral sexual, ha venido a reconocer el obispo Arnold en declaraciones a LifeSiteNews, confirmando así una política de acercamiento al ‘lobby lavanda’ que lleva ya años en aquella Iglesia nacional”.
Este párrafo –que acabo de leer en Infovaticana — me ha dado luz para resumir en cuatro palabras lo que durante años no he logrado entender. .. A lo largo de los últimos trece lustros me he preguntado infinidad de veces “¿Qué está ocurriendo en nuestra santa Madre la Iglesia Católica?”, sin lograr que cuajase en pocas palabras, una buena definición del fenómeno incompresible….Ahora, inesperadamente, leyendo las palabras del obispo Arnold “¡he visto!”… de golpe, al modo de Saulo camino de Damasco, y he comprendido la realidad que vivimos: “El Catolicismo lo han convertido en una religión de cachondeo”… Dicho en otra palabras: ciertos Jerarcas de la Iglesia han arrinconado el Evangelio, se han creído con capacidad para enmendar la plana al Divino Maestro y al Magisterio Tradicional de la Iglesia consiguiente, y han decidido a modo del maestro Ciruela, —que no sabía leer y montó una escuela--, cambiar los dogmas, la moral y el culto.
La doctrina del caballero Arnold es “genial” y se puede resumir así, “Nos juntamos a rezar y a continuación montamos una bacanal”. No es fácil encontrar una fórmula tan sencilla para acabar con la moral y con la propia Iglesia.
Es como para preguntarse: ¿Pero es que, en Roma, para llegar a ser obispo, piden la condición de ser bobo o tener desvariados los instintos? No le veo otra explicación a las meteduras de pata que podemos leer en ciertas revistas católicas. Siempre ha tenido la Iglesia, infiltrados en sus filas, enemigos contra los que luchar pero, al menos, eran herejes inteligentes. (Vale la pena recordar la teoría del profesor de griego y latín en la Universidad Santo Tomas de Villanueva de la Habana — el P. Angel –: “¡para ser hereje hay que ser inteligente!”). Así había sido siempre hasta que han aparecido estos nuevos herejes de pacotilla, aunque nefastos, que sueltan necedades mastodónticas sin inmutarse.
Se ve que la Humanidad está degenerando intelectualmente. Quizás se deba a los maravillosos avances en los descubrimientos técnicos que han fomentado una hipertrofia de la inteligencia pragmática para los descubrimientos científicos y le está anulando su capacidad para progresar en Sabiduría. Del mismo Vaticano, –que durante siglos ha iluminado con su ciencia y los escritos pontificios la inteligencia , no solo de los católicos, también del hombre como ser racional– están apareciendo documentos confusos, incluso para los especialistas.
¿A qué se debe esta flojera en el magisterio episcopal de tantos obispos?
Creo que la Iglesia docente debería tener las agallas suficientes como para reconocer como enfermedad mortal, ese cáncer llamado Modernismo y que se adueñó totalmente de los resortes del poder con el Vaticano II y sigue haciendo estragos doce lustros después Los grandes papas del siglo XIX y XX intentaron evitar ese desastre y tomaron medidas que fueron desdeñadas por aquellos que ya estaban picados de la enfermedad. León XIII y, sobre todo San Pío X vieron claro a donde llegaríamos si no se ponía remedio a tiempo.
Escribo este artículo no como católico sino como simple español. Por supuesto que me preocupa–y muchísimo– como creyente la deriva del Catolicismo pero, como ciudadano de la Patria que fue paradigma de nación católica, tengo la certeza de que el estado actual de postración en que se halla nuestra Patria, es la consecuencia de haber perdido España la Fe en cuanto pueblo. A pesar de que pueda escandalizar el proclamarlo, la Historia –que es la gran maestra y testigo de la vida de los pueblos– demuestra que no se puede ser verdadero español si no se es católico. Hay dos pueblos que no se pueden desprender del Verdadero Dios, sin pagar las consecuencias: el judío y el español.
Decía en otro artículo que, hoy, España es una birria. Ahora me atrevo a decir que esto se debe y ocurre desde que el Catolicismo es un cachondeo. Las dos cosas van ligadas. Hace ochenta y cinco años una Jerarquía Católica Española lanzo al mundo su famosa carta denunciando los crímenes de los rojos, lo que provocó el cambio total de los obispos del mundo sobre una realidad histórica que estaba siendo ocultada al mundo. Pero es que había obispos –como el catalán cardenal Gomá–, que tenían la claridad de ideas de un apóstol y el coraje de un cruzado. Y, como él, la mayoría de quienes firmaron la carta. ¿Pueden imaginarse lo que habrían hecho en 1937 Omella y los obispos que dejan profanar el Valle de los Caídos y que sonríen a la puerquita que exhibió sus téticas en la capilla de la Universidad, ofendiendo a los asistentes y sobre todo a Dios?
Como español no puedo menos que mostrar mi desprecio por quienes dejan en tal mal lugar a mi Madre la Iglesia Católica. Y la desprestigian porque la hacen ver como una desagradecida ingrata, incapaz de reconocer que sin Franco y lo que representa –el Ejército Liberador—no hubiera recuperado la Libertad que perdió bajo el dominio rojo, ni se habrían reconstruido las iglesias quemadas o destruidas, ni hoy gozaría del prestigio y poder que recuperó gracias a la Victoria en la Cruzada.
¿Qué ideas tienen nuestros obispos sobre lo que fue la Cruzada y la Victoria del 1º de abril de 1939? ¿Qué es lo que les asusta y los hace tan cobardes y desagradecidos? ¿Tan ignorantes e incultos son que ignoran lo que supuso el Régimen para la reconstrucción de España, y su progreso material, partiendo de la destrucción total, consecuencia del marxismo criminal y ruinoso? ¡De pena! ¡Y de vergüenza!
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.