22/11/2024 00:51
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Me gustaría saber cómo explicará Donald Tusk el pacto antinatura de Pedro Sánchez con terroristas, comunistas, golpistas, separatistas y nacionalistas profascistas.

Desde hace tiempo venimos observando que esta generación de políticos ha denigrado el «arte noble» de la Política. Han perdido la ética, la educación y las formas. Hemos pasado de los políticos de la transición, con un claro afán de servicio, a la tropa que ahora tenemos en las institucionales nacionales, autonómicas y locales.

Se hace una política de papel basada en el insulto innecesario. La mayoría de los representantes carecen de una riqueza léxica, por lo que no aciertan a expresar lo que quieren decir. Se quedan a mitad de camino. Entre la izquierda ‘ranchera’, el vocablo más socorrido es «fascista» para denominar a quienes no piensan igual que ellos; es una prueba más del déficit expositivo y didáctico. Tal vez lo peor de todo es que no saben lo que significa porque les han explicado una asignatura de historia tergiversada y ellos no se han molestado en ser autodidactas.

Viene a cuenta lo anterior por el pacto entre VOX y el PP en Castilla y León. Aprovechando lo del Pisuerga, que pasa por la ciudad sede de las Cortes autonómicas, desde el jueves se ha aireado el vocablo referido sin ton ni son. Incluso, ha habido siete procuradores (en Castilla y León no son diputados, como en otras latitudes) del PSOE regional que, henchidos de odio y deficiente formación política, además de muy próximos al analfabetismo histórico, se han negado a dar la mano al nuevo presidente de las Cortes: Carlos Pollán, miembro de VOX. ¿Han demostrado una actitud fascista? Pues sí, sin duda, y ya son el hazmerreír de la ciudadanía. Merecen orejas de lo que son: burros, tres pollinos y cuatro burras.

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En vez de esperar a ver si funciona el modelo o se convierte en un fiasco como los de Óscar Puente y «El mentiroso», Pedro Sánchez, se han lanzado a la piscina sin agua y sin conocer los equipos que va a formar el nuevo líder de VOX ni las consejerías destinadas a esa formación. Es una prueba más de la ignorancia que arrastran en Castilla y León los socialistas, actualmente sin líder y que ya prepara su salida tras amontonar fracasos de todo tipo.

Castilla y León precisan salir adelante con urgencia, por eso hay que hacer que funcione, así lo ha ordenado la ciudadanía y quiere que funcione con los partidos de derecha; parece que la izquierda remendada y degenerada no interesa en León ni es Castilla. También sería una forma de dar en los morros a los desnortados antisistema que viven de la subvención y la mamandurria, al igual que a los sindicatos sectarios, que dejarán de recibir subvenciones del erario público, algo que exigiremos a partir de hoy. 

Dentro del propio Partido Popular también tienen que hacer propósito de enmienda y reflexión algunos personajes muy conocidos. Mientras que Díaz Ayuso se ha adelantado a la realidad, como de costumbre, otros se han estrellado; sin ir más lejos el propio Esteban González Pons, presidente del comité organizador del XX Congreso Nacional del PP, quien, dicho sea de paso, ya ha cambiado su opinión sobre Fernández Mañueco. Hay que esperar sin lanzar las campanas al vuelo ni botellas a la cabeza de los firmantes del pacto.

Igual que González Pons se ha retractado de llamar «extrema derecha» a VOX, ahora toca a otros, empezando por el propio Feijóo. De Pablo Casado, sus traiciones y contradicciones es mejor ponerlas a un lado, de momento. Fue él quien autorizó a Mañueco a pactar con VOX llegado el momento y si había necesidad.

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No es de recibo el daño que Casado ha hecho a su partido intencionadamente para salvar su trasero; ha vendido el partido por unos papeles falsos contra Díaz Ayuso; ha «regalado» el Tribunal de Cuentas para salvarse él y ha mentido premeditadamente contra Díaz Ayuso en dos emisoras de radio. Su guinda de pastel han sido las declaraciones efectuadas ante el líder del grupo parlamentario popular europeo. Donald Tusk, a quien ha instado al ridículo más vergonzoso, con patrañas de degenerado y mentiras vengativas. Mucho antes debieron de enviarle a los corrales.

La afirmación de Tusk sobre la «capitulación» del PP ante VOX aún está por demostrar. Si eso es capitulación, me gustaría saber cómo explica el pacto de Pedro Sánchez con terroristas, comunistas, bolivarianos, golpistas, separatistas y nacionalistas con raíces en el fascismo. Siempre volvemos a la paja en el ojo ajeno y a la viga en el propio.

Hemos empezado hablando de la degeneración de buena parte de la clase política y ahí tienen varios ejemplos de donde extraer enseñanzas. Unos siguen en sus trece y otros han cambiado el rabo: donde hablaban de «no pactar con la ultraderecha», ahora hablan de «dar estabilidad a las instituciones en Castilla y León».

Autor

Jesús Salamanca Alonso