21/11/2024 19:58
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Sin duda las horas más felices vividas en la “Democracia que nos dimos” han sido, a mi entender,  las vividas desde la entrada  glorioso Teniente coronel de la Guardia Civil, en el Congreso,  hasta la consumación de la traición a España del Sucesor de Franco, al ordenar a un “irreconocible” Milans del Bosch,  dar marcha atrás y encerrar los tanques. ¡Qué ocasión perdió  el  líder  de la División  de Azul, de pasar a la Historia como un nuevo D. Pelayo, que recordaríamos siempre todos los españoles,  dignos de ese nombre,  por los siglos de los siglos! Y lo mismo pienso de  todos los otros “generales rajados”, responsables ante la Historia (junto a todos los políticos democráticos),  de la  planeada voladura de España, y  de todos los desastres caídos sobre esta pobre  patria nuestra, tras pisotear  Cruzada y  la sangre de nuestros héroes y mártires.

Jamás podré borrar de mi memoria esa conducta indigna, por la cual se olvida  el resto de grandes servicios  prestados por ellos  anteriormente.

Disculpen mi desahogo pero cuarenta años no han sido suficientes para digerir lo ocurrido  la noche del 23-F y el día 24.  Esa  imposibilidad se ve reforzada al ver  cómo “los trastornados de la Moncloa”,  planifican  con la máxima maldad y alevosía — decreto a decreto — la ruina y  la destrucción de España,  de su economía y de su Fe. Todo ha sido posible  tras la eliminación del “Ejercito de la Victoria” sustituido por el “Ejército de la Señorita Pepis” al servicio de los Dueños del Mundo e  incapaz de proteger nuestras fronteras y barrer de mierda roja y separatista el suelo patrio. Su actual  misión es ejercer de “camarero de los Ejércitos” de las Democracias extranjeras. Si no sirve para lo que debiera ¿para qué lo mantenemos”? Inviertan “su presupuesto” en pensiones y con sus instalaciones, creen negocios inmobiliarios.

¿Para qué seguir engañando al pueblo manteniendo su fe en  un Ejército protector de sus derechos, y  de sus fronteras? Si su misión se limita a garantizar la permanencia de dos chiflados en la Moncloa, dedicados a estudiar al detalle la voladura de España  y,   para ello,  han inutilizado  las Cortes y  están a punto de hacer lo mismo con el Poder Judicial. Por otra parte, Marruecos invade Canarias y nuestros militares no mueven un dedo para impedirlo, ni se dan por enterados.

Para situarnos, y como punto de partida, vamos a recordar algunas hechos absolutamente manipulados. En 1975,  Franco había regido los destinos de España  durante  39 años; los españoles habíamos olvidado la Guerra, no había ya ni  vencedores ni vencidos  y,  mientras tanto, unos cuantos chorizos en potencia, al no poder satisfacer sus deseos, intentaban un  cambio de régimen para volver,  así,  a  tiempos de “libertad para robar” desde los puestos  políticos, y no se cansaban de cantarnos las maravillas de la Democracia. El pueblo vivía ajeno a esos deseos,  olvidado de la política, despreocupado,  porque  Franco parecía inmortal… Y vivía feliz. Tenía dinero en el bolsillo, trabajo abundante y  hacía “lo que le daba la gana” (máxima aspiración de todo  verdadero español).  Esa era, a grandes rasgos, la España de 1975. Pero el Caudillo era mortal y el 21 de noviembre, ese mismo pueblo,  hizo colas kilómetros para decirle adiós.  Nunca un gobernante  tuvo un entierro parecido. Era la gratitud de la Patria,  cuajada en horas de espera.

Los hongos se reproducen a velocidad de vértigo y aparecieron los partidos políticos, que durante cuarenta años no habían respirado y pronto aprendieron a hacer tanto ruido  que España empezó a ser irreconocible.

Los españoles habían dormido ajenos a la política, “durante la Dictadura” pero  la Sinagoga de Satanás estuvo muy despierta y durante cuarenta años, había estudiado al detalle,  sin ruido,  el proyecto para la destrucción de la obra de Franco,  con un plan perfecto. ¿Cuántos millones le costó? (¡Será por dinero!, si tienen todo el oro del mundo….)  ¡Aún quedan ilusos  que consideran “el haraquiri” fue  un producto del “amor a la libertad”! De todos modos,  hubo 59 procuradores con dignidad e incorruptibles. La Sinagoga siempre se ríe de todas las normas y,  en este caso,  pasó por alto que no hay posibilidad de redactar una Constitución sin previa elección de diputados constituyentes, La Constitución de 1978 nació en forma absolutamente ilegal,  pues  oficialmente fue redactada por procuradores, sin poderes,  elegidos como legisladores. No entiendo por qué no se habla de esto punto fundamental. (Eustaquio Galán se desgañitó en EL ALCAZAR  señalando el fallo “legal”, pero inútilmente.,)

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Y así tuvimos, “nuestra Constitución”  –redactada de ante mano  en las cavernas del Poder Supremo sin rostro– atribuida a  los “Padres de la Patria” –y el pueblo se lo ha creído–.

Texto maravillosamente estudiado para hacer volar a España en pedazos,  en lo hora oportuna, –pero envuelto, eso sí,  en una comedia que presenciamos,   representada con mucho arte,  en el teatro de las Cortes

Ahora bien, resulta que no fue así, pues nos informaron que “en realidad”,  la habían escrito entre dos personajes… uno de ellos Abril Martorell (la verdad es “ni ellos se aclaran”  sobre “lo que debe saber el pueblo”)… Háganme caso: la redactaron en la “oficina de proyectos” de la Sinagoga de Satanás).

Y cuando tuvimos Constitución vinieron las votaciones,  con  el inevitable “pucherazo”. Trajeron con tiempo,  a los mejores especialistas mundiales en la manipulación  de la informática (de esto solo habló “el Alcázar”…) y, lógicamente, quedaron fuera de combate,  los que hubieran defendido el Régimen traicionado.

Estas pinceladas pueden situar a los que no tienen cuarenta años y quieren saber algo  real no míticosobre la Transición,  siempre que se decidan a estudiar el tema. Y con  Constitución y Partidos políticos empezamos la Vida Democrática de la España postfranquista. Lo que vino detrás lo veremos en próximos artículos.

Sin duda las horas más felices vividas en la “Democracia que nos dimos” han sido, a mi entender,  las vividas desde la entrada  glorioso Teniente coronel de la Guardia Civil, en el Congreso,  hasta la consumación de la traición a España del Sucesor de Franco, al ordenar a un “irreconocible” Milans del Bosch,  dar marcha atrás y encerrar los tanques. ¡Qué ocasión perdió  el  líder  de la División  de Azul, de pasar a la Historia como un nuevo D. Pelayo, que recordaríamos siempre todos los españoles,  dignos de ese nombre,  por los siglos de los siglos! Y lo mismo pienso de  todos los otros “generales rajados”, responsables ante la Historia (junto a todos los políticos democráticos),  de la  planeada voladura de España, y  de todos los desastres caídos sobre esta pobre  patria nuestra, tras pisotear  Cruzada y  la sangre de nuestros héroes y mártires.

Jamás podré borrar de mi memoria esa conducta indigna, por la cual se olvida  el resto de grandes servicios  prestados por ellos  anteriormente.

Disculpen mi desahogo pero cuarenta años no han sido suficientes para digerir lo ocurrido  la noche del 23-F y el día 24.  Esa  imposibilidad se ve reforzada al ver  cómo “los trastornados de la Moncloa”,  planifican  con la máxima maldad y alevosía — decreto a decreto — la ruina y  la destrucción de España,  de su economía y de su Fe. Todo ha sido posible  tras la eliminación del “Ejercito de la Victoria” sustituido por el “Ejército de la Señorita Pepis” al servicio de los Dueños del Mundo e  incapaz de proteger nuestras fronteras y barrer de mierda roja y separatista el suelo patrio. Su actual  misión es ejercer de “camarero de los Ejércitos” de las Democracias extranjeras. Si no sirve para lo que debiera ¿para qué lo mantenemos”? Inviertan “su presupuesto” en pensiones y con sus instalaciones, creen negocios inmobiliarios.

¿Para qué seguir engañando al pueblo manteniendo su fe en  un Ejército protector de sus derechos, y  de sus fronteras? Si su misión se limita a garantizar la permanencia de dos chiflados en la Moncloa, dedicados a estudiar al detalle la voladura de España  y,   para ello,  han inutilizado  las Cortes y  están a punto de hacer lo mismo con el Poder Judicial. Por otra parte, Marruecos invade Canarias y nuestros militares no mueven un dedo para impedirlo, ni se dan por enterados.

Para situarnos, y como punto de partida, vamos a recordar algunas hechos absolutamente manipulados. En 1975,  Franco había regido los destinos de España  durante  39 años; los españoles habíamos olvidado la Guerra, no había ya ni  vencedores ni vencidos  y,  mientras tanto, unos cuantos chorizos en potencia, al no poder satisfacer sus deseos, intentaban un  cambio de régimen para volver,  así,  a  tiempos de “libertad para robar” desde los puestos  políticos, y no se cansaban de cantarnos las maravillas de la Democracia. El pueblo vivía ajeno a esos deseos,  olvidado de la política, despreocupado,  porque  Franco parecía inmortal… Y vivía feliz. Tenía dinero en el bolsillo, trabajo abundante y  hacía “lo que le daba la gana” (máxima aspiración de todo  verdadero español).  Esa era, a grandes rasgos, la España de 1975. Pero el Caudillo era mortal y el 21 de noviembre, ese mismo pueblo,  hizo colas kilómetros para decirle adiós.  Nunca un gobernante  tuvo un entierro parecido. Era la gratitud de la Patria,  cuajada en horas de espera.

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Los hongos se reproducen a velocidad de vértigo y aparecieron los partidos políticos, que durante cuarenta años no habían respirado y pronto aprendieron a hacer tanto ruido  que España empezó a ser irreconocible.

Los españoles habían dormido ajenos a la política, “durante la Dictadura” pero  la Sinagoga de Satanás estuvo muy despierta y durante cuarenta años, había estudiado al detalle,  sin ruido,  el proyecto para la destrucción de la obra de Franco,  con un plan perfecto. ¿Cuántos millones le costó? (¡Será por dinero!, si tienen todo el oro del mundo….)  ¡Aún quedan ilusos  que consideran “el haraquiri” fue  un producto del “amor a la libertad”! De todos modos,  hubo 59 procuradores con dignidad e incorruptibles. La Sinagoga siempre se ríe de todas las normas y,  en este caso,  pasó por alto que no hay posibilidad de redactar una Constitución sin previa elección de diputados constituyentes, La Constitución de 1978 nació en forma absolutamente ilegal,  pues  oficialmente fue redactada por procuradores, sin poderes,  elegidos como legisladores. No entiendo por qué no se habla de esto punto fundamental. (Eustaquio Galán se desgañitó en EL ALCAZAR  señalando el fallo “legal”, pero inútilmente.,)

Y así tuvimos, “nuestra Constitución”  –redactada de ante mano  en las cavernas del Poder Supremo sin rostro– atribuida a  los “Padres de la Patria” –y el pueblo se lo ha creído–.

Texto maravillosamente estudiado para hacer volar a España en pedazos,  en lo hora oportuna, –pero envuelto, eso sí,  en una comedia que presenciamos,   representada con mucho arte,  en el teatro de las Cortes

Ahora bien, resulta que no fue así, pues nos informaron que “en realidad”,  la habían escrito entre dos personajes… uno de ellos Abril Martorell (la verdad es “ni ellos se aclaran”  sobre “lo que debe saber el pueblo”)… Háganme caso: la redactaron en la “oficina de proyectos” de la Sinagoga de Satanás).

Y cuando tuvimos Constitución vinieron las votaciones,  con  el inevitable “pucherazo”. Trajeron con tiempo,  a los mejores especialistas mundiales en la manipulación  de la informática (de esto solo habló “el Alcázar”…) y, lógicamente, quedaron fuera de combate,  los que hubieran defendido el Régimen traicionado.

Estas pinceladas pueden situar a los que no tienen cuarenta años y quieren saber algo  real no míticosobre la Transición,  siempre que se decidan a estudiar el tema. Y con  Constitución y Partidos políticos empezamos la Vida Democrática de la España postfranquista. Lo que vino detrás lo veremos en próximos artículos.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.