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Lo que empieza mal, acaba peor. Pedro Sánchez, el Dr. cum fraude, y otros apelativos, ahora el enterrador -tras la escabechina de su mala gestión Covi-19-, es un caso de libro. Está ahí por una maniobra continuada oscura, en la que se ve aplicó su Manual de Resistencia, libro que dicen escribió él, y en cuya situación parece cumplirse que, «el que resiste, gana», muy celiano y que don Camilo hasta eligió de epitafio. Le reconozco a Pedro Sánchez sus habilidades en el mal; para engañar las tiene todas. Pero para ser un presidente, no tiene ninguna. Un presidente leal a España y responsable, aunque fuera de otra ideología, no compartida. Pero que respeta la contraria, la Constitución, y acepta la derrota en las urnas que previamente no manipuló, única forma de mantener la democracia.
El líder socialista -que nunca jugó limpio- aprueba al tercer intento y por la mínima su investidura. Supera otro obstáculo en una trayectoria de altibajos y fragilidad en sus apoyos. Alcanza la Presidencia por la moción de censura contra Mariano Rajoy en junio de 2018, pero se le resistía el debate de investidura, que finalmente logra aprobar por la mínima (167 ‘síes’ frente a 165 ‘noes’) Calificado de «político de siete vidas», hay que ver la trayectoria que le ha llevado hasta este momento. Empezó como concejal en el Ayuntamiento de Madrid a los 32 años hasta desembocar en el Ejecutivo a los 46. Véase su degeneración final que aún fue a peor, tras engañar y contradecirse al pactar con etarras, nacionalistas, separatistas, comunistas, y todo lo peor que ya había conseguido meterse en el Congreso, y en cuya mugre se apoya a base de darles sus concesiones, al precio que sea, con tal de seguir siendo presidente.
¿Hasta dónde llegará con la sociedad que padecemos? Con el electorado que tiene… Una sociedad, primero dividida, gracias al satánico ZetaP; segundo, no ya corrompida y degradada, si no, una sociedad, en estado de descomposición, cuya pandemia afecta a toda la nación. Todo ello merced a la filosofía izquierdista: dejar que entre libremente el virus, sin controlar los puntos de acceso, tal como el aeropuerto de Barajas. Eso es el progresismo de este gobierno «progresista, feminista», como se le llena la boca en llamar. El más reciente progreso consiste en reunir a los presos etarras en las cárceles vascas y darles la competencia de prisiones a esta comunidad rebelde. Otro tanto se pude decir con el indulto de los «presos políticos» como se llaman, los políticos presos que dieron un golpe de estado en Cataluña, y que quieren dar otro más gordo. ¿Cómo no va a mirar por los delincuentes presos si él es de su misma camada? El objetivo común es destrozar a España, por los cuatro costados. ¿Cómo se permite tal despropósito a un presidente pactando con los mayores enemigos de la nación? Habría que preguntárselo al traidor, Pablo Casado. El mejor servicio que prestaría a España Casado, sería el de quitarse del medio. Ha demostrado que España le importa un pito. Y así siguen los escándalos unos tapándose con los otros, mientras que a la oposición solo le importa liquidar a VOX. Otro nuevo escándalo de abusos sexuales con las niñas tuteladas en Baleares. ¿A cuál tapa éste? ¡Qué depravación! Y otro invento más de última hora, del falso doctor cum laude. No sólo dice el psicópata que no va a adelantar las elecciones, si no que las va a atrasar, a lo que sus ministras y «ministres», brindan con: «larga vida a este gobierno». Piensa en enero de 2024. Si llegamos. Con la pandemia y el estado de alarma en las autonomías, y las vacunas, y la que está liando, ya no podemos decir nada. Como a él le gusta; que callemos. Y por eso además se entretiene en hacer trámites jurídicos para alargar la legislatura, entre sus sueños de Emperador.
¿Convocará elecciones aun fuera del plazo que manda la Constitución? ¿Cuándo la respetó? En su fuero interno, le gustaría ver arder a España entera, como a Nerón con Roma. Lo triste es que, tanto estúpido perverso como él, le ayuden a pegarle fuego. Y tanto tibio que aprovechará para calentarse las manos en la lumbre, y así fortalecerá la ley del número que necesita. Está bien representado por su electorado, y esto es lo peor. Un electorado tan estúpido y enfermo, que con su naturaleza de escorpión, no le importa que se hunda su barco con tal de fastidiar a su vecino, y que le gusta tirar piedras a su propio tejado con tal de zaherirle.
Desde que la izquierda tomo las riendas de España, la dividió, envenenó, e hizo retroceder un siglo atrás. Estos son los «progresistas», los que nos traen la peor España del cainismo fratricida, del guerracivilismo y enfrentamiento entre españoles, y las peores políticas jamás imaginadas. (Y menos mal, que ellos, ellas, y elles, sus miembros, «miembras» y membrillos, son solo progresistas) Si no, ¿hasta dónde nos retrocedería esta «infame turba de nocturnas aves? Desde el 11 M, que organizaron es fácil de llevar al matadero a una sociedad así, en estas condiciones: invalidada y enferma, con la pandemia encima que no acabará nunca. Cuando se tragó aquello ya se traga todo, y desde entonces todo viene siendo 11 M. El gobierno no procuró para nada arreglar el problema de la pandemia, sino el de sacarle el máximo partido. Con una sociedad fracturada cada vez más empobrecida, y metida en tan hermética trampa, de cuya ratonera no podrá salir, le resultó todo muy fácil.
¿Qué pasará? Jamás nos vimos en situación peor. Esto sólo ocurre cuando el demonio se confunde con la serpiente.
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