22/11/2024 06:48
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Francia, Niza, 9 de la mañana. Una mujer rezando en la basílica de Notre Dame. Al grito de “¡Alá es grande!”, un terrorista islamista se abalanza sobre la indefensa víctima escogida y la degüella. No conforme con ello, intenta seccionarle totalmente la cabeza. El yihadista que continua dentro del templo católico, degüella también al sacristán invocando nuevamente a Alá. Una mujer de 40 años es su tercer objetivo que resulta muy mal herida por las cuchilladas del fanático asesino. Consigue escapar de la matanza perpetrada en la Casa de Dios, pero fallece minutos después en un bar cercano a pesar del intento de los socorristas por salvarle la vida. La policía consigue reducir finalmente a tiros al muyahidín que no dejaba de gritar “¡Alá es grande!” hasta su muerte en el hospital.

Lamentablemente, la tragedia no acabó allí porque no deja de ser una muestra más de que el terrorismo islamista continua con su guerra declarada y sigue avanzando. Francia está en peligro, pero no solo ella sino toda Europa y los restos del Occidente que un día se llamó Cristiano.

El carnicero era un tunecino de 21 años de nombre Brahin Aoussaoui, inmigrante clandestino que llegó el 20 de septiembre de este año a la isla italiana de Lampedusa, llegando luego a Bari junto a otros más de 800 ilegales, y de allí a Francia.

Europa está en peligro y muy grave, no solo por la amenaza del terrorismo islámico instalado desde hace tiempo ya en el corazón del continente -en la actualidad reforzado por la invasión de ilegales que parece no tener fin-, sino que también cuenta con complicidades internas y la estupidez de los europeos que cuanto menos callan, miran hacia otro lado o lo que es peor aún, confunden a sabiendas, lo comprende o justifica.

El alcalde de Niza, Christian Estrosi definió la masacre como un atentado de “islamofascismo”. Recordemos que Estrosi pertenece al partido conservador Les Républicains (Los Republicanos), fundado por el ex presidente francés Nicolas Sarkozy y miembro del Partido Popular Europeo (PPE). Que la derecha hable de “islamofascismo” en lugar de yihadismo o terrorismo islamista es una necedad malintencionada. Si siguen en esta dirección los culpables de la masacre serán finalmente Marine Le Pen, Matteo Salvini, Giorgia Meloni, Santiago Abascal o Victor Orban.

En medio de la pandemia chinoglobalista, el avance del totalitarismo sanitario con las gravísimas consecuencias económicas, sociales y políticas, y la anomia de la Unión Europea, ahora sufrimos también de la barbarie, el fanatismo y el secesionismo islámico en Europa. No lo dice un conspiranoico de la extrema derecha sino Emmanuel Macron, el presidente progresista de la República Francesa.

 

No creo que este hecho genere un violento movimiento llamado «Catholics Lives Matter» que saquee, incendie, mate, destruya negocios, propiedades, derribe monumentos y sea apoyado por toda la prensa internacional. Tranquilos no sucederá jamás.

Que Dios acoja en su seno a las víctimas, nos proteja y dé fuerzas ante lo que se avecina.

Autor

José Papparelli
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