25/11/2024 05:01
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Accedió al poder tras prometer que nunca pactaría con los separatistas y que no podría dormir pactando con Podemos, pero, mira tú por donde, lo primero que hizo al llegar a la Moncloa es cambiar el colchón para dormir a pierna suelta tras formar Gobierno con Podemos y apoyar su envestidura en todos los grupos separatistas. Se le llenó la boca de promesas a los unos y a los otros, pero también al resto de los españoles, porque con él, llegaría el diálogo, la justicia social y acabaría con el despilfarro de los recursos públicos Y, a fe mía, que no ha cumplido ni una sola de sus promesas, salvo la de dialogar, pero, claro está, diálogo con los separatistas que le apoyan en el Parlamento, que son quienes insultan a España, a su bandera y a nuestro régimen constitucional (que para ellos no existe). Con los demás, ni agua y como si fuese sordo y mudo. Esto es mendacidad.

Nos ha mantenido encerrados, hasta hace poco, mediante dos estados de alarma (y otro más para Madrid) claramente inconstitucionales, y ello no para erradicar el maldito virus sino para evitar comparecer ante el Congreso para dar cuenta de las medidas que adoptaba. Ha gobernado (y lo sigue haciendo) a su puro capricho, sin tener en cuenta las reglas más elementales del Estado de Derecho y sin pudor alguno. Controla medios de comunicación (a golpe de subvenciones) e instituciones muy importantes del Estado, comenzando por la Fiscalía, la Abogacía del Estado o el CIS, y mantiene un pulso constante con el poder judicial, que es el único que parece frenarle, por el momento. Esto es despotismo.

Ahora no tardará en proclamar que ha vencido al virus y que ha aplacado las iras del volcán de La Palma en uno de esos soliloquios a los que ya nos tiene acostumbrados. Porque tenemos un Presidente que habla pero no escucha (salvo a quienes le adulan), que promete, pero no cumple y cuya única finalidad en todo cuanto hace y dice, consiste en mantenerse en el poder, a costa de lo que sea y de quien sea. Sus vacaciones son intocables, y no las suspende ni aunque se esté hundiendo el mundo o estalle un volcán en La Palma (como así ha sucedido).Con todo ese conjunto de cualidades, no es de extrañar que esté arruinando a España y a los españoles, convirtiéndola en un páramo donde luego será muy difícil sembrar, al más puro estilo de Atila, Rey de los Hunos. Esto es vanidad (y egoísmo, a partes iguales).

Pero vayamos por partes, porque los adjetivos ya se me acumulan (aunque no hemos llegado a la necedad  ni a la traición) y conviene tratar los temas por separado, para lo cual nada mejor que comenzar por los pilares sobre los que se sustenta el Estado de Derecho en nuestra Constitución. Porque la relación y colisión entre los poderes del Estado es habitual y es una garantía de control, aunque en los últimos tiempos en España esta garantía del ciudadano está sumergida en un ambiente de crispación continua y para entenderlo hay que tener en cuenta tres premisas fundamentales:[1]

Donde está el representante no está el representado y además no hay mecanismos ni instrumentos suficientes que garanticen la soberanía real y efectiva del pueblo en este sentido, más allá del voto en la urna cada cuatro años. Las decisiones de los representantes conservan un gran grado de independencia respecto de los deseos del electorado.

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El origen de la búsqueda del equilibrio de poderes se encuentra en la descompensación inicial en la estructura del Estado por naturaleza propia de la organización de un colectivo, ello implica que un poder del Estado siempre quiera someter a otro poder del Estado.

 

En España el poder Legislativo ha sido absorbido por el poder Ejecutivo. Porque el poder Legislativo únicamente actúa como figurante o como una simple fachada de apariencia democrática. De esta manera, el poder Judicial queda como único garante de control real del poder Ejecutivo, pero con un alto componente corporativo donde la falta de expresión soberana del pueblo se intenta completar con la incursión del poder Ejecutivo en el sector judicial a través del órgano de gobierno de los jueces y magistrados, es decir, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Teniendo presentes estas tres premisas, las “maniobras orquestales en la oscuridad” por parte de Sanchez se entienden perfectamente, puesto que, una vez controlado el Congreso y el Senado (mediante el voto de los separatistas), no le queda más obstáculo que los jueces y el Tribunal Constitucional para “hacer mangas y capirotes” (o sea, lo que le venga en gana) en las decisiones que toma. Todo ello, teniendo en cuenta, además, que tiene asegurado el servilismo de medios de comunicación muy relevantes para cubrir de legalidad sus variopintos desmanes. Así se explican sus insultantes gastos en su propia persona y en la Moncloa (de los que no da cuenta alguna, porque se ampara en la vieja Ley de Secretos Oficiales de 1968), la subvención a la compañía venezolana PLUS ULTRA (con más de 51 millones de euros) o la más que vergonzosa reunión con Aragonés, permitiéndole retirar la bandera de España cada vez que comparecía en los medios. Y no me olvido de la transferencia al País Vasco de la competencia sobre prisiones, no sin antes haber acercado a la gran mayoría de los presos de ETA hacia allí, que eso tiene bastante “tela”. Esto es traición y despotismo, a partes iguales

Y es que, del “dinero público no es de nadie” se ha pasado al “España no es de nadie”, con lo cual van a deshacerla en pedacitos antes de arruinarla más aún, y entre el “foco catalanista” (que llega hasta Valencia y Baleares) y el “foco vasco” (que incluye a Navarra) nos vamos a quedar en el puro esqueleto, a menos que reaccionemos a tiempo. Porque luego, ya sabemos por experiencia que rige la ley de Santa Rita: “lo que se da no se quita”, a pesar de que el artículo 2 de nuestra Constitución lo dice bien claro: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Y si lo que está dispuesto a hacer Sánchez, es desmembrar España y permitir que dejen de formar parte de ella ciertos territorios, estará pasándose por el forro a nuestra Constitución. Esto es traición.

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Pero el cinismo de Sánchez (que tampoco conoce límites) ha llegado al puro paroxismo, cuando en la III edición del Foro La Toja-Vínculo Atlántico, en donde ha anunciado la creación de un «proyecto estratégico» para promocionar la lengua española que llevará por nombre “En español, valle de la lengua. Según han confirmado fuentes del Gobierno, esta inversión se trata de un PERTE «megapotente» vinculado a los fondos europeos Next Generation EU.[2] Es, por tanto, lo que ahora se denomina como «una iniciativa transversal» (así la denomina), que promoverá el aprendizaje, la transformación digital, el turismo, las industrias culturales, la ciencia y la empresa teniendo como base el español. Según un portavoz del Gobierno, «la idea es aprovechar las enormes posibilidades del español como lengua universal a través de medios digitales e internet, y generar un ecosistema de innovación que facilite el impulso de un nuevo modelo económico alienado con las demandas de la economía digital global». [3] Eso sí, cuando a Ayuso se le ocurrió hacer algo semejante en Madrid, todo fueron críticas, pero como ha sucedido ya en otras cosas, luego va y copia sus medidas. Esto es cinismo y necedad, a partes iguales (amén de la contradicción que supone con su tolerancia en la imposición de lenguas vernáculas en determinadas CCAA).

Yo ya no sé, con tantas virtudes que adornan a nuestro Presidente, por qué misterioso motivo sigue al timón de esta nave (antes llamada España), porque es como poner a un ciego a los mandos de un avión y, encima, anunciarlo al pasaje. Que no despeguen, por favor, que me apeo …

 

 

 

 

[1] Me remito a lo dicho por Enrique Alberto Maya en “La soberanía nacional y la división de poderes” en el blog HAY DERECHO que puede consultarse en el siguiente link: https://www.hayderecho.com/2021/10/02/la-soberania-nacional-y-la-division-de-poderes/

 

[2] Sobre el concepto de PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) ver el art. 8 del RDL 36/2020 sobre canalización de los Fonos europeos. 

[3] El «ambicioso proyecto», tal como lo presentó y lo definió Sánchez, también extenderá sus tentáculos al desarrollo del turismo y el empresarial, la robótica o la inteligencia artificial «en nuestro idioma común». En definitiva, remarcó Sánchez sin dar más detalles, «debemos aprovechar la ocasión para generar oportunidades de negocio en lengua española». Vid: https://www.elespanol.com/espana/politica/20211001/pedro-sanchez-oficina-nacional-toni-canto-madrid/616189129_0.html

 

Autor

REDACCIÓN