21/11/2024 19:43
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Los comunistas han llegado con hambre de dinero y arrasan con cuanto pillan. Cuando abandonen el poder –o crean que se les acaba la mamandurria– empezarán a guardar facturas sin pagar en los cajones o a llevarse las cañerías de los ministerios. Todo se puede revender.  Quienes están en la política diaria saben de qué hablo, como saben que –si llegan a estar dos legislaturas en el Gobierno– se beben hasta el agua de los floreros. Siempre se ha dicho que, si a un comunista lo colocas para regentar un desierto, en cinco años acaba con la arena a fuerza de traficar con ella.

El ministro Garzón, antes de vender toda esa arena del desierto, se ha llevado todos los zascas de las redes sociales y de los medios de comunicación. Desconozco lo que ha «proponido», pero contra él todo el mundo ha «escribido» este fin de semana. «Ahora entiendo por qué nunca me han ‘proponido’ ser ministro», decía Mejide. «Me he ‘proponido’ no irritarme más con la política…», añadía José Manuel Soto en un tuit. Cada vez que abre la boca el comunista Garzón se convierte en el hazmerreír nacional; incluso ha dado un respiro a los padres cuyos retoños son fracasados escolares porque comprueban que pueden llegar a ser titulares de ministerios. ¿Quién ha ‘proponido’ a Alberto Garzón como ministro? Además de merecer una paliza y ser corrido a gorrazos, ha propiciado que el analfabetismo sea más visible.

De floreros hablaremos otro día porque hay exceso de ellos en los ministerios, empezando por el de Igual-Da, siguiendo por el de (Des)Empleo, el de ‘Cultureta’ y acabando por el de Consumo del señorito ‘garrapiñado’, Alberto Garzón. Debemos añadir la vicepresidencia segunda porque aún no sabemos para qué sirve, excepto para insultar, encizañar, señalar, malmeter y amenazar. Pedro Sánchez debería de haber reflexionado en serio antes de haber ‘proponido’ a semejante cuartelero garrapiñado. Tanta floritura insignificante –pero excesivamente pagada– suele demostrar que no está preparada para la política seria y por eso mismo son las pelotas de ping-pong cuando hablan y los tocapelotas de ocasión cuando vociferan. En esa misma línea están las ministras de ‘Hundidas’ Podemos: decía Pirandello que “las mujeres, al igual que los sueños, nunca son como las has imaginado”. No se ofendan porque lo mismo se puede pensar de los titulares ministeriales de este Gobierno paniaguado y de corte ‘Frankenstein’.

El ministro Garzón ha atropado con cuanto ha pillado a su paso y se ha quedado como un señor con su categórica expresión: «Pensemos que estas leyes que ya hemos proponido cambiar varias veces…». Y es que, estos personajes de sonajero desacompasado, lo mismo arrasan con la arena del desierto, que con las instituciones o con el participio irregular «propuesto». Se lo ha llevado de calle como las hordas de la ultraizquierda devastaban contenedores, motocicletas, escaparates, policías, mujeres transeúntes… Claro que, tras escuchar a la abogada del rapero condenado en una de las cadenas afines al Gobierno, el nivel es el que es y no tengo dudas de que debería dejar de avergonzar a la Abogacía.

Eso se traslada a los titulares de los ministerios, como se ha podido comprobar. Así nos cubre el pelo, por eso es fácil pensar que “la política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”. No tengo dudas de que será un pecado confesable el hecho de que la verdad se silencie porque cualquier forma de resignación es un suicidio cotidiano. Hasta Balzac pensaba así. Ni siquiera Pedro Sánchez debe resignarse para hacer ver al “marquesito” que, si dos cabalgan un caballo, uno debe ir detrás.

Y ahora llega el ministro-mayordomo de Consumo — inservible para la gestión y más ineficaz aún para la dirección u organización– para hablar de lo que desconoce. Recuerdo a los lectores que, en pleno y brutal confinamiento, Garzón llegó a decir que estaba demostrado que había bajado el consumo de crudo en todo el país o que las estadísticas decían que en las salas de juego había descendido la participación de menores. Trabajar no trabajará, pero proponer, tampoco. Porque él no ha propuesto, sino que ha «proponido». Y ya se sabe que nada se ha «proponido» si antes no se ha «escribido» en el «manifiestación». Parece que «ministro proponido» vale por dos, al decir de un tuitero. Insto al todavía ministro-mayordomo a que lea con sentido, así hablará mejor, con más rigor y propiedad.

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En fin, a partir de ahora escribiré «Bayadolic» para estar a la altura de ministros y ministras.  Señor Alberto Garzón: ya puede salir de tiendas a consumir porque «Havemos abrido, bendemos varato y nos hemos proponido megorar». Quien me escribió que me lea. ¡Más analfabetismo al poder!

Autor

Jesús Salamanca Alonso