20/09/2024 07:30
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Al hilo del artículo publicado hoy por el Coronel Manrique voy a escribir el mío de mañana. Recordemos antes como Jenofonte y sus mercenarios griegos a la muerte del hombre que los había contratado, Ciro II, quedaron aislados en el corazón del imperio Persa. Entonces emprendieron el camino de regreso a casa hostigados por las tropas de Jerjes que trataban de lograr su rendición. Los griegos vagabundearon a la largo y ancho del imperio persa sin ser derrotados en ningún momento, defendiéndose de los furibundos ataques de unas tropas muy superiores en número a las suyas. Al final lograron llegar a territorio griego y volvieron a casa donde Jenofonte escribió la inmortal obra Anábasis.  Desde ese momento los griegos supieron que el imperio persa era un gigante con pies de barro y que podría caer como fruta madura en cualquier momento.
 
Viene esto a cuento de que los islamistas son ya conscientes actualmente de nuestra debilidad como sociedad y como fuerza militar. La de España y la de Europa con nuestro invierno demográfico. En su excelente artículo, el Coronel Manrique nos avisa de la debilidad de nuestro ejército español con respecto a Marruecos y Argelia. El desdén con que nuestros «progresistas» tratan a nuestras fuerzas armadas ha traído la actual situación en la que incluso los aviones no pueden hacer prácticas por falta de combustible.
 
Y yo pregunto. Si en 45 años de «democracia» no ha habido ninguna guerra y ninguna pandemia, la cual ha llegado ahora, ¿En qué diablos se han gastado nuestros próceres nuestros dineros abundantemente confiscados?
 
En fin, espero que alguien de las altas esferas me supiese responder a la pregunta. Aunque nosotros ya sabemos que en gastos de oropel para nuestras élites extractivas, sobre todo las de las 17 taifas autonómicas. 
 
Y como dije antes, los islamistas conocen bien la situación de desastre en la natalidad producida por el invierno demográfico europeo. Una debilidad mayor incluso que la que producen los bajos presupuestos en defensa.
 
Así pues todos estos invitados a cobrar de las subvenciones conocen a pies juntillas nuestra particular Anábasis y son conscientes de que en pocos años Europa será una fruta madura que puede caer en cualquier momento.
 
Pero que la fruta más madura de todas las frutas es España. Por su baja natalidad, por su despoblación, y por su abandono hacia las fuerzas armadas.
 
Por lo tanto, y ya me voy cansando de predicar en el desierto, es necesario reconducir esta situación actual. Nuestras fuerzas armadas, y sobre todo las marinas, deben ser dotadas de los suficientes medios para mantener seguro nuestro territorio, Ceuta, Melilla y Canarias incluidas, de unos más que probables intentos de invasión yihadistas.
 
También son necesarias aplicar las políticas de natalidad de Viktor Orbán en España. En Hungría los números de matrimonios y de hijos han aumentado y disminuido el número de divorcios.  Justo lo que necesitamos en España.
 
Si no, en cuanto pase la pandemia, mucho me temo que sufriremos los ataques de nuestros vecinos del Sur sobre Ceuta, Melilla y Canarias, para ir empezando.
 
Por que ante la actual debilidad y descoordinación de Europa, los nuevos Sirios no van a cejar en su empeño hasta conquistar Dublín, como ya he dicho en más de una ocasión.
 
Así que reflexionen sobre todo lo que el Coronel y yo les hemos contado. Ojalá este artículo fuese superleido y los españoles entrasen en consciencia y conocimiento de el peligro que se cierne sobre nosotros, y que nuestros ínclitos próceres actuasen en consecuencia.
 
Pero me temo que no va a ser así y que luego se tratará de hacer todo deprisa y corriendo cuando ya sea demasiado tarde.
 
Puesto que nuestra Anábasis a la inversa es conocida por todo el mundo musulmán y por los chinos también, vuelvo a predecir que a muy corto plazo tendremos problemas militares con nuestros vecinos del Norte de África.
 
Ojalá que por entonces España haya salido del letargo y con la ayuda de nuestros hermanos europeos y sudamericanos podamos solventarlos satisfactoriamente.
 
Y ya nada más, vuelvo a mis quehaceres campestres. Hoy voy a tratar de arreglar un tractor que se ha estropeado. Si no soy capaz de ello tendré que llamar al mecánico. Ojalá España encuentre a un mecánico que arregle nuestras numerosas averías. Se lo pido al Señor todos los días. Llevamos tres días seguidos de un sol maravilloso. Seamos optimistas pues.

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REDACCIÓN
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