22/11/2024 18:53
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Los hechos ocurridos el pasado martes 12 de octubre, día de la Hispanidad, no pueden ignorarse sin analizarlos detenidamente a fin de conocer a cuantos todavía nos desgobiernan.

En la fecha indicada, al llegar Pedro Sánchez, todavía presidente del Gobierno, a la tribuna presidencial del desfile de las Fuerzas Armadas, se han producido abucheos y gritos de «¡Fuera, fuera!», junto a gritos de «¡Dimisión!» y pitadas, que se han extendido cuando la megafonía ha anunciado que recibía a Su Majestad el Rey.

Al acabar el acto, al despedirse los reyes de los mandos militares, han vuelto a oírse gritos de «¡Viva el rey!» e insultos a Pedro Sánchez que han arreciado con la marcha de los coches oficiales.

Es axiomático que donde quiera que vaya Sánchez le espera el mismo recibimiento, por lo que este año ha intentado sortearlo haciendo coincidir su llegada con la de los Reyes para hacerles compartir el abucheo a la vista  de los españoles.

Ante estos hechos, Margarita Robles, todavía ministra de Defensa, ha manifestado que «el abucheo es una falta de respeto a España, al Ejército y al Rey», agregando que «cuando uno no está de acuerdo con una opinión política, puede protestar, pero en un desfile de 2.500 personas por el día de España, que haya unas personas sin ningún tipo de educación es una falta de respeto absoluto, los abucheos son una actitud «muy cobarde».

Esta es una prueba más de la totalitaria incontinencia verbal de Margarita Robles que todavía no se ha enterado de que, además de someterse periódicamente al control parlamentario, el pueblo soberano, en uso de su libertad de expresión, tiene todo el derecho del mundo para decirle cara a cara al presidente del gobierno en el momento y lugar que considere oportunos, lo que opina de su gestión al frente del Ejecutivo.

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Asimismo la prójima en cuestión ha asegurado que los abucheos son «una falta de respeto a las Fuerzas Armadas donde todos ponen mucha ilusión para que luego llegue gente que no tiene nada que hacer a faltar el respeto», concluyendo con «siento que en un país tan grande como España haya una minoría así».

La infrascrita, con sus insultos, falta a la consideración que merece la ciudadanía que disiente de sus opiniones que le da lecciones de civismo, cumplimiento de sus obligaciones y preocupación por España, confundiendo con aviesas intenciones a los protagonistas de los abucheos a Sánchez que considera autores de una falta de respeto a S.M el Rey y a las Fuerzas Armadas, cuantificándoles en una minoría pues parece haberlos contado uno a uno.

Esta intrépida guerrillera, amparada en un batallón de guardaespaldas, se permite el lujo de representar el papel de abogada de causas perdidas al que nadie le ha llamado, tachando de cobardes a los que dicen verdades como templos compartidas por muchos españoles, pareciendo posible suponer que si le apetece comprobar el grado de veracidad de su agravio, no tiene más que convocarles al efecto.

Haría mejor doña Margarita preocupándose más por su presunta evasión de capitales, su posible vinculación con la aparente entrada ilegal del líder del Frente Polisario en España, Brahim Ghali el pasado mes de abril, sus mediáticos espionajes y amenazas a jueces, funcionarios, militares retirados … por disentir de su ideario y planteamientos, aboliendo de hecho con ello el derecho fundamental a la libertad de expresión.

El pasado miércoles 14 de octubre, en sede parlamentaria, Sánchez ha recalcado que «siempre que gobierna la izquierda hay abucheos e insultos» y ha criticado que el PP y Vox entiendan así la «convivencia y el respeto al orden constitucional».

Ante estos desatinos, resulta obligada la reapertura de la investigación policial, archivada sin resultado alguno, y las actuaciones judiciales pertinentes sobre las amenazas de muerte a través de cartas que contenían amenazas de muerte conteniendo 2 municiones de 7,62 mm. dirigidas al líder de Podemos y candidato de Unidas Podemos en vísperas de las elecciones a la Asamblea de Madrid de 2021, Pablo Iglesias, y al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y conteniendo navaja, a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, e idénticas actuaciones sobre los atentados en Madrid el 11 de marzo de 2004 con el resultado de 193 muertos y alrededor de dos mil heridos.

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Es tan deplorablemente anecdótico como trágico que, además de que el peligro público en cuestión haga caso omiso de la reprobación popular, la izquierda sostenga que abuchearle es de antipatriotas al tiempo que alienta el odio a la Patria, tolera la quema de fotos del Rey y de la bandera nacional, o autoriza homenajes públicos a condenados por abominables delitos como ejemplos de libertad de expresión vigorizadores de nuestra democracia, estallando de ira cuando le dicen las verdades del barquero.

Los asistentes al desfile del día de la Hispanidad el pasado martes 12 de octubre que abuchearon a Sánchez no reprobaron a ninguna institución, le dijeron lo que deducen de sus dichos y hechos.

Es evidente que estos socialistas de hoy día ignoran la sentencia del viejo profesor Enrique Tierno Galván, también socialista «El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla».

Autor

REDACCIÓN