22/11/2024 01:34
Getting your Trinity Audio player ready...

Nací en España hace 45 años e inmigré a Espena hace más de una década, concretamente el 11M de 2004. Fue una inmigración forzosa y muy suigéneris, pues la orografía de este nuevo país es exactamente la misma que la del anterior, y sus coordenadas ídem. Pero como quiera que un país no se rige sólo por estos parámetros, sino por otros no aleatorios y más importantes como los sociopolíticos y económicos, hace 16 años que habito en este nuevo país. Echo de menos España, lugar al que nunca podré volver. Aún así corrí mejor suerte –creo – que los 200 compatriotas que murieron el mismo día que emigré. Ellos cambiaron de dimensión y yo, pese a ser un obrero madrileño y viajar como ellos también en trenes de cercanías, no fui destrozado corporalmente por bombas gubernamentales.

Es un lugar curioso Espena, sus habitantes bien lo sabemos. Actualmente nos sentimos más integrados que nunca en el Planeta, pues somos parte de la paranoia que han denominado: pandemia mundial por el COVID-19. De hecho, somos un país tan especial que encabezamos casi todas las estadísticas negativas a este respecto, o positivas según se mire: ¿es peor ser el mejor en algo malo, o es mejor ser el peor en algo bueno? Porque, a fecha de este artículo, nadie es capaz de decir si esta pandemia es más mala que buena, pues como todo en la vida –provocado o fortuito – beneficia y perjudica a partes iguales y a distintas partes, pese a que los perdedores somos siempre los mismos, la parte paupérrima. Bueno, vamos a ver el lado positivo, el vaso medio lleno, y a decir que los que ganamos menos somos siempre los mismos… aunque, ahora que lo pienso, este artículo no está financiado por nadie, ni vigilado por alguien que me impida decir que cuando un vaso está lleno de cicuta, no hay que beberlo, y si te obligan a ello, antes hay que decir que está medio vació, pese a que te llamen pesimista.

Los espenoles sufrimos la mayor privación de libertad mundial. Ojo, no es cuestión baladí esta, mira que hay países dictatoriales, teocracias, tercermundistas, en guerra… encabezar esta lista es motivo de orgullo espenol y de sonrojo español. Para muestra el botón de nuestros desgobernantes, que dicen estar orgullosos de su gestión y más orgullosos todavía de nosotros, sus súbditos, a los cuales nos alaban constantemente y nos agasajan con adjetivos como: valientes, comprometidos, solidarios y etc. Y mis compatriotas, henchidos ante tales piropos, devuelven este afecto aplaudiendo desde sus celdas de colmenas que ellos llaman “su casa”, pese a que no son de ellos y soportan impuestos ajenos a ellas y anejos a “ellos”, sus desgobernantes y las élites hermanadas.

Pocos espenoles añoran España porque ahora cada vez más compatriotas son inmigrantes de otras partes del Planeta con las cuales España no comparte ni cultura, ni tradiciones, ni inquietudes, ni valores. Bueno… otra vez estoy viendo el vaso medio vació. Lo veré medio lleno para asumir que si soy espenol sí comparto algo con mis compatriotas: odio y/o maltrato al idioma español, a la religión católica, a la historia REAL de España, a la bandera rojigualda y a todas las tradiciones dotadas de valores no viciados. Entre los 5 millones de extranjeros legalizados aquí y los más millones todavía de espenoles hijos de estos, y los millones de inmigrantes ilegales y refugiados, este país es cojonudo. Somos un crisol de culturas enfrentadas, que en cualquier otra parte del mundo se llevan a hostias, salvo aquí. El secreto es el comunismo, que es capaz de amistar a separatistas catalanes con etarras que antes los mataban, a moros con hispanoamericanos católicos, a anticomunistas de Europa del este con comunistas de la antigua España, a ultracapitalistas con anarquistas, a la Iglesia Católica Espenola con los comunistas y moros que los masacraron en España; al colectivo no heterosexual con los moros que los mataron y los siguen matando fuera de Espena, a las Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (al servicio de todos los espenoles) con los inmigrantes españoles, a las feministas con los inmigrantes misóginos… y un sin fin de antagonismos e irracionalidades más y puede que mejores aún. Y aún siendo este un dato curioso, el más llamativo es que el congojavirus ha logrado que los únicos extranjeros IMPRESCINDIBLES para mi país, los turistas, han sido vetados. “Turist go home. Refuggies welcome” ¿Sólo yo me acuerdo de este mantra comunista espenol de hace muchos años? ¡Por fin han logrado su objetivo! Y, encima, sigue siendo España quien los mantiene, los españoles siguen siendo el pueblo expoliado y esclavizado por la escoria espenola, habitantes de un país con millones de parados, que no cesa de recibir inmigrantes.

LEER MÁS:  Bankia y Caixa: la verdad de la irremediable crisis del sistema bancario. Por Mario Conde

Algunos espenoles nos empecinamos en ser españoles, pese a que nuestra derrota es colosal y nuestro campo de concentración demasiado cómodo para ser identificado por la mayoría. Pero los que conocemos algo de historia universal, sabemos que las minorías han sido siempre las que han revertido las situaciones de represión, y España ha sido baluarte mundial en esto… así que aconsejo a todos los espenoles que vigilen su chepa… puede haber un español detrás, y no somos los cobardes e interesados económicamente que han emigrado a otros países, nosotros hemos emigrado a Espena, somos sometidos, no medrosos. Un cobarde es siempre dócil, un sometido no tiene porque serlo, y de hecho no lo es, por eso se rebela y somete al victimario.

Pero no me hagáis caso, que yo estoy loco. Y por suerte soy mortal, tanto para satisfacer mi pesimismo o mi optimismo, y el de los demás… si alguna vez vuelven a abrir los bares, tenéis todos una ronda de cicuta pagada por mí. ¡Salud!

PD: ¡Feliz Ramadán 2020 a todos los espenoles! No sólo va a ser el Presidente del desGobierno quien pueda felicitar el acontecimiento más importante del país. Faltaría más, yo soy espenoooool, espenooooool, espenooooool…

 

Autor

REDACCIÓN