22/11/2024 06:42
Getting your Trinity Audio player ready...

Resumiendo. Las totalitarias y despóticas decisiones tomadas por la Organización Mafiosa de la Salud, secundada alegremente por (casi) todos los gobiernos del orbe, se hallan basadas en la existencia de un nuevo coronavirus, el séptimo, altamente contagioso y peligrosísimo. Decisiones todas ellas, CARENTES DE FUNDAMENTACIÓN CIENTÍFICA, inspiradas en un formidable y abracadabrante equívoco. Todo este brutalísimo pandemonium que estamos padeciendo se basa en una discutible hipótesis y evanescente presunción.

La podrida y corrompida viga maestra

¿Y cuál es la viga maestra que está triturando definitivamente nuestros – repito, nuestros, no otorgados graciosamente por ningún Poder- derechos más esenciales? Esta traviesa posee nombre, a ella se remite sistemática y cansinamente la OMS: A Novel Coronavirus from Patients with Pneumonia in China, 2019. Al mando, Na Zhu y otros. Un estudio, amaneciendo enero, donde, en principio, se aisló el SARS-CoV-2, causante de la «enfermedad» Covid-19.

Pues bien, leyendo el informe (el estudio completo: inaccesible, qué curioso), repito génesis y justificación » médica» de toda esta farsa, nos topamos con ciertas rarezas nítidamente anticientíficas. La primera de ellas, clave, se avizora concluyendo el informe. Se reconoce abiertamente que se saltaron a la torera el inexcusable protocolo que exige utilizar los Postulados de Koch a la hora de aislar, purificar y secuenciar el genoma de cualquier virus (en nuestro caso, ARN). Vamos, anticiencia en estado puro.

Todo tan anticientífico

Las cosas son sencillas de entender. Primero se aísla y purifica el virus. Más tarde se secuencia su concatenación genética y su carga proteínica. Luego, tras el aislamiento, llega el momento de la identificación y caracterización. Por último, se realiza la cuantificación y determinación de las propiedades – serológicas, biológicas y bioquímicas – del virus analizado. Nada de ello se realizó en A Novel Coronavirus from Patients with Pneumonia in China, 2019. Falló el aislamiento del virus, por lo cual falla todo.

El SARS- CoV-2 jamás se aisló ni purificó. Ni mediante metodología biológica adecuada (placas de aislamiento) ni a través de rudimentos físicos precisos (centrifugado). Dicen haber centrifugado, pero, repito, incumpliendo los perentorios Postulados de Koch. Además, el rigor científico requiere aislar el virus en más de una ocasión. No solo una. Además, en la primera ocasión, sin usar PCR ni test de anticuerpos. En el estudio chino, se incumplió flagrante y obscenamente esta última condición señalada.

Pruebas, no suposiciones

Desde ese instante, la bola – literal y metafórica- comenzó a rodar y a agigantarse endiabladamente. El apuntalamiento y la legitimación científica ya estaban logrados. Los otros estudios sobre el particular, inspirados en el sainete capitaneado por Na Zhu y cía, más de lo mismo. Seguían sin publicarse estudios rigurosos y veraces que demostrasen- reitero, demostrasen- el aislamiento, purificación y secuenciación del bicho. Todos tan deudores del trabajo chino que nada demostraba. Tan solo se proponía, planteaba, sugería, insinuaba, reivindicaba la existencia del bicho. Implicaba, se llega a aseverar. Vamos, nos exhortaba a realizar un acto de fe, rematado paradigma de un discurso manifiestamente anticientífico.

Semejante despropósito anticientífico, con las letales consecuencias (éstas, sí, reales) que a diario vislumbramos, implicó desde el inicio una inverosímil celeridad para decir que se tenía aislado el virus. Aunque no fuera cierto. Se dieron la hostia de prisa para «escudriñar» ciertos casos de neumonía de procedencia aparentemente desconocida. Un acelerón que resulta extrañamente sospechoso ya que la inmensa mayoría de los virus presuntamente patógenos, sobre todo los «generadores» de las supuestas y paranoicas pandemias de las últimos decenios, continúan, al día de hoy, sin ser aislados y secuenciados.

El genocida Bill Gates manejando los hilos de la tramoya

Todo apesta. Si la raíz ya está podrida, no perdamos el tiempo enredándonos con las hojas. En el estudio citado se llegó al delirio de realizar cultivos de tejido de una paciente con cáncer de pulmón. Alucinante. Rigor de cojones. Vista la chapuza científica pergeñada, a uno le resulta más plausible pensar que lo detectado fueron exosomas, vesículas celulares casi idénticas a los virus. Exosomas producidos por nuestras células cuando se hallan extremadamente estresadas debido a la omnipresente presencia de sustancias tóxicas o infecciones diversas. O surgidas ante el «ataque» de las radiaciones electromagnéticas, por ejemplo la incipiente y atroz 5-G, de la que en Wuham saben un rato largo. Grosso modo, sintetizando: acontece más juicioso colegir que el ARN extraído pertenecía a esos exosomas y en absoluto a virus alguno.

Nos hallamos ante un trabajo académico anticientífico (al menos, acientífico), grotesco y chistoso por momentos. Bárbara tomadura de pelo. Pero perfecto como artefacto (bio)político. He ahí el meollo. Una necesaria e ineludible excusa «científica» para apuntalar e hiperacelerar los eugenésicos y liberticidas propósitos de nuestras perturbadas y satánicas élites, visible e invisibles. Con el genocida Bill Gates, manejando su marionetil OMS a su descojonante capricho, como siniestro mascarón de proa.

Presuntas objeciones

El servil chupaculismo médico berrea: micrografías. Las tenemos, ergo el bicho existe. Arrastradillos perros falderos del hampa médico dicen que los dibujitos tan chulis del virus rematado con su coronita solar demuestran que todo es real (por cierto, dibus sospechosamente semejantes a otros virus existentes). Aclaremos, mafia sanitaria, lo sabéis de sobra. Una micrografía nada prueba. Las micrografías deben escoltarse siempre de los experimentos y manipulaciones que permitieron obtenerlas, revelando en todo momento a qué trabajo pertenecen. Nada de eso ha ocurrido. Ni ocurre. Ni ocurrirá.

LEER MÁS:  Eliminar el dinero en efectivo para controlar a los ciudadanos. Por Diego Fierro Rodríguez

Otrosí: dicen que existen miles de reproducciones de la secuencia del ARN del SARS- CoV-2. Ergo, otra vez la burra al trigo: el bicho existe. La repolla. Ninguno de ellos, no hace falta decirlo, lo aisló, purificó o secuenció. Obvio. Se basan en la falsaria PCR (con su sobreabundancia de falsos positivos y falsos negativos). En semejantes casos – y siempre- apliquemos la lógica del pastor: si el virus no existe al no estar demostrado/aislado científicamente, la PCR que lo detecta carece de sentido. Es caca de la vaca. Boñiga de calidad suprema, eso sí.

He visto el horror

Todo deviene horror totalitario y liberticida. Un absoluto simulacro, un repugnante pedo/bluf, cuya columna vertebral se erige falsario, pero inquietante pretexto. Hace casi un lustro, la Organización Mafiosa de la Salud realizó un patético inventario de futuras pandemias. El rollo baboso de siempre: ébola, MERS, SARS, Zika y otros virus supuestamente perniciosos. También, cáspita, incluyó una Enfermedad X causada por un ignoto patógeno que podría causar una comprometidísima epidemia internacional. Acojonante. Profetas, tralará. Juas.

Continuará…

Algún lector se preguntará, ¿y los muertos? En otro artículo lo explicaré detalladamente. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.