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Ángeles Reiné se estrena como directora y guionista de esta película, que se estrenó el pasado 11 de septiembre, en cines, en el que explora la tolerancia y el afecto a través de una familia distante que se reúne con motivo de la boda de la abuela
“Armario me suena a gay, masculino. ¡Es que hay machismo hasta en esto! Ropero suena… a chica”. Esta es la frase que da nombre a la ópera prima cinematográfica de Ángeles Reiné, ‘Salir del ropero’. La pronuncia la emblemática actriz Rosa María Sardá, que encarna a Celia, una mujer mayor que está a punto de casarse con la que hasta ahora era su “amiga del alma”, Sofía (Verónica Forqué).
‘Salir del ropero’ es una comedia de enredo que tuvo que suspender su estreno, que estaba programado para el pasado mes de abril, así que no esperen mascarillas y gel hidroalcohólico en pantalla, puesto que la cinta se grabó antes de que el coronavirus entrase en nuestra vida cotidiana.
En realidad, la película narra cómo Eva (Ingrid García-Jonsson) se toma la noticia de que su abuela Sofía, de 74 años, va a casarse con otra mujer. Eva, que vive en Edimburgo, decide volver a su pueblo para impedir que la boda se celebre –tarea para la que no encuentra mucho apoyo–, pero acaba descubriéndose a sí misma de forma accidental. A pesar de que esta sea el hilo principal de la cinta, Reiné reconoce que, a veces, “la subtrama es casi más importante que la trama”, refiriéndose a la relación entre Celia y Sofía, las “abuelas bollo”, como dice Eva en el tráiler.
Reiné adelanta que este largometraje envía un homenaje a los mayores, especialmente a aquellos que pasaron toda su vida escondiendo sus sentimientos, casándose con personas a las que no querían y teniendo hijos con ellas. “Rosa María Sardá hace el papel de una mujer muy católica que escribe cartas al Papa, a quien le expresa su sentimiento, como cristiana, del querer, igual que hacen las personas heterosexuales”, explica la directora. El Papa, finalmente, le contesta que está trabajando en ese asunto, pero nadie de la familia se lo cree e, infantilizándola, consideran que tiene demencia. Reiné lamenta este tipo de actitudes: “Lo único que se transforma con la edad es el cuerpo”, afirma. “Yo recuerdo a mi suegra, una mujer increíble que decía mirarse en el espejo y no reconocerse. No se reconocía porque se sentía igual que cuando tenía 20 años. Solo es el cuerpo el que cambia, y eso, de alguna manera, también se cuenta en la película”.
Y es que aunque ‘Salir del ropero’ no es un relato autobiográfico, Reiné se inspira en las personas que la rodean para construir a sus personajes. Y la familia de Eva tiene cosas de la familia de Reiné. “No es que me haya basado en mis parientes, pero hay parecidos. Y los mayores, concretamente, son parte activa de mi vida”.
PROTAGONISMO SENIOR
Y así, el elenco lo encabezan Sardá y Forqué, dando vida a una relación amorosa con un objetivo: casarse. La autora de la película lo tiene claro: “No porque uno sea mayor va a dejar de amar ni de sentir. El hecho de que vayamos creciendo en edad no significa que dejemos de ser la misma persona. Y esto lo digo yo, que ya tengo 50 años y soy una niña de mente”.
Pero además, ‘Salir del ropero’ propone un acercamiento a la homosexualidad en la vejez, y de cómo los hijos, acostumbrados al binomio padre-madre, se encuentran con ella. “En el caso de la película, unos son más tolerantes y abiertos que otros, pero en la vida real, es una cuestión de que estamos continuamente juzgando a los demás”, opina Reiné. “Parece que la homosexualidad solo está permitida entre los jóvenes. ¿Por qué? Si los abuelos sienten exactamente igual que los nietos, y la vida puede regalarles sensaciones nuevas. Antes estaba prohibido, pero ya no. Y hay mujeres mayores –como es el caso de Celia y Sofía– que sienten algo por otras mujeres.
EL RODAJE
Reiné, además de directora, es la guionista de la película. Cuando las páginas del guion llegaron a los actores, la reacción de todos ellos fue muy positiva. “Yo no sé si son sinceros o no. Espero que sí. El mundo actoral es un misterio, pero lo que nos llegó a mí y al productor –Andrés Santana– fue un ‘me encanta”.
El rodaje de ‘Salir del ropero’ fue como el de las películas clásicas: casi todos los actores salen a la vez en buena parte de las escenas, haciendo uso de angulares y planos generales, que después se transformaron en secuencias a las que sucedían momentos de risas. De todo el elenco, Reiné destaca a Álex O’Dogherty. “Me lo llevo al fin del mundo. Es un actor muy moldeable, como una plastilina, y tú haces lo que quieras con él. Es una pena que no saquen eso de él en el cine español, ellos se lo pierden”.
Sobre Verónica Forqué, destaca su amabilidad. “Me la llevaría a mi casa a vivir conmigo. Es absolutamente adorable”. En cuanto a Ingrid García-Jonsson, dice que es muy “disciplinada”. Pero Reiné se deshace en halagos hacia Rosa María Sardá, quien falleció el pasado 11 de junio a causa de un cáncer linfático que padecía desde 2014. De hecho, se da la triste circunstancia de que Celia es el último personaje al que dio vida en la gran pantalla. “Es una profesional como una copa de un pino”, afirma la directora. “Ha sido un placer trabajar con ella. Nunca se quejó de nada, y yo estaba muy pendiente de ella”, recuerda.
En definitiva, la directora salió “muy contenta con el resultado. Es la peli que quería hacer”. Reiné quiso plasmar, sobre todo, dos temáticas: el amor y la tolerancia, y plantea una serie de preguntas a las intenta ofrecer una respuesta a través de “la reconciliación y el cariño”.
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