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Era de esperar. Primero Cristóbal Colón, luego Juan de Oñate, Ponce de León, Cervantes, Junípero Serra y ahora las imágenes de Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María. Sí, parece una locura, un absurdo inconcebible, la idiotez más absoluta, pero así es. Están desatados y crecidos en un ambiente sesentaiochesco del siglo XXI que crece día a día alentado por los intereses más oscuros. No se detienen ante nada, no se conforman ni contentan con nada, quieren más, más y más. El activista y líder de Black lives matter, Tracy Reeve, propuso quitar las estatuas que muestran a Jesús como un europeo ya que son una forma de opresión y propaganda racista, una “forma de supremacismo blanco” según sus palabras. La furia iconoclasta parece no tener límite.

Como si se tratase de un efecto dominó, ahora se solicita quitar la imagen de San Miguel Arcángel aplastando la cabeza de Satanás de la medalla otorgada por La Distinguidísima Orden de San Miguel y San Jorge, porque recuerda inequívocamente a la muerte de George Floyd. Es verdad, aunque usted no lo crea, como diría Mr. Ripley. Ya existe una petición on line en Change.org que involucra directamente a la Corona Británica, ya que es una de las máximas condecoraciones otorgadas por la Reina de Inglaterra a los diplomáticos y funcionarios del Foreign Office.

Tracy Reeve declaró: “Esta es una imagen altamente ofensiva, recuerda también al reciente homicidio de George Floyd por parte del policía blanco representado del mismo modo en esta medalla. Nosotros, los que suscribimos, pedimos que esta medalla sea completamente rediseñada en un modo más apropiado y que den una disculpa oficial.”

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Esto es un paso más del discurso desbordado de lo políticamente correcto que ya asume aspectos demenciales y totalitarios, más que distópicos. Ya no es antirracismo ni iconoclastia sino demencia satánica. Es un síntoma patológico de un mundo enfermo que parece en muchos aspectos irrecuperable. Que Dios nos pille confesados.

Autor

José Papparelli