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Mensaje a Sánchez, Feijóo, Abascal, Arrimadas y a toda la casta política

Incidentes en la Universidad de Granada por una charla de Macarena Olona – YouTube

Señores, por obligación tienen ustedes que ver el video que les acompaño y que ayer saltó a las Redes Sociales sobre el escrache que le montaron las Izquierdas a Macarena Olona, hasta hace poco Diputada de la Nación y hoy Conferenciante en la Universidad de Granada… porque a quién (o sea, yo) en estos días está recuperando los Discursos más importantes de la República (Izquierdas y Derechas, “ La Pasionaria”, José Antonio, Azaña, Franco, Alberti, Yagüe, etc.) y la Guerra Civil se le han puesto los pelos de punta y la carne de gallina. Porque viendo el odio de esa Izquierda que intentara evitar que la señora Olona diese su Conferencia, con empujones, gritos y puñetazos, pues por ese camino se va inevitablemente a los tiros, como entonces, como antes, con las Izquierdas y las Derechas, como siempre desde 1812.

Señores, si entre los que estáis en el Congreso no poneis medidas urgentes para frenar lo que aquí está pasando ya, muy pronto vais a tener que recordar y llorar como Azaña: “Paz, piedad y perdón”, para los que queden y los que sobrevivan.

¿Catastrofismo? ¿Negacionismo? ¿Pesimismo?

Pues, yo les digo lo del general Mac Arthurt al presidente Roosevelt cuando se temía la Declaración de Guerra y alguna barrabasada de Japón (y llegó Pearl Harbor):

—Señor Presidente si ahora no actuáis, mañana, desgraciadamente, será demasiado tarde.

¿Se imaginan ustedes lo que puede ser una España con el señor Feijóo y VOX en la Moncloa y estas Izquierdas conducidas por el resentido Pablo Iglesias y sus comunistas en la calle?

¡Que Dios nos coja confesados! … y los señores Sánchez, Feijóo y compañía, y las televisiones progresistas y los demás Medios de Información… todos, silencio casi absoluto. Menos mal que allí estaba mi admirado Alfonso Ussía para dejar las cosas claras en “El Debate”:

 

Bestias en la Universidad

Como siempre, los agitadores y convocantes de bestias se fueron de rositas. Pero ya están identificados, si bien poco importa que lo estén, porque nada va a sucederles

No he saludado nunca a Macarena Olona. Sí conozco, y siento por ellos tanto afecto como admiración, a Santiago Abascal y Federico Jiménez Losantos. Abascal es un luchador infatigable que ha puesto su nuca a disposición de las balas de los asesinos etarras –hoy socios del Gobierno de España– en muchas ocasiones. Federico es dueño de un talento y una cultura literaria y política formidables, aunque de tanto tener razón la pierda en ocasiones por sus obsesivos fantasmas personales. Uno de los tramos más felices en mi carrera radiofónica lo viví con Federico en su programa La Jaralera, con Antonio Ozores y el Grupo Risa, un trío de locos geniales. Pero días atrás no estuvieron elegantes, ni Santiago ni Federico, con Macarena Olona. Algún día sabremos los motivos de su decisión de volver a ejercer como abogada del Estado después de abandonar a Vox, un partido que le debe mucho por su extraordinaria labor parlamentaria.

Claro que entre una falta de elegancia coyuntural y un desprecio general, media tan largo trecho como el que separa a Churchill de Pablo Iglesias, a John Wayne de Guillermo Toledo o a Teresa de Calcuta del padre Ángel. Y el desprecio general, como atendiendo a una consigna relacionada con las subvenciones a los medios de comunicación, lo ha protagonizado el periodismo español estableciendo una distancia calculada y medida con el acoso y la agresión que padeció Macarena Olona en la Universidad de Granada. Diecisiete agrupaciones de estudiantes comunistas intentaron impedir, en una Universidad, la presencia y la palabra de Macarena Olona, noticia que apenas ha merecido el interés de las cadenas de televisión públicas, privadas –es un decir– y los principales periódicos nacionales y locales.

He visto las imágenes grabadas y aún sigo avergonzado. La brutalidad del recibimiento, los golpes a los que, simplemente, les interesaba asistir al acto universitario, la cobardía de centenares de bestias que no consiguieron doblegar a una mujer valiente. Con el estúpido y ridículo mensaje de «no pasarán» –esta gentuza no aprende–, bloquearon el recibidor de la Universidad, golpearon y derribaron a un anciano y finalmente fracasaron. No fue un «escrache». Fue un acto podemita y comunista de «Kale Borroka». Dos animales, más que cuarentones, uno con la camisa roja y otro con camiseta negra –según parece, hijo de un acaudalado notario de Granada– llevaron la voz cantante del salvajismo. Como siempre, los agitadores y convocantes de bestias se fueron de rositas. Pero ya están identificados, si bien poco importa que lo estén, porque nada va a sucederles. Del mismo modo, la señora rectora de la Universidad de Granada, doña Pilar Aranda, no ha dicho ni «mu» ni ha solicitado excusas por la barbarie y la fiereza que su indolencia y permisividad han provocado. Y lógicamente, ni Irene Montero ni la Belarra ni la Yoli ni las falsas feministas a sueldo ni la ministra Llop ni Sánchez se han manifestado preocupados por la nauseabunda violencia podemita, comunista y socialista, contra una mujer en la Universidad de Granada.

El odio de los pijos de las izquierdas se ha adueñado de España.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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