20/09/2024 18:37
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La izquierda española prepara su asalto final a la libertad y a la democracia, con la absoluta indiferencia de casi todos, pensando que esto no va con ellos. Llevan años desarrollando un plan tejido a conciencia, de forma sibilina, casi silente y con la colaboración de muchos que, sin darse cuenta, se verán atrapados en una malvada tela de araña que acabará por devorarles.

La izquierda goza de una superioridad moral que no les corresponde, pero que les viene “otorgada” por el sentimiento de culpabilidad de aquellos vividores que heredaron el régimen social nacido de la victoria de 1939. El Partido Comunista de España, y muy especialmente el PSOE, en colaboración con los separatismos periféricos, ya intentaron el asalto a la libertad y la democracia en 1931. La violencia, el crimen, el asesinato, la corrupción y el ladronicio, fueron las armas utilizadas, asustando a propios y a extraños y causando el efecto contrario al deseado. Fracasaron en su intento, pero eso no les iba a hacer desistir de su objetivo.

Han pasado muchos años, pero son los mismos actores, las mismas siglas, las que ahora vuelven a la carga con la intención de secuestrar nuestra libertad y nuestra democracia. Los criminales y corruptos pretenden cambiar nuestra historia y castigar a todo aquel que ponga en duda su visión del pasado. Las armas son distintas, pero posiblemente mucho más peligrosas y poderosas que la violencia frontal de antaño. Son lobos con piel de cordero. Se mezclan entre nosotros como seres normales pero no lo son. Aman la cultura de la muerte y están obsesionados con borrar su pasado criminal y a todo aquel que les haga frente. Actúan en nombre de una libertad, una justicia y una democracia, en la que en verdad no creen. Llevan años de adoctrinamiento, de falseamiento, de mentiras y tergiversaciones, con la indiferencia de todos aquellos que tenían la obligación y el poder de combatirles.

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El gobierno socialcomunista dirigido por Pedro Sánchez quiere culminar lo iniciado por José Luis Rodríguez Zapatero, aunque siendo puristas, esto viene de mucho antes. Zapatero contaba entre los miembros de su equipo con una perfecta inculta como ministra de cultura y hoy reconvertida en vicepresidenta, Carmen Calvo, que tiene como misión prioritaria dirigir el ministerio de la verdad, de la suya claro.

                                                                                                                                                                    

Con la muerte de Franco España fue muy ingenua, creyendo que podría haber reconciliación con los criminales y con los asesinos, que podíamos perdonar y olvidar los crímenes y las atrocidades  del PSOE, PCE, PNV, ERC y de todas esas siglas que sembraron de terror y odio la España de los años 30, sin que este perdón y esta falsa reconciliación con los culpables, trajera consecuencias. Lo cierto es que perdonamos y olvidamos con facilidad y, 44 años después de aquello, los verdugos cambian la historia y tratan de borrar la memoria de nuestros héroes y nuestras víctimas.En la maldad de algunos, y en la ingenuidad de muchos, llevamos nuestra penitencia. En la mente de la izquierda española nunca estuvo la reconciliación como un objetivo, solo estuvo la venganza, que es un plato que se sirve muy frío.

Han vilipendiado la memoria de aquellos que nos trajeron la libertad, han profanado sus cuerpos, han mancillado su recuerdo y ahora solo queda prohibir la Fundación de aquel que lleva el nombre del que hizo posible la España moderna y social de la que hemos disfrutado a lo largo de tanto tiempo. Se han apoderado de sus logros y nos han robado la España de todos, para solo ser la España de ellos. Sánchez, Carmen Calvo y sus secuaces, se equivocan si piensan que esto no les pasará factura. Cuando a un hombre, cuando a un español no se le deja una salida digna, cuando no tiene nada que perder más que la vida,  cuando se le humilla y se le despoja de toda dignidad, cuando se le acorrala y se profana a sus muertos, héroes y seres queridos, es cuando más se le debe temer. No me gustaría estar en la piel de los culpables, no me cambiaría por ninguno de ellos. Sé que ya no podría dormir tranquilo, por muy impune y protegido que me sintiera. No desfallezcamos. Luchemos por la verdad y por nuestra libertad. Esto solo acaba de comenzar. Nunca antes habían tenido enfrente un contrincante tan poderoso como el que tendrán ahora.  La hora de los enanos, siempre da paso a la hora de los gigantes. 

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REDACCIÓN