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Este 23 de octubre se cumplen 80 años de la histórica entrevista de Franco y Hitler en la estación de Hendaya, en el sur de Francia, en 1940.

Antes de hablar de dicha entrevista, es preciso recordar que cuando estalló la II Guerra Mundial el 3 de septiembre de 1939, las victorias del Eje eran jaleadas sin rebozo por la España oficial. Solo hay que ir a una hemeroteca y consultar la prensa española de entonces para comprobarlo. Y eso que Hitler aún no había iniciado el ataque a la URSS. La España oficial se declaró entonces «No beligerante», es decir, neutral pero favorable a un bando, al bando del Eje. Si no fuera así, el Ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer, no hubiera empleado esa rebuscada perífrasis y hubiera dicho, simplemente, neutral. Pero no. España es «No beligerante». Y sin riesgos ni disparar un solo tiro, España ocupó Tánger en 1940. «Tánger nuestro es. Gibraltar nuestro será», decían entonces los falangistas por las calles. Franco y su gobierno dejan hacer, y esperan. Y así llega la entrevista de Hendaya. ¿Qué sucedió allí, de verdad? Durante mucho tiempo sólo hemos tenido el testimonio de personas interesadas en cuidar su imagen, como fue el de Ramón Serrano Súñer, quien fue durante muchos años el único superviviente de los que estuvieron presentes en esa entrevista. Se ha pretendido que en dicha entrevista Franco, astutamente, engañó a Hitler, haciéndole creer que entraría en la guerra a su lado, pero dando largas al asunto. Hitler, según parece a tenor de las explicaciones oficiales, debió ser un redomado idiota, al que todo el mundo engañaba. – menos mal que era tonto, que si llega a ser listo… -. El caso es que España no entró en la guerra. Churchill prometió a Franco, a través del embajador de España en Londres, el Duque de Alba, la devolución de Gibraltar al final de la guerra si España conservaba su neutralidad. Y España permaneció neutral. Neutral, aún cuando tras el ataque alemán a la URSS, España mandó allí a la «División Azul», que continuó luchando en Rusia… Sólo en Rusia, porque cuando los soviéticos irrumpieron en Polonia, el gobierno español dio orden de regresar a sus tropas que combatían contra el comunismo. Por lo visto, el comunismo sólo era peligroso en España en 1936-39, y en Rusia en 1941-43, pero no en Polonia, Hungría, Alemania, etc, a partir de entonces…

Igualmente, el Ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer fue destituido y sustituido por el aliadófilo Conde de Jordana, más acorde a la evolución de la guerra cuando la estrella alemana comenzaba a apagarse.

Pero hay otro testimonio que, aunque no estuvo presente en la entrevista de Hendaya, sí fue el que planeó la Operación Félix, el plan para tomar Gibraltar, el Mariscal Hermann Goering. En mayo de 1945, cuando Goering fue hecho prisionero por los aliados, le hicieron una entrevista en prisión, y en una parte de esa entrevista, en la que le preguntaron en concreto por la reacción alemana a la invasión aliada del norte de África en noviembre de 1942, salió el tema de la Operación Félix.

La transcripción literal de esa parte de la entrevista es la siguiente:

 

– Mayor Kenneth W. Hechler: ¿Por qué no conquistasteis Dakar primero?

– H. Göring: En 1940 teníamos un plan para apoderarnos de todo el norte de África desde Dakar hasta Alejandría, y con él las islas del Atlántico para las bases de submarinos. Esto habría cortado muchas de las rutas marítimas de Gran Bretaña. Al mismo tiempo, cualquier movimiento de resistencia en el norte de África podría ser aplastado. Luego, tomar Gibraltar y Suez sería simplemente una cuestión de tiempo, y nadie podría haber interferido en el Mediterráneo. Pero Hitler no haría concesiones a España en Marruecos, a causa de Francia. España no puso objeciones a la campaña; de hecho, los españoles estaban listos para ello.

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– Mayor K.W. Hechler: ¿Quién hizo este plan? ¿Dónde y cuándo fue la conferencia?

– Göring: Hitler y Joachim von Ribbentrop se reunieron con Francisco Franco y Ramón Serrano Suñer, el Ministro de Asuntos Exteriores y negociador jefe de Franco, en Hendaya (Francia) el 23 de octubre de 1940. Lamentablemente yo no estuve allí. Benito Mussolini estaba celoso y temía tener a los alemanes en el Mediterráneo. Pero en 1941, el peligro ruso en la mente de Hitler excluía todas las demás consideraciones. La falta de barcos nos había impedido invadir Inglaterra, pero, antes de las dificultades con Rusia, podríamos haber llevado a cabo el Plan Gibraltar, con 20 Divisiones en África Occidental, 10 Divisiones en África del Norte, y 20 Divisiones contra el Canal de Suez, dejando aún 100 Divisiones en Francia. Todo el ejército italiano, que no era apto para una guerra importante, podría haber sido utilizado para las fuerzas de ocupación. La pérdida de Gibraltar podría haber inducido a Inglaterra a pedir la paz. El incumplimiento del plan fue uno de los principales errores de la guerra. El plan fue originalmente mío. Hitler tenía ideas similares y todos estaban entusiasmados con eso. La Armada estaba a favor de este plan ya que le habría dado mejores bases. En lugar de estar encerrada en Vizcaya y Burdeos, podría haber tenido bases para submarinos mucho más lejos en España y las islas del Atlántico. Si la campaña tuviese éxito, yo personalmente quería atacar las Azores para asegurar bases de submarinos allí, lo que habría paralizado las rutas marítimas británicas. La tarea principal para tomar Gibraltar habría recaído en la Luftwaffe. Los paracaidistas habrían tenido que ser usados. Así que estaba principalmente preocupado, y habría llevado a cabo la operación ansiosamente. La Luftwaffe tenía muchos oficiales que habían participado en la guerra en España un año y medio antes, y conocían a la gente y al país. Incluso si no se hubiera tomado Gibraltar, podríamos tener Algeciras como base de operaciones, y con morteros de asedio de 800 mm podrían haber roto la piedra blanda de Gibraltar y tomar la base. Solo había un campo de aviación desprotegido en la Roca. En 24 horas, la RAF habría sido expulsada de la Roca, y podríamos haberla destrozado. Esta fue una tarea real y estábamos ansiosos por lograrlo. Los barcos habrían sido hundidos por minas, y ningún dragaminas podría haber operado.

– Mayor Hechler: ¿Puede culpar de la derrota del Plan de Gibraltar directamente al miedo y la desconfianza de Hitler hacia Rusia?

– Göring: A principios de 1941, la amenaza rusa había comenzado a aparecer como un peligro muy real. Rusia estaba llevando grandes fuerzas y haciendo preparativos en la frontera. Y en ese momento, sólo teníamos 8 Divisiones en toda la frontera rusa. Si se hubiera llegado a un acuerdo con el Comisario de Asuntos Exteriores, Molotov, en febrero de 1941, y el peligro ruso no hubiera sido tan real, ciertamente deberíamos haber llevado a cabo mi plan en la primavera de 1941.  (Fin de la cita de la entrevista).

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Como vemos, en esta entrevista a Goering donde él se confiesa como el principal impulsor de la Operación Félix, nombre del plan de la Wehrmacht para tomar Gibraltar programado para el 10 de enero de 1941, pero nunca ejecutado, ello fue debido no tanto al fracaso de las negociaciones en la entrevista de Hendaya y otras en Berlin, ya que según asegura Goering, España no se opuso a dicho plan, sino a las razones que señala Goering, concretamente por el temor de Hitler hacia Rusia a principios de 1941, pues Hitler temía un ataque militar de Rusia al no aceptar Alemania las demandas de Molotov en febrero de 1941, que eran básicamente la ocupación de Finlandia y de Rumanía. Goering dejó claro en esa entrevista que fue un error no haber tomado Gibraltar para asegurar todo el norte de África, y que así no hubiera posibilidad de que ningún enemigo penetrara en el Mediterráneo, pues al haber tomado también las islas del Atlántico  (se refiere a las islas Azores y seguramente también a las Islas Canarias, donde quería poner bases de submarinos), ello habría supuesto una mayor protección para la costa de África, y se hubiera evitado el desembargo aliado en el norte de África en 1942. Pero, en palabras de Goering, “el miedo a Rusia nos detuvo”.

El caso es que la neutralidad, incluso la «no beligerancia» de España, resultó altamente beneficiosa para los Aliados, según reconoció el propio Churchill. Es fácil comprenderlo. Si España entra en guerra en 1940, cuando Francia se había hundido estrepitosamente e Inglaterra, en ese momento, se encontraba sola, la irremediable ocupación de Gibraltar y el cierre del Estrecho hubieran hecho imposible la continuación de la guerra en el Norte de África e igualmente la «comedia francesa» en Marruecos y Argelia. El Mediterráneo se hubiera convertido en un mar del Eje y la neutralidad turca – que tanto le costó a Inglaterra mantener, pagándola usurariamente – hubiera probablemente basculado. No importaba la probable intervención inglesa a través de su entonces satélite portugués mediante un desembarco de las tropas inglesas en Portugal. Los alemanes ya habían echado a los ingleses al mar, en similares circunstancias, en Noruega, en Dunkerque, en Yugoeslavia, en Grecia, en Creta…. Y aún cuando no lo hubieran logrado en la península ibérica, algo parece indudable: la guerra se hubiera prolongado y Alemania hubiera ganado esos meses que la separaron de la victoria total, con la llegada de las nuevas armas secretas, que no eran una invención de Goebbels, como luego se demostraría con la llegada de la bomba atómica alemana, el arma total entonces. Pero Alemania perdió la guerra. E Inglaterra, naturalmente, no devolvió Gibraltar a España. Tal vez, si, en Hendaya, Hitler hubiera presionado más y Franco hubiera entrado en la guerra, el mundo ofrecería hoy una imagen bien diferente. Franco hubiera tenido, políticamente, una muerte igual a su vida, y Adolfo Suarez, eso sí, habría continuado siendo Ministro Secretario General del Movimiento. O, si se portaba bien, embajador en Berlín. Pero eso es ya historia-ficción, lo que pudo haber sido pero no fue.

Autor

REDACCIÓN