20/09/2024 19:46
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El blanqueo y las lamidas de sable que las fuerzas represivas del Estado están gozando estos meses,  gracias a los “negacionistas” de la Plandemia, es tan COLOSAL, que he de escribirlo en mayúsculas (del apoyo de los covidiotas, ni hablo, claro). Me enternece ver a youtubers y activistas anti-congojavirus y/o antisistemas, anticomunistas, antiglobalistas y disidentes, haciendo constantes genuflexiones ante las débiles del orden y los milicos. Resulta que hay una suerte de ignota quinta columna, en estos cuerpos de esbirros del sistema y torturadores del pueblo, que están a favor de la cordura, la sensatez y el talante que los benditos “negacionistas”, los disidentes letrados, tenemos. Hay algunos maderos que hasta dicen que ellos no trabajan con bozal. Jamás del dicho al hecho hubo tanto trecho. Lo más recalcitrante de este asunto es que ningún esbirro contestatario deja su trabajo y hace honor a su discurso y a su “lucha” humanitaria al lado de los que sí luchamos contra la plandemia y no recibimos nada a cambio, salvo hostias, (de estipendio ni hablo, claro). ¿Cómo será el mundo en el que viven los maderos quintacolumnistas que cobran tan ricamente su sueldo de funcionario mientras dicen no querer reprimir al pueblo y luchar contra las élites. ¡No se puede estar al plato y a las tajás! Amén de que son ellos los que protegen a los sátrapas, desprotegen nuestras fronteras, dinamitan la unidad nacional y hacen la vista gorda ante 1.001 delincuentes conocidos por todos.

Hay uno que me hace especial gracia: Jandro Lion. Un Jewtuber, madero nacional, famoso por ser la voz de “Jusapol”, el infame sindicato de picolos y maderos, que aboga –y se manifiesta – para que les suban el sueldo a todos ellos. ¡Quieren que les paguemos más, por hacer cada vez menos, por nosotros! Y alegan la infamia de la equiparación salarial a la alta… ¡tócate los cojones! critican a las maderas de los taifas y, en vez de pedir que les bajen su abultadísimo salario, ellos piden cobrar lo mismo, o más; y todo obtenido del saqueo popular. Esta peña, siervos del sistema, nunca está satisfecha. Los milicos también se han manifestado para esta subida salarial. Vamos a ver… ¿por qué seguimos con esa estúpida dicotomía entre “poli bueno y poli malo”. Cualquiera que haya sido detenido o retenido, como es mi caso, sabe que esto es totalmente cierto… ¡pero son papeles que fluctúan! El bueno en una detención es el malo en la siguiente, y viceversa.  1.001 ejemplos personales tengo, para estar en total y abrumador desacuerdo con todo lo que hagan estos cuerpos represores y pilares de la injusticia social. Por eso os voy a contar uno. Paso de seguir analizando un asunto que es cristalino, pese a lo que ahora nos quieran vender los “influencers” de turno, esos que te piden dinero, constantemente, “para apoyar mi canal”. Pobres esbirros del sistema o, cuanto menos, tontos útiles. Ovejas negras imprescindibles para que siga imperando el liberticidio popular. Siempre hay alguien que se beneficia, en todo. Nunca obviéis que ese alguien es siempre el culpable –directo o indirecto – de ese algo que dice criticar. Nunca caigáis en la trampa de maderos y acólitos “culturetas”, de acusaros de defender a los delincuentes, por atacar a sus supuestos represores. Los inteligentes sabemos que no son 2 bandos enfrentados de “policías y ladrones” sino 2 bandos colaboradores. De hecho… ¿de qué vivirían los maderos si no hubiera delincuencia? ¿por qué les interesa que ésta no se erradique y que haya cada vez más?

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(Parte prescindible del artículo. Aviso: ¡experiencia personal intrascendente…!)

Hace 20 años (+/-) estuve detenido en la comisaría de Leganitos (Madrid capital). Me acusaron de algo así como “desacato a la autoridad”. Fui detenido en la misma puerta de la comisaría, pues había ido allí junto a un grupo de compañeros de universidad, que estábamos de borrachera nocturna muy cerca. Acompañamos a una que quería denunciar el robo de su cámara de fotos (carísima) en la extraña y subterránea discoteca “no me acuerdo ahora mismo de su nombre” (era una brasileña: “oba-oba) entre Callao y Santo Domingo. A mi amiga, cuando sacó la cámara para hacer el gilipollas, le dije que no hiciera eso y que, ni mucho menos la dejara en su abrigo para irse a seguir haciendo el gilipollas, en este caso bailando. Se la iban a mangar. No me hizo caso.

Mientras estaba denunciando, junto a un compañero que era abogado, esperábamos el resto (más de 10) en la puerta.  La comisaría está en una calle estrecha y, o te vas de ahí, o si esperas pues estás pegado a la puerta. Había un madero con una recortada, haciendo de centinela con una cara de perro que daba pena y risa al mismo tiempo. Nos miraba cabreadísimo, sujetando el arma de matar bien y rápido. Claro, momento despolle total, pero taimado. Nosotros, a lo nuestro, sin meternos con nadie, pero frente a Rambo. Y Stallone a lo suyo: acojonarnos sólo Dios sabe por qué. Cuando decidió cargar la recortada, mirándome fijamente a los ojos, decidí yo ejercer mi derecho a la resistencia hilarante. Y comencé a imitarle, con una imaginaria recortada en mis brazos.  Y mis amigos se reían ante mi gran pantomima. Rambo no se lo tomó a bien y, llamando a 2 maderos, ordenó que me detuviesen. Me metieron “pa dentro”. Yo, viendo a tantos testigos, iba tranquilo. Si no hay testigos, te puedes dar por muerto o, como mínimo, apaleado. Os aconsejo grabarlo todo , mejor en vídeo llamada, para que sea en directo, por si os joden el móvil. Si no hay testigos, no os resistáis y hacedles caso ABSOLUTAMENTE en todo, por muy ilegal, mezquino y liberticida que sea. Si os rebeláis, sin testigos, estáis más que jodidos, insisto.

Debido a la saturación de la comisaría (fin de semana, madrugada, centro de  Madrid), no pisé calabozo. Me dejaron en una oficina solitaria, tras múltiples amenazas, con sus asquerosas jetas pegadas a la mía, como en las pelis. ¡Lástima que no estuvieran embozalados como ahora!. Me ficharon, con muchas más amenazas todavía. Y me dejaron solo en un segundo despacho que daba a la calle, donde estaban mis amigos. Desde la ventana, les hice un discurso tranquilizador y siguió nuestro despolle. Mis represores pasaban, de vez en cuando, a ver cómo estaba “el prisionero” y a insultarme. Mi desternille iba en aumento. Sabiéndome protegido por mis testigos, decidí tocar los cojones a los torturadores psicológicos y me puse a silbar “La internacional”. Yo, precisamente, un anticomunista y más español que Francisco Franco. Surtió efecto. Vino uno, cual miura, y me gritó: “¡Cállate! ¡Aquí no se puede silbar eso!” Me chocó que no me llamara de usted, como hacen siempre. Igual cuando gritan, tutean.

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Aproveché su lapsus lingüístico, para empezar a silbar un aria de ópera, ante lo cual me volvió a interpelar. “Pero si no estoy silbando “eso” que no se puede silbar, estoy con otro tema” le dije… Lo pensó un poco y me gritó: “’¡Aquí no se puede silbar!”. “¿Ves cómo hablando se entiende la gente? Ahora sí han quedado claras las normas”. le dije, sonriendo. Cómo les jode a estos que sonrías, de ahí que sean los encargados de que todo quisqui vaya embozalado. Cómo les jode que no llores. Cómo les jode que no tiembles. Cómo les jode saber que no tienen poder sobre ti.

Debido a mis 4 años de estudiante de Derecho, empecé a ejercer como abogado oficioso, para que me soltaran ya, que estaba hasta los cojones de estar allí. Todavía en un calabozo, vale, pero en un despacho sin ser oficinista, era un oprobio a mi persona y a mi condición de posible delincuente. Mi amigo abogado, al enterarse de mi detención/retención vino a interesarse por mí, alegando: “Soy su abogado”. Antes de soltarme, me amenazaron con severos castigos “cuando se celebrara el juicio”. Ante lo cual mi descojone aumentó, diciéndoles 4 cosas sobre derecho procesal y todo lo que ellos habían incumplido con mi detención y retención; y sobre el código penal, el cual yo no había infringido, y tenía testigos de ello y de su arbitrariedad. Además, añadí: “hace un par de años gané un juicio contra la policía local de Leganés… y era culpable. El alegato de defensa se lo hice yo al abogado de oficio. A ver si llega pronto nuestro juicio”. Por supuesto, no me llegó notificación alguna.

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REDACCIÓN