24/11/2024 23:00
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El año 1975 fue especial para nuestras HOGUERAS. De una parte, la experiencia de cinco años nos había permitido afianzar nuestro proyecto que ya contaba con el respaldo popular y de otra, llegado este punto, nos encontrábamos con fuerza suficiente para afrontar nuevos y más ambiciosos retos.

Uno de estos proyectos fue tratar de reproducir, de la manera más fidedigna posible, las Cortes que en el año de gracia de Nuestro Señor de 1520 reuniera en nuestra ciudad S.M. el Rey Don Carlos I de España, con el fin de recabar las ayudas económicas necesarias para partir hacia Alemania, donde se ceñiría la corona del Sacro Imperio Romano-Germánico con el nombre de Carlos V.

El proyecto, enmarcado dentro de uno más amplio que denominamos “Documentos Históricos” y que pretendía reproducir las páginas más brillantes de la historia coruñesa, presentaba grandes dificultades no solo en el aspecto puramente económico, sino también en la captación de la información necesaria para llevarlo adelante.

Como primera medida nos dirigimos a Gil Merino, Director entonces del Archivo del Reino de Galicia, quien nos puso al corriente de las dificultades con que íbamos a toparnos ya que en el archivo del caserón del Jardín de San Carlos no existía documentación alguna al respecto y tan solo podríamos dar con ella en el Archivo General de Simancas.

Con todo, le rogamos aceptase el nombramiento de asesor histórico que no declinó, manifestándonos que podíamos contar con todo su apoyo y asesoramiento, algo que consideramos imprescindible para llevar el proyecto a buen puerto.

En la Junta Directiva de nuestra Comisión Promotora surgió un debate para determinar el marco idóneo donde escenificar este hecho trascendental para la Historia de España y del mundo, teniendo en cuenta que el lugar donde se reunieran aquellas memorables Cortes, el viejo Convento de San Francisco, había desaparecido casi completamente de la faz ciudadana.

El desaparecido Convento había estado situado en terrenos próximos a la Capilla de la Orden Tercera, tras el lienzo de muralla del Santo Espíritu, que en aquel momento ocupaba la Jefatura de Artillería de la VIII Región Militar y algunas dependencias del Parque y Maestranza de este Arma militar, por ello algunos plantearon que la citada Capilla de la Venerable Orden Tercera, al menos por su proximidad geográfica, sería el lugar más idóneo para reproducir las Cortes.

Sin embargo, otros, entre los que me encontraba, abogamos por la iglesia de San Francisco que en su momento formó parte del Convento y que había sido trasladada, años antes, piedra a piedra, desde su ubicación original hasta las proximidades del Paseo de los Puentes, tan próximo a la zona de influencia de nuestras HOGUERAS y de tantas evocaciones especiales para nosotros.

 

Las Cortes de 1520. El Juramento de los Procuradores

Decidida en votación esta segunda alternativa nos pusimos en contacto con el padre Prior de la Orden Franciscana en nuestra ciudad, quien nos ofreció todo tipo de facilidades, no poniendo inconveniente alguno en cedernos la hermosa iglesia de ábside gótico para representar en ella las Cortes.

Otro de los primeros contactos que establecimos fue con nuestro buen amigo, ya desaparecido, y asiduo colaborador José Redondo Santos, magnífico Director de Teatro, a quien le confiamos la dirección escénica de la representación.

José Redondo aceptó encantado el reto y se puso de inmediato a trabajar buscando actores que diesen vida a los protagonistas históricos de aquellas Cortes que se celebraron en nuestra ciudad.

Otra de las gestiones, tal vez la más importante, vino de la mano de Chefa Sanz, Meiga de Honor de aquel año y miembro de la Junta Directiva de la Comisión, a la sazón sobrina del Director del Archivo General de Simancas, quien se encargó de solicitar de su tío toda la documentación necesaria para poder entresacar un guion que sirviese a José Redondo para escenificar aquel importante episodio de nuestra historia patria.

Paralelamente comenzamos a movernos para conseguir el apoyo económico necesario para sacar adelante el proyecto que suponía un importante desembolso económico, ya que solamente en concepto de alquiler de vestuario se habían presupuestado más de 100.000 pts. de aquellos tiempos, a las que había que sumar gastos de decoración, imprenta, publicidad y otros de menor cuantía.

El apoyo necesario lo buscamos en la Diputación Provincial cuyo Presidente, Lino Rodríguez Madero, no dudó en prestarnos la colaboración necesaria para financiar la mayor parte de los gastos que iba a generar la puesta en escena de las Cortes.

Otra medida adoptada fue crear una subcomisión de seguimiento del proyecto quien se encargó no solo de la captación de recursos e información, sino también de la mínima decoración que adornaría la iglesia, cuyas obras de traslado y reedificación no estaban aun rematadas al cien por cien.

En este sentido pensamos que el templo en sí mismo aportaría un decorado más que suficiente para poner en escena las históricas Cortes, pese a ello decidimos confeccionar dos grandes gallardetones cuartelados con las Armas de España para colgar de sendos balconcillos que superan la nave central a la altura del crucero, con el fin de ambientar más el marco.

Iglesia de San Francisco de La Coruña

Por supuesto le pedí a mi madre colaboración en esta fase y desde luego me la ofreció toda, así que durante varios días algunas de las Meigas de Honor de las HOGUERAS-75, especialmente Elena Villarquide y Mª José Arrojo, ocuparon la mesa del comedor de mi casa paterna convertida en ocasional taller de confección de los dos grandes gallardetones que todavía se conservan en la actualidad y que han sido utilizados, además de en las Cortes, en contadísimas ocasiones a lo largo de la historia de nuestras HOGUERAS.

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Sobre cada uno de los cuarteles de estos gallardetones se cosieron castillos, leones, barras y cadenas confeccionados en fieltro que fue adquirido en un comercio de la calle de San Andrés, de esos de toda la vida, lamentablemente ya desparecido.

Con relación a los uniformes, tras remitirnos José Redondo sus necesidades, nos pusimos en contacto con nuestro proveedor habitual, la madrileña Sastrería Izquierdo suministradora de los uniformes de la Guardia de Honor de las Meigas durante años, quien nos indicó que atendería todas nuestras demandas ya que disponía de todo el vestuario solicitado. De esta forma, por correo, remitimos a Izquierdo la relación de trajes de Caballeros, Heraldos, Soldados, Frailes y, cómo no, del Rey, que precisábamos para que nos lo remitiese en tiempo y forma.

Por supuesto que la música que se utilizaría como fondo y ambientación de la representación, así como para unos momentos muy concretos de la misma como la entrada del Rey, fue minuciosamente elegida entre la española del Renacimiento, adquiriendo sendos discos con composiciones de Cabezón y otros contemporáneos que ambientaron toda la puesta en escena.

Uno de los problemas a resolver era el de la iluminación, elemento muy importante para determinados efectos que pensaba darle a la obra su director. Fue el propio José Redondo quien facilitó una buena parte de estos medios en tanto que otros fueron solicitados al Ayuntamiento coruñés quien también colaboró en este apartado.

Como estaba previsto, el Director del Archivo de Simancas remitió toda la documentación solicitada que rápidamente se hizo llegar a José Redondo quien, en base a ella, preparó el guion de la representación.

Para los papeles principales de Carlos I, del Obispo de Badajoz, del Procurador García Ruiz de la Mota, de los distintos Procuradores intervinientes, etc., se contó con el concurso del Grupo de Teatro de la Universidad Laboral “Crucero Baleares” que dirigía el propio Redondo, así como con el de personajes coruñeses como el rapsoda Andrés Rey que ya había colaborado con HOGUERAS en anteriores ocasiones; en cuanto al resto de actuantes, Pajes, Soldados, Frailes y Procuradores, se buscaron como figurantes a gente joven de nuestra zona de influencia que colaboraron gustosos en la puesta en escena.

En imprenta encargamos una especie de díptico explicativo en cuya portada figuraba una fotografía de detalle de uno de los arcos interiores de la iglesia realizada por José Francisco Freire, colaborador de la Comisión.

Y llegó el gran día. Como mejor pudimos adecuamos el recinto utilizando sillas castellanas y otros aditamentos; hicimos las pertinentes reservas de asientos tanto para las Autoridades que habían confirmado la asistencia como para la Meiga Mayor, Teresa García Vila, y sus Meigas de Honor y a la hora acordada abrimos las puertas de par en par, permitiendo que el aforo del templo se llenase mientras las composiciones renacentistas ponían el contrapunto musical.

Tras la presentación y explicación de lo sucedido en aquellas Cortes en la voz de Gil Merino, se apagaron las luces de la iglesia quedando esta sumida en una mágica penumbra. Por uno de los laterales surgió entonces un frailuco que, provisto de un cabo de vela, iba dando luz a unos hachones situados en el altar mayor en cuyo centro se alzaba el trono real, a la vez que se iban encendiendo también los focos y reflectores dispuestos para iluminar la escena.

A partir de ahí se sucedieron los distintos episodios que dieron vida las Cortes. La solemne entrada del Rey, el juramento de los Procuradores, el discurso de la Corona, el de la República Cristiana, las peticiones de los Procuradores, incluso la irrupción, no histórica, de un grupo de nobles gallegos que reivindicaban el voto en Cortes para Galicia que por aquellos años estaba representada por Zamora. Tras ello, los Procuradores votaron aprobando lo solicitado por S.M. el Rey.

Al final, el mismo frailuco del principio, retornado a escena tras haberse retirado todos los personajes participantes, apagó, uno a uno, todos los hachones y velas mientras que focos y reflectores fueron bajando en intensidad lumínica, en tanto que el relator ponía la nota final diciendo que “esto sucedió en la ciudad de La Coruña en el mes de mayo del año de gracia de Nuestro Señor de 1520”.

Fragata persa “Saam” 71

Una fuerte ovación rubricó aquella memorable jornada que ha quedado escrita con letras de oro en el libro de la historia de nuestras HOGUERAS.

Tan solo dos días antes, el 20 de junio, arribaron al puerto de la ciudad las Fragatas de la Real Marina persa “Saam” 71 (ex DE-12) y “Zaal” 72 (Ex DE-14) que permanecieron en los muelles coruñeses hasta el día 22 en que, tras hacer consumo en San Diego, se hicieron nuevamente a la mar.

Posiblemente, esta ocasión fuese la primera en que barcos de guerra de esta nacionalidad arribaban a La Coruña lo que provocó la curiosidad de los coruñeses, máxime al ver pasear a sus dotaciones por las calles del centro de la ciudad y en los lugares que visitaron.

Ambas Fragatas, según la prensa de la época, de las más modernas del continente asiático, habían sido construidas, para la Marina iraní, en astilleros ingleses entre 1968 y 1969, junto con otras dos -las “Rostam” 73 (ex DE-16) y “Faramarz” 74 (ex DE-18)- con las que formaban clase.

Con un desplazamiento a plena carga de 1.540 tn.; una eslora de 94,5 m., 11,7 de manga y 3,25 de calado, disponían de dos motores diésel “Paxman Ventura” que le proporcionaban una potencia de 3.800 cv. y dos turbinas de gas “Rolls Royce Olympus” que generaban 46.000 cv. La velocidad era de 17 nudos.

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Su armamento consistía en misiles antibuque; un cañón de 114 mm.; seis antiaéreos de entre 35 y 20 mm.; dos morteros de 81 mm. y uno Limbo ASW y seis tubos lanzatorpedos. Su dotación era de 146 hombres.

Tras el derrocamiento del Sah de Persia en 1979, las cuatro Fragatas fueron rebautizadas por el régimen islámico con los nombres de “Alvand” (ex “Saam”); “Alborz” (ex “Zaal”); “Sabalan” (ex “Rostam”) y “Sahand” (ex “Faramarz”).

La “Sahand” resultó hundida por la Marina yanqui el18 de abril de 1988, manteniéndose, según creemos, las otras tres en servicio. Recientemente, se asignó este nombre al Destructor más moderno con que cuenta la Marina iraní.

En 2020, al cumplirse el quinto centenario de aquellas Cortes, merced a las cuales el Rey de España D. Carlos I, pudo ceñir sobre sus sienes la corona del Sacro Imperio, iniciando con ello, no solo las páginas más brillantes de nuestra Historia, sino también de la de Europa, tomamos la decisión de volver a reproducir aquel Documento Histórico.

Desempolvamos los viejos textos usados en 1975, incluso el guion confeccionado en aquella fecha; buscamos un nuevo director quien inició la localización actores y figurantes; se comenzó a gestionar vestuario, iluminación y atrezo; se diseñó el programa de mano y el cartel; incluso logramos el permiso del prior de los PP. Franciscanos quien se había entregado al proyecto. Todo estaba dispuesto para que, una vez llegado el mes de San Juan, La Coruña pudiese asistir a un resumen de las sesiones de aquellas Cortes que tuvieron a nuestra ciudad por escenario hace cinco siglos y al Rey como huésped de honor de los coruñeses. Sería como el regreso de D. Carlos I a la ciudad.

Sin embargo, la maldita “plandemia”, se llevó, además de la vida de buenos españoles, algunos amigos personales, muchos proyectos y, entre ellos, este Documento Histórico de las Cortes Generales de 1520.

Tal vez, en próximos años, si Dios y el Señor San Juan lo quieren, podamos embarcarnos de nuevo en esta aventura que nos permitirá sumergirnos en una de las páginas más brillantes de nuestra Historia que tuvo, precisamente, a La Coruña como testigo de excepción y para la cual, pese a cumplirse quinientos años, el Ayuntamiento coruñés no ha tenido recuerdo alguno y no sirve como excusa la manida plandemia ya que si corrieron a celebrar, colocando placas y paneles -todavía se exhiben en la plaza de la Constitución-, el levantamiento liberal de 1820, un hecho intranscendente al lado de lo sucedido en 1520 pero que, sin embargo, posee connotaciones de tipo ideológico con el “régimen” actual, algo que pone de manifiesto, una vez más, por quienes estamos gobernados y el respeto que les merece la historia patria más allá de lo que pueda tener de componente ideológico y eso que tenemos una concejalía de “memoria histórica”.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".