Facturas de luz, agua, gas (y su tope): atracos a mano armada. Por Luys Coleto

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Cuando arribé a Villana y Cortesana, acojonado, aún hoy, con las facturas del agua. El corrupto canal de Isabel II (ains Lezo) cobrando dos cuotas por el mismo concepto, por ejemplo. Grosso modo: mi gasto de agua representaba apenas el 15% de lo que debía pagar. El resto, pura estafa: “mantenimiento”, «lecturas» y polladas varias, “verdes” y más allá, que vampirizan toda la factura.

No pagar nada, única y JUSTA solución

Dizque «la excepción ibérica, medida estrella y «social» del despótico gobierno de Sanchinflas. Desde junio, pues, tope de gas. Nuestro «querido» gobierno presume de una luz más barata gracias al citado tope. Ergo, luego te lo cobra aparte y de esto no te da cuenta. Ni el gobierno ni la eléctrica que te manga. La mitad de la factura, pues, el susodicho tope del “gobierno más progresista de la historia”, el escudo social, blablabla, mierderas y plurales babosadas retóricas de purita propaganda

Este concepto lo pagará todo cristo: tanto los que consumen energía eléctrica en el mercado regulado como en el denominado libre. Los que tienen contrato en el mercado libre, a los que les vence el contrato de electricidad y se lo renuevan automáticamente. Así como los contratos nuevos o cambios de compañía que devienen, claro, contrato nuevo).

Lo dicho en tantas ocasiones, pobreza, miseria, hambre, el objetivo cada vez menos inconfeso de las élites y de sus variados títeres…

…¿Solución? Solo una, no pagar. Don´t pay energy bills. Para algo bueno que tienen los británicos. En fin…

Autor

Luys Coleto: Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.

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