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Cuando todavía la auténtica dimensión de la masacre de Monte Arruit no se había conocido en todos sus extremos y España seguía conmocionada por los hechos que provocaron el desplome de la Comandancia General de Melilla y por los graves sucesos de los que estaba siendo protagonista la zona oriental de nuestro protectorado, el 16 de agosto de aquel 1921, del que hoy se cumplen cien años, la Orden General de la Dirección General de Orden Público se hacía eco de una singular propuesta hecha por el Director General, Millán de Priego, en la que convocaba a los integrantes de la Policía Gubernativa -Cuerpo de Vigilancia y de Seguridad- a aportar los recursos necesarios para financiar la compra de un Carro de Combate con destino al Ejército de Operaciones en Africa.

La citada Orden, señalaba lo siguiente: «La Dirección considera que los Cuerpos de Vigilancia y de Seguridad por sí mismos están en el deber de probar ostensiblemente su amor a nuestros hermanos del Ejército de África, y propone se adquiera, para ofrecérselo, un tanque o carro de asalto”.

No se puede precisar si una propuesta de estas características se había registrado con anterioridad en nuestra Patria, aunque creemos que no, que se trata de la primera vez en que un Cuerpo de la Administración del Estado, en este caso la Policía, promueve una cuestación entre sus miembros para adquirir un Carro de Asalto, en este caso el francés, modelo FT-17, destinado al Ejército.

Si sabemos que, por aquellos días, se iniciaron, en la totalidad de las provincias españolas, cuestaciones de todo tipo destinadas a ayudar a nuestras tropas en operaciones. Corridas de Toros, festivales, petición de ayudas económicas, etc., cada uno organizó lo que pudo, destinando lo obtenido a la compra de material sanitario, vehículos aljibe, alimentos… Sin embargo, nada parecido a la iniciativa de la Dirección General de Orden Público, la compra de un Carro de Combate.

Muy probablemente, el conocimiento del inicio de gestiones por parte del Gobierno español para la adquisición de este tipo de material, iniciadas por aquellos días y que se cerrarían satisfactoriamente en septiembre siguiente, sirvió de inspiración al Director General y sus colaboradores más inmediatos para tomar la decisión de aunar esfuerzos entre los miembros tanto del Cuerpo de Vigilancia, como del de Seguridad para la compra de un medio de estas características.

El interés del Ministerio de la Guerra por este tipo de material de guerra venía de años atrás; de hecho, a la conclusión de la Gran Guerra, España se planteó seriamente la posible adquisición de Carros de Combate cuya utilidad se había puesto de manifiesto en el teatro de operaciones europeo durante los años de la confrontación. Fruto de este interés, se ordenó a los Agregados Militares en las embajadas de Washington, Londres y París, que realizasen gestiones conducentes a la posible venta, por parte de los Países respectivos, de armas de estas características destinadas a nuestro Ejército.

La Compañía de Carros de Asalto en Africa

El resultado en los dos primeros Países referidos no pudo ser más adverso, negándose a la posible venta de este material por considerarlo de carácter estratégico y de un alto valor militar, además de un precio excesivo para la economía nacional; no sucedió lo mismo con los franceses que si aceptaron, en un primer momento, la venta de sus Carros de Asalto Renault FT 17, experimentados en los campos de batalla de la Gran Guerra.

De esta suerte, con fecha 23 de junio de 1919 tras las gestiones realizadas por la Comisión de Experiencias de Artillería, organismo encargado de la adquisición de este tipo de material, llegó a España el primer Renault FT 17 que, recepcionado por la Escuela Central de Tiro de Carabanchel, realizó las primeras pruebas ante S.M. el Rey D. Alfonso XIII, con resultado altamente satisfactorio.

Dichas pruebas dieron pie para gestionar la compra de otros diez Carros excedentes de la Gran Guerra, tanto en su versión cañón «Puteaux» de 37 mm. (2 unidades), por importe de 56.700 francos/unidad, como ametralladora (8 unidades) por un precio de 52.500 francos/vehículo, si bien a última hora el Gobierno galo vetó la venta de este material.

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En consecuencia, gracias a la respuesta dada por estas naciones “amigas”, España no pudo disponer de este tipo de material con el que dotar al Ejército de Africa lo que nos hubiese ahorrado la pérdida de gran cantidad de vidas humanas. Pero bueno, así se escribe la historia y los mismos que en 1906, para evitar la presencia de los alemanes en el norte de Africa, nos asignaron la función de administradores de una parte del territorio marroquí, ahora se negaban a vendernos material militar pese a que conocían que el Rif era una zona en latente estado de guerra como así se demostró aquel verano de 1921.

La suscripción entre el personal policial se inició de inmediato no solo entre los miembros de ambos Cuerpos, sino también captando fondos entre amigos y simpatizantes ya que en varias plantillas la cuestación se hizo pública a iniciativa del personal de Vigilancia, obteniendo el éxito esperado.

Muchos de los integrantes de la Policía Gubernativa cedieron voluntariamente el importe de un día de sus haberes e incluso, en algunos casos, dos, aportando la cantidad solicitada por el Director General, siéndole deducida de la nómina correspondiente al mes de septiembre de 1921.

Carro de combate FT-17, provisto a ametralladora Hotchkiss de 7 mm sobre camión

Concluida la suscripción, la Orden General de la Dirección nº 4.560 de 29 de septiembre siguiente, refiere que tras la recepción de los datos procedentes de las diferentes plantillas se logró allegar la cantidad de 69.204,27 pts., que con algunas aportaciones más alcanzó finalmente las 90.077,23 pts., insuficiente, sin embargo, para llegar a los 166.500 francos de coste del vehículo militar que al cambio suponían 91.406,50 pts., toda vez que la equivalencia aquel año de 1921 era de 1 franco = 0,20305 pts.

De esta suerte, en la segunda quincena de octubre siguiente, el Director General giró al Embajador de España en París el total del importe exigido por la compra, cubriendo la cantidad restante, hasta llegar al precio de venta, la propia Dirección General de Orden Público.

El pago, tanto del carro de asalto como del autocamión encargado de transportarlo, se verificó por medio de cheques a través del Banco Urquijo, siendo abonado directamente en París.

El vehículo, llegó a España a principios de enero de 1922, coincidiendo con la llegada de otro lote del mismo material -un Carro de mando modelo FT-17 TSH y diez Carros FT-17 provistos de ametralladoras Hotchkiss de 7 mm.-, siendo entregado oficialmente al Ejército en el Campamento de Carabanchel.

De esta compra da razón la Orden General de la Dirección General de Orden Público de la que se hace eco la prensa de la época el 17 de enero en la que se señala, entre otras cosas lo siguiente:

“Tengo la satisfacción de comunicar a los funcionarios de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad, así como al personal afecto a la Dirección General y facultativos anejos a ellos, que el carro de asalto adquirido con el importe de la suscripción y con destino a nuestro ejército de África se encuentra en esta corte en el Campamento de Carabanchel, en donde ha sido depositado hasta que el señor Ministro de la Guerra disponga del mismo cuando lo estime oportuno.

No siendo posible exponerle en sitio adecuado para que pudiera ser visto por quienes lo desearan, se han obtenido las fotografías que se publican en esta orden extraordinaria, con el fin de que todos puedan conocerle.

Ultimado, pues, cuanto con su adquisición se ha referido, cúmpleme expresar mi gratitud a cuantos acogieron con cariño la idea por mí expuesta en la Orden General de 16 de agosto del año pasado, y para su satisfacción me creo en el deber de hacer públicos los siguientes datos:

El coste del tanque con el autocamión que le transporta ha sido de 166.500 francos, que adquiridos en cheques sobre París, han importado 91.406 pesetas con 50 céntimos, según facturas del Banco Urquijo, de esta Corte.  

Han contribuido con un día de haber todas las plantillas de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad de provincias, excepto Barcelona –tenemos constancia de que esta plantilla colaboró activamente en otras cuestaciones.

El personal de la Dirección General y los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad de Madrid han contribuido con dos días, e igualmente los facultativos de esta corte.

Sin hacer mención especial de nadie, pues a todos por igual alcanza mi reconocimiento, me congratula significar que otras plantillas de provincias, no obstante haber donado un día de haber para suscripciones que con otros fines se iniciaran en sus localidades respectivas, contestaron a mi invitación contribuyendo con el mayor entusiasmo.

Se han recaudado, pues, en totalidad pesetas 90.077,23, y la diferencia hasta completar la totalidad del coste de aquél, ha sido suplida por esta Dirección.

El referido carro de asalto es un modelo de los de su género. Las pruebas que con él se han realizado han dado un buenísimo resultado.

En la orden general aparecen tres fotografías que presentan al vehículo combatiente en tierra, sobre su automóvil de transporte y cuando lo bajaban del auto.

Que la suerte le acompañe y que sus conductores logren siempre el objetivo perseguido es lo que fervientemente deseamos».

El Carro pasó a integrarse en la Compañía de Carros de Asalto de Infantería que fue revistada por el Rey el 22 de enero de 1922 y que, desplazado al teatro de operaciones africano, contribuyó activamente a la recuperación del territorio perdido tras la caída de Annual, incluso puede que estuviese presente en el glorioso desembarco de Alhucemas de septiembre de 1925.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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