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En La cobardía de ERC hablo sobre los 10 primeros meses de la guerra civil en Cataluña, por qué dominó la situación los anarcosindicalistas, por qué calló y dejó hacer Companys y todo lo relacionado con ejecuciones, colectivizaciones, masonería, eugenesia, el orden público, chekas, sacas y el intento de asesinato a Companys. Hoy me quiero centrar en unas palabras que escribió Francesc Cambó en sus Memorias. Y me centro en ella porque un señor, después de la entrevista que me hizo Javier Navascués, se puso en contacto conmigo y su comentario va relacionado con las palabras de Cambó.

Otro acto de cobardía, a parte de los comentados en el libro anteriormente citado, también lo cita Cambó con respecto al golpe de estado que el 6 de octubre de 1934 llevó a cabo Lluís Companys. Al respecto escribe…

Lluís Companys, cuando caía la tarde del 6 de octubre, había hecho en el balón de la Generalitat de Cataluña la proclamación de la República Catalana.

Él y los que le aconsejaban esta actitud creían beatamente que todo pasaría como el 14 de abril del año 1931 y se quedaron sorprendidos y desorientados al ver que toda la fuerza pública, salvo los mossos de escuadra y guardias de asalto, se ponían en contra de la Generalidad iniciando la lucha armada para la que la Generalidad no tenía la menor preparación en aquellos momentos en la que solo la cobardía de los hombres de la Generalidad evitó una hecatombe”.

Y prosigue…

Si la noche del 6 al 7 de octubre Dencàs y los hermanos Badia no se hubieran opuesto a los propósitos de Companys de armar al pueblo y este hubiera triunfado, la revolución del año 1936 hubiera comenzado entonces con los mismos caracteres de ferocidad que tuvo después”.

Es curioso saber que, en 1925 Companys fue al despacho de Cambó. Por aquel entonces era un abogado defensor, periodista e impulsor del sindicato de viticultores Unió de Rabassaires. Parece ser que estaba cansado y fatigado. Tenía miedo de volver a la cárcel. También se sentía engañado de la gente que le rodeaba y quería apartarse de todo aquello. Por eso le pidió que le consiguiera un trabajo en Buenos Aires, en Argentina. Ahí quería empezar de nuevo. No pudo ser y, poco después aquel cansancio y fatiga desapareció, se adentró en la política y el resto ya lo conocemos todos.

 

La cobardía de Companys se pone de manifiesto en las palabras de Cambó. Y no sólo de Companys, sino “de los hombres de la Generalitat”. Como hiciera posteriormente con los anarcosindicalistas, busco a un tercero para que hicieran el trabajo sucio. En octubre de 1934 delegó en Josep Dencàs, consejero de Gobernación y a los hermanos Badía. Miquel Badía estaba al frente de la Comisaría General de Orden Público. Así como posteriormente, al escoger a los anarcosindicalistas, no se equivocó, esta vez sí. ¿Qué queremos decir?

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Dencàs y los hermanos Badía creyeron que aquello era una locura. Tal vez la realidad es otra. Debemos considerarlos más cobardes que Companys. Es lo que refiere Cambó. En el momento que Companys vio que todo estaba perdido, en vez de quedarse junto al presidente de la Generalitat, escaparon del Palacio de la Generalidad por las alcantarillas de Barcelona. Dencàs huyó a Francia. Los hermanos Badía permanecieron en Barcelona y se salvaron de ir a la cárcel con Companys. Este último compensó la traición organizando el asesinato de Miquel y Josep Badia el 28 de abril de 1936.

Cambó nombra a Companys cono bref, que significa breve. Todos creían que no duraría mucho como president por su incompetencia. Las circunstancias hicieron que se prolongara en el tiempo. De no haber estallado la guerra civil, de no haber ganado el Frente Popular las elecciones de febrero de 1936, de no haber sido liberado, de no haber recuperado la presidencia de la Generalidad, hoy en día nadie hablaría de Lluís Companys, por su incompetencia. Esta realidad cambió en octubre de 1940. En sus Memorias escribe Cambó…

El fusilamiento fue un inmenso error de Franco. ¿Injusto? Él, el 6 de octubre de 1934 había cometido igual delito que los militares… y fue indultado. En 1936 él hizo fusilar a todos los militares sublevados”.

Las palabras de Cambó no pueden ser más claras. En aquel momento, en 1934, después de dar un golpe de estado y rendirse, las autoridades fueron benevolentes con él. Podían haberlo condenado a muerte por haberse sublevado contra la República. La tarde del 7 de octubre de 1934 entraron en el Palacio de la Generalidad y detuvieron a Companys, a su gobierno, y a Josep Tarradellas, Antoni Xirau, Joan Casanellas, Estanislau Ruiz, Joan Casanovas y a Carles Pi i Sunyer. Todos ellos fueron conducidos al barco Uruguay, que ya actuaba como cárcel. Companys y los suyos fueron condenados a 30 años de cárcel, siendo liberados después de las elecciones de febrero de 1936.

Curiosamente, cuando fracasó la sublevación en Barcelona, 19 de julio de 1936, el general Goded y otros mandos militares fueron conducidos al barco Uruguay, el mismo que unos dos años antes había estado Companys. En aquella ocasión el general Batet y Alejandro Lerroux fueron benévolos con él y al ser juzgado se rebajaron los cargos para que no fuera condenado a la pena de muerte. Aunque fue a la prisión, como dice Cambó, “fue indultado”. Companys no actuó de la misma manera. Todo lo contrario. No tuvo compasión con los militares sublevados. Aquel mismo 19 de julio de 1936 permitió que se fusilara a:

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Francisco Lacasa                     Coronel Caballería       19/07/1936      Barcelona

Vicente Vázquez                     T. Coronel Caballería      19/07/1936      Barcelona

Antonio Rebolledo                   Comandante Caballería   19/07/1936      Barcelona

Pedro Ponce de León               Capitán Caballería       19/07/1936      Barcelona

Claudio Durango                     Capitán Caballería       19/07/1936      Barcelona

Enrique Rodríguez                   Teniente Caballería      19/07/1936      Barcelona

Enrique Quintana                     Teniente Caballería      19/07/1936      Barcelona

Luis Navarro                           Teniente Caballería      19/07/1936      Barcelona

Antonio Moreda                      Teniente Caballería      19/07/1936      Barcelona

José Hurtado                           Teniente Caballería      19/07/1936      Barcelona

José Montagud                        Capitán Artillería         19/07/1936      Barcelona

José Montesinos                      Capitán Artillería         19/07/1936      Barcelona

Diego Serras                            Teniente Artillería       19/07/1936      Barcelona

Pedro Mercader                        Teniente Artillería       19/07/1936      Barcelona

José Culubí                             Teniente Artillería       19/07/1936      Barcelona

Ildefonso Hernández                Teniente Infantería       19/07/1936      Barcelona

Ramón Mola Vidal                  Capitán Infantería        19/07/1936      Barcelona

Nicolás Callada                        Teniente Artillería       19/07/1936      Barcelona

Juan Laguna                            Alférez Artillería         19/07/1936      Barcelona

José María Valenzuela             Capitán Caballería       19/07/1936      Barcelona

Alberto González                     Teniente Caballería      19/07/1936      Barcelona

Guillermo Cabestany               T. Coronel Infantería    19/07/1936      Barcelona

Girón                                      Sargento Infantería      19/07/1936      Barcelona

Maestu                                    Teniente Infantería       19/07/1936      Barcelona

Alejo Sanz                               Brigada Caballería       19/07/1936      Barcelona

Luis Botella                             Brigada Caballería       19/07/1936      Barcelona

El 11 de agosto de 1936, en vez de indultarlo, permitió que a los generales Manuel Goded y Álvaro Fernández Burriel se les acusara de traición. Juzgados en consejo de guerra, fueron condenados a muerte. El 12 de agoto de 1936 fueron fusilados en el Castillo de Montjuic. Companys se comportó como un cobarde y un traidor.

Al principio he hablado de una persona que se había puesto en contacto conmigo. Pues bien, como responsable de este escrito diré lo que me dijo. Era un señor de casi 87 años. Pujolista de los de antes, de la antigua Convergència. Me comentó que lo dicho en la entrevista era punto por punto lo que su padre de explicaba de esa época. Rematando su comentario diciendo que a Lluís Companys lo mejor que le podía haber pasado, de cara a la historia, es que fuera fusilado. De no haber ocurrido, como he dicho anteriormente, hoy en día nadie hablaría de él, al ser un personaje gris e incompetente.

Autor

César Alcalá