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Con la democracia liberal establecida, en un teórico marco de libertades sindicales,  promovió la  Confederación de Trabajadores independientes.  En junio de 1977 se había legalizado el Sindicato Profesional de Periodistas que patrocinaba una CTI en ciernes: “sin discriminaciones de ningún tipo por razón de credo, pensamiento o filiación política para la defensa, representación y fomento de los intereses comunes” Ese mismo mes, a una semana de las elecciones, dirigía una carta a Adolfo Suárez y a Felipe González por haber sido las fuerzas más votadas al frente de la UCD y del PSOE donde pedía  la dignificación de los jubilados, el control por parte de los trabajadores del gobierno de las mutualidades y del Instituto Nacional de Previsión (otra de las obsesiones de Ceferino a causa del descontrol y despilfarro que supuso), el final de las restricciones a las reivindicaciones de los trabajadores, la reforma de la empresa-otra de sus propuestas vitales-con la intervención de las organizaciones obreras y la libertad sindical sin ningún tipo de limitaciones y al amparo  de  los mandatos de la OIT.  Justificaba Maestú el nacimiento de su sindicato en el diario El País: “La Confederación de Trabajadores Independientes nació de una profunda aspiración unitaria, basada en las experiencias de sus promotores en Comisiones Obreras, en la CNT, en la UGT … Lo que hemos querido es abrir una vía nueva en la que la unidad de los trabajadores sea posible. En la CTI pueden estar los trabajadores de todas las ideologías y cuantos no las tengan definidas aún”.

 

La disconformidad, que fue uno de sus rasgos principales, la iba a poner de manifiesto en un foro selecto. En Mayo de 1978 daba una conferencia en el Club Siglo XXI sobre “La problemática actual del sindicalismo español” en donde hacía ver la injusticia que suponía que para el cambio político se hubiera realizado una consulta mediante  referéndum,  pero para el mundo sindical el dirigismo desde el poder había sido absoluto, marginando a los trabajadores y siendo todo decidido por las camarillas políticas. Allí abogó por la unidad sindical mediante un cauce unitario respetando la  pluralidad de opciones y avisaba del peligro monopolizador que se avecinaba:   “Las elecciones sindicales no han clarificado los auténticos deseos del mundo laboral y existe el peligro de que sobre datos parciales se cree un monopolio de representación a cargo de las centrales marxistas»,

 

 En 1978 cristalizaba su proyecto de formación de una sindical independiente. El 27 de junio se realizaba el primer congreso de la C.T.I.con la asistencia de 700 delegados. En el congreso, Ceferino proponía la alianza sindical de los trabajadores independientes. Sabía por experiencia cómo iba a actuar el sindicato de dirección comunista e intuía cómo lo iba a hacer la UGT, tan vinculada, tan dependiente del PSOE. Era consciente de cuál iba a ser la campaña de descrédito hacia ellos desde los sindicatos “de clase”. Pasado el tiempo del estigma marxista contra el supuesto “lumpemproletariado” de la competencia, era claro el concepto de “amarillos”, servidores de la patronal, vendidos, vaticanistas, meapilas…  que iban a usar como cantinela aprendida y repetida una y otra vez con los diferentes a ellos para desacreditarles. Por mayoría del congreso Ceferino Maestú fue elegido Secretario general y  el primer acto fue el apoyo a la huelga que mantenían los trabajadores del AISS, o sea, los trabajadores de la organización sindical extinta del franquismo. El enorme poder del duopolio sindical favorecido desde los distintos gobiernos disminuía la actuación de otras alternativas

Al frente de la CTI en el congreso de Noviembre de 1985 volvería a ser elegido Secretario general y desde aquel foro  denunciaba ante la OIT y ante el Defensor del Pueblo la falta de garantía en las elecciones sindicales que iban a celebrarse. El armatoste preparado beneficiaba a las dos sindicales del duopolio (CCOO-UGT) hasta tal punto que  la subdirección del Ministerio de Trabajo, que controlaba el proceso, estaba en manos de un militante sindical, afiliado a un partido político-precisamente-¡como no!- al que gobernaba.  La estrategia de la Confederación (que con casi dos mil representantes era quinta fuerza tras el duopolio, USO y ELA) se diseñaba en  establecer una coalición con los demás que no fueran  CCOO y UGT. . El temor al favoritismo y el desprecio a otros sindicatos quedaba patente con disposiciones legales hechas a medida de los mayoritarios Las trampas electorales al amparo de una legislación ambigua “ya es una realidad propiciada por UGT en las empresas de menos de 10 trabajadores”… con lo que …”se da un paso más hacia la dictadura nacional-socialista (sic) que pretende acabar con la libertad sindical” Pero era también la premeditada ausencia de normativas prometidas pero no realizadas lo que hacía que los socialistas, en el poder desde el 82, a través del Ministerio de Trabajo pudieran asumir las funciones del desaparecido IMAC en una actitud que se calificaba de neofranquista.

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6.-TEXTOS

Numeroso artículos, conferencias y libros son el testimonio literario de Ceferino. Me detengo brevemente en algunas de sus publicaciones como  La vida que viví con los demás   donde el título ya lo dice todo. En Las cooperativas de Mondragón nos informa sobre la gigantesca creación impulsada por José María Arízmendiarrieta y en donde figura un interesante  cruce de correspondencia entre este sacerdote y Ceferino. Le costaba aceptar al sindicalista falangista ciertas conexiones de esa cooperativa con el terrorismo independentista vasco. En Historia mía de una conferencia sindicalista (curso 62-63) comienza con un capítulo “De rojos a falangistas rojos” dando cuenta de su experiencia juvenil, la negativa a participar en la represión durante la guerra  o su posterior colaboración con el padre Llanos en la juventud de Acción Católica o su expulsión del Círculo José Antonio. Recuerda a Manuel Mateo, a Matorras, A Matías Montero, a García Vara a Juan Orellana o a Álvarez de Sotomayor. “Todos ellos y otros muchos por igual fueron rojos, rojos y luego falangistas rojos, con el abrazo de José Antonio Primo de Rivera. En Una historia poco conocida La Falange que quiso ser de los rojos-rojos y de las JONS el capítulo VI lo dedica a  “los falangistas de la CNT.-El VII. El acuerdo frustrado con Pestaña. El VIII. Comunistas en la Falange. El IX Manuel Mateo, otro rojo con camisa azul. En La rebelión de los trabajadores contra Franco nos cuenta las tertulias de La Ballena Alegre, el contacto con Camacho y Ariza que de la mano de Emilio y Serafín Reboul, llegaron aquella noche al café Lyon, y que  se presentaban como “independientes”. A partir de la introducción hace un estudio sobre los movimientos de insurgencia sindical en el régimen de Franco. En El largo camino de la libertad encontramos un  texto breve en donde resume la lucha de los trabajadores “por salir del pozo en el que están metidos, en espera de una oportunidad definitiva de ganar para siempre el legado divino de la libertad. En El pensamiento sindicalista de los falangistas de Primo de Rivera comienza con la posición de José Antonio  sobre el capitalismo. Sigue con varios artículos de Carlos Juan Ruiz de la Fuente sobre historia económica de España o  la conferencia que el profesor Juan Velarde  pronunció en la Tribuna Libre del Círculo José Antonio en 1962 y que fue reproducida por la revista Sindicalismo sobre las actividades monopolísticas del capitalismo español o los enlaces entre el gran capitalismo y el latifundismo. En Hasta la Ballena pidió la revolución. A los 25 años de la guerra “civil” se recogen las charlas mantenidas en aquel lugar emblemático,  en los sótanos del Café Lyon. Allí en torno  a cien personas del mundo universitario y trabajador “falangistas y no falangistas” se reunían los viernes por la noche con el fin de indagar en la historia del movimiento obrero y de dar una respuesta sindicalista y revolucionaria.

Y su obra monumental Los enamorados de la revolución  un texto de casi 900 páginas en donde el autor repasa el tiempo de la II República con el recurso abundantísimo de textos históricos de distinta naturaleza.  Aporta  fuentes muy diversas, entre las que incluye sus propias vivencias personales y las conversaciones mantenidas, la historia oral. Deja hablar a los protagonistas, no censura fuentes (algo tan corriente en las producciones históricas) no malinterpreta o supone (algo tan corriente en las producciones históricas) y  tan solo unos pocos   personajes de los que desfilan por el libro cuentan con su más profunda animadversión. Se trata de una Historia de la 2ª República española con atención preferente por Falange Española o una Historia de Falange Española durante la República- . Un tiempo difícil, dentro del denominado Periodo intermedio, en una situación social muy complicada en nuestra Patria. Y como antología de textos bien puede servir para conocer la experiencia  republicana. Este periodo se encuentra sometido a una historiografía oficial que todo lo invade y que no va desde luego por la línea de Maestú. Es verdad que existe una literatura histórica alternativa, casi secreta,  muy limitada y que tanto su producción como su difusión es una mezcla de casi prohibición y endogamia.

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A sus noventa años Maestú seguía pensando que el pensamiento de Primo de Rivera estaba vigente en lo referido a la unidad de España y en la necesidad de una revolución social. Él, un sindicalista nato, era hipercrítico con la realidad sindical española. Dos grandes sindicatos subvencionados por los presupuestos del Estado y por unas costumbres que les permitían allegar fondos por los planes de pensiones empresariales o por los dineros que de las empresas reciben por los convenios colectivos. Llegaba a más denunciando irregularidades  en las cantidades percibidas por los cursos del FORCEM, un manantial suculento que difícilmente cuadraba con los presupuestos éticos del sindicato en la mente de Ceferino. No daba por perdida la batalla: el acabar con el capitalismo, la  reforma de la empresa, la necesidad del cooperativismo frente a los asalariados etc. etc. los postulados de siempre quizás en una sociedad mucho más complicada.

 Con su avanzada edad y su experiencia se dirigía en el 2011  a la Falange cuarteada:

A TI, FIEL CAMARADA Con 91 años, después de una larga vida de militancia activa, de fidelidad al proyecto de José Antonio, no acierto a comprender que quienes también se consideran leales a él estén divididos y hasta enfrentados en cuatro partidos falangistas, una plataforma, una fundación, un club, una hermandad de la vieja guardia y un sin número de grupos, asociaciones, hasta de personas aisladas, como yo que hacemos legión …” y luego, tras recibir respuesta nada más que de dos líderes de esas formaciones, se dirigía a muchos falangistas no organizados. Finalizaba la misiva “…Así no podemos seguir. Con un fuerte abrazo ¡Arriba España!

Tuvimos la suerte de hacer una reunión amplia convocada por el eterno coordinador López Créstar, contar con la productora El viejo tinglado (“José Lorenzo García y familia”) para, en la sala de juntas de un médico traumatólogo y falangista, grabar a Ceferino y ponerlo en la red. Le acompañamos en la presentación en el Ateneo de Madrid de su obra monumental: Los enamorados de la revolución. Falange y CNT en la segunda república de la que ya se ha hecho referencia

En el cementerio de Boadilla del Monte se dio sepultura al cuerpo de Ceferino el 13 de Diciembre de 2016. De entre los asistentes no reconocí a más de cinco. No hubo ninguna liturgia del falangismo fúnebre. José Lorenzo, Pepe Cabanas y yo buscamos a última hora cinco rosas para depositarlas en el féretro. No las encontramos.

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REDACCIÓN