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En el gran ejercicio de la síntesis, José Antonio propone la superación no solo de la alternativa partidista de derecha e izquierda, sino también de dicotomías más amplias, que puedan ser objeto de la integración cristiana del orden material y del orden espiritual, como empresa comunitaria. Así, patria y revolución, derechos de la persona y solidaridad social, conservadurismo y progresismo, orden de libertad y sistema de justicia, capitalismo y comunismo[1].

En el enfrentamiento de los dos sistemas dominantes, comunismo y capitalismo, José Antonio no plantea, según los modos políticos, la ocupación del sistema sino la innovación del sistema. Este es su atractivo ya que el mundo en que vivimos es el mundo de la innovación en todos los ordenes, menos en las formas políticas, como si efectivamente hubiéramos llegado al fin de la historia y estuviera prohibido el pensamiento que no fuera único  o la verdad que no fuera oficial.

 

Diríase que, desde este pozo, clama  el cartel que, en  unas elecciones estudiantiles de mi Facultad, decía: No soy de derechas; no soy de izquierdas; soy joven y tengo ideas[2].

 

¿Se ha considerado suficientemente la invocación de José Antonio a pasar de la orilla de un orden económico y social que se derrumba a la orilla fresca y prometedora del orden que se adivina, salvando los gérmenes de un mundo futuro y mejor, ocultos en la revolución rusa, ocultos en la invasión de los bárbaros? ¿Son los talibanes –cabe preguntarse- la representación de la nueva barbarie? [3]

 

Las Torres Gemelas han sido abatidas. Pero lo que, de momento y efectivamente, se ha derrumbado es el muro de Berlín, y sobre sus ruinas se ha asentado el triunfo del capitalismo, con la sacralización del mercado y, por consiguiente,  de la democracia capitalista.

 

Antes y después de la caída del muro, el lema  Ni comunismo ni capitalismo, todo lo utópico que se quiera, ha sido una idea presente no solo en el pensamiento de José Antonio, sino también en otros nobles pensamientos y especialmente en el magisterio pontificio.

 

La idea está claramente en León XIII (Rerum novarum), en Pío XI (Quadragesimo anno) o en Juan Pablo II (Laborem exercens) Y tiene reflejos diversos,  en la Conferencia Episcopal Tarraconense (1974), o en  Miret Magdalena, que se pregunta por una tercera vía europea[4], mientras que, con el crecimiento del capitalismo, crecen la pobreza y la injusticia[5], que tanto soliviantan a Saramago [6] y al sentido común.

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La idea Ni capitalismo ni marxismo [7] está particularmente clara y reiterada en Juan Pablo II, en la encíclica Solicitudo rei socialis, en los discursos brasileños de 1980, en  el discurso a los obispos europeos (1985) y, en 1999,  en la exhortación La Iglesia en América  o en la Academia Pontificia para las Ciencias. De Juan Pablo II son estas tres precisiones:

 

La caída del muro que dividía el Este y el Oeste ha dejado en evidencia otros escandalosos muros de pobreza, violencia y opresión política que aún dividen a amplios sectores de la Humanidad [8]
En el origen de numerosos y graves problemas sociales y humanos que atormentan en la actualidad a Europa y al mundo se encuentran también las manifestaciones degeneradas del capitalismo [9]
Era legítimo combatir el sistema totalitario, injusto, que se definía socialista o comunista. Pero también es verdad lo que dice León XIII, es decir, que hay «semillas de verdad» incluso en el programa socialista. Es obvio que no se deben destruir estas semillas, que no deben perderse [10]

 

¿No resuenan en estas  semillas  aquellos   gérmenes  del discurso de José Antonio? : los gérmenes ocultos y hasta ahora negados en la revolución rusa, los gérmenes de un mundo futuro y mejor, los gérmenes que tenemos que salvar, los gérmenes que queremos  salvar  [11]

 

Lo que ocurre es que solo se airean a toda orquesta las declaraciones sobre la moral sexual, con la pintoresca guerra de los preservativos.  Cuando el Papa habla profundamente de la justicia social, los medios se distraen, como ocurrió con el discurso al Cuerpo Diplomático, del que los periódicos españoles omitieron, de modo ostensible, todas las criticas al capitalismo[12]La Estrella Digital  ha llamado a Juan Pablo II el Papa Rojo [13]. También, en su día, llamaron a José Antonio el señorito bolchevique [14].

 

[1] ENRIQUE DE AGUINAGA, “Informe sobre la Falange de José Antonio”, Grafinsa, La Coruña, 1973, p. 18.

[2] Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense, Madrid, 23 de febrero de 1999.

[3] JOSE ANTONIO, “Prieto se acerca a la Falange”, en “Aquí estamos”, Palma de Mallorca, 23 de mayo de 1936: “El mundo asiste a los minutos culminantes del final de una edad. Acaso de la edad liberal capitalista; acaso de otra más espaciosa de la que el capitalismo liberal fue la ultima etapa. Nos hallamos en la inminencia de una “invasión de los bárbaros”; de una catástrofe histórica de las que suelen operar como colofón de cada era”

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[4] ENRIQUE MIRET MAGDALENA (Zaragoza, 1914), «Europa, ¿hacia una tercera via», en «El Mundo» (diario), Madrid, 6 de julio de 1990.  

[5] IRENE HERNANDEZ VELASCO, “Según la ONU, las diferencias entre ricos y pobres aumentan año a año”, en “El Mundo”(diario), Madrid, 17 de julio de 1996. ALBERTO MONCADA, “El único Imperio”, en “El Mundo” (diario), Madrid, 1 de noviembre de 1996.

[6] JAVIER GARCIA, “Saramago retorna al feudo comunista del Alentejo”, en “El País” (diario), Madrid, 31 de octubre de 1998.

[7] JUAN PABLO II, “Ni capitalismo ni marxismo”, en “Alfa y Omega” (diario “ABC”), Madrid, 31 de enero de 1998.

[8] «ABC» (DIARIO), «Juan Pablo II: La caída del muro ha dejado en evidencia otros escandalosos muros de pobreza, violencia y opresión«, Madrid, 3 de septiembre de 1993.

[9] YAS GAWRONSKY, «El cristianismo fue determinante en la caída del comunismo en Europa», entrevista con el PAPA JUAN PABLO II, en «El País» (diario), Madrid, 2 de noviembre de 1993.

[10] IBIDEM.

[11]JOSE ANTONIO, «Discurso de clausura del II Consejo Nacional de la Falange”.

[12] “EL MUNDO”( DIARIO), “Juan Pablo, contra los abusos de los poderosos”, editorial, en el que se lee: “Ayer, ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa criticó con dureza el llamado nuevo orden internacional y los excesos del capitalismo liberal, que constituyen el fermento de inestabilidad crónica en el mundo”. Sin embargo, la información correspondiente no se publicó en el propio periódico ni en “ABC”, “El País” y “La Razón”, de 12 de enero de 1999.

[13] CYBERTENTACULOS, 30 de enero de 1999.

[14] JOSE ANTONIO, “El bolcheviquismo”, en “ABC”(diario), Madrid, 31 de julio de 1935. RAFAEL BORRAS, “El señorito bolchevique”, en “La Razón” (diario), Madrid, 24 de noviembre de 1998.

Autor

REDACCIÓN