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Desde la primera, fechada el 7-12-1936 a las palabras de abdicación pronunciadas el  14-5-1977

 

Mi admirado general, con mis votos más fervientes por que Dios le ayude en la noble empresa de salvar a España del comunismo le ruego acepte el testimonio de respeto con que se reitera a sus órdenes y muy afectuosamente

Juan de Borbón

7-12- 1936

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Creo sinceramente que ante la difícil situación que vive la Monarquía y los ataques «enloquecidos» de los comunistas, podemitas e independentistas del Vicepresidente Iglesias al Rey, aprovechando los «líos económicos» de su padre, el Rey emérito Juan Carlos, no está demás repasar  lo que Laureano López Rodó llamó «La Larga marcha hacia la Monarquía», pues es una lección para navegantes ver el esfuerzo supremo y el viacrucis que tuvieron que padecer el Pretendiente, Don Juan de Borbón, a la Corona y el Generalísimo para hacer posible la Instauración—Restauración de la vieja Monarquía de Alfonso XII, derribada en 1931.

Y les aseguro que leer las Cartas y los Telegramas que se cruzaron Don Juan de  Borbón y Franco es el mejor modo de saber cómo se recorrió ese largo camino… como interesante es comprobar y descubrir el entusiasmo con que el heredero de la Corona se entrega a los Nacionales (y en especial a su «admirado» general Franco) y al Movimiento Nacional en los primeros años de la Victoria. 

VICTORIA CONTRA EL COMUNISMO que celebra como un español bien nacido  (luego, al ver que la Restauración se retrasaba fue cambiando de criterio y sus entusiasmos «patrióticos» se fueron  enfriando, eso es verdad, hasta llegar a una ruptura diplomática no oculta y a sus «Manifiestos», ya claramente anti-franquistas). 

Pero, y antes de comenzar la lectura de las primeras cartas, hay que agradecer a la Dirección de «El Correo de España» la buena disposición para que ello sea posible, dada la imposibilidad de hacerlo en otros Medios de los que cacarean de libertades.

Y  dicho esto pasen y comprueben cómo el Infante (todavía no Príncipe Heredero) se ofrece a Franco para «servir a España» en el crucero «Baleares» y luchar contra las fuerzas de la República     

             

Primera Carta de D. Juan a Franco

(7-12-1936)

Excmo. señor General don Francisco Franco:

Mi respetado General: En forma tal vez impremeditada, cuando la guerra en España tenía sólo el carácter de una lucha interna, he intentado tomar parte en ella. Aunque me impulsaban sentimientos bien ajenos a la política, comprendo y respeto las razones que entonces movieron a las autoridades militares a impedir mi incorporación a las tropas.

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Actualmente, la lucha parece tomar, cada vez más, aspectos de una guerra contra enemigos exteriores, guerra en la que todos los buenos españoles de mi edad habrán podido hallar un puesto de combate. El deseo de hallarlo yo también, y en forma que aleje toda suspicacia, me mueve a someter a la benévola atención de Vuestra Excelencia mi aspiración.

Según noticias de Prensa, se hallará pronto listo para hacerse a la mar el crucero «Baleares», en el que podría prestar algún servicio útil, ya que he realizado mis estudios en la Escuela Naval Británica, he navegado dos años y medio en el crucero «Enterprise» de la cuarta escuadra, he seguido luego un curso especial de artillería en el acorazado «Iron Deske», y, por último, antes de abandonar la Marina inglesa, con la graduación de teniente de navío, estuve tres meses en el destructor «Winchester».

Yo me incorporaría directamente al buque, me abstendría en absoluto de desembarcar en puerto alguno español y, desde luego, le empeño mi palabra de que no recibiría ni aun a mis amigos personales.

Yo no sé, mi General, si al escribirle así infrinjo las normas protocolarias con que es normal dirigirse a un Jefe de Estado. Le ruego, en todo caso, disculpe el que confíe a su corazón de soldado este anhelo mío de servir a España al lado de mis compañeros.

Con mis votos más fervientes por que Dios le ayude en la noble empresa de salvar a España, le ruego acepte el testimonio de respeto con que se reitera a sus órdenes y muy afectuosamente e. s. m.

Juan de Borbón

7 diciembre, 1936

Respuesta de Franco a D. Juan

(12-1-1937) 

El Jefe del Estado y

General en Jefe del Ejército Nacional

A Su Alteza Real don Juan de Borbón

Alteza: 

Su carta llena de patriotismo y entusiasmo me llena, como soldado, de satisfacción al contrastar, una vez más, cuán arraigadas están en V. A. las virtudes de la raza y cómo siente vuestra Realeza los problemas de nuestra querida España.

Es verdad que la lucha por nosotros empeñada se sale de los límites de la nación para entrar en los internacionales, ya que no sólo se debate la suerte de España, sino también la de la civilización occidental y de la Iglesia Católica, duramente atacadas por el comunismo ruso, con la complicidad y decidida cooperación de determinados Gobiernos extranjeros. 

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Hubiera sido para mí muy grato el haber podido acceder a vuestro deseo, tan español como legítimo, de combatir en nuestra Marina por la causa de España; pero la singularidad de vuestra persona no permitiría el que pudiérais servir bajo el sencillo título de oficial, pues el entusiasmo de unos y las oficiosidades de otros habrían de dificultar tan nobles propósitos; sin contar con que el lugar que ocupa en el orden dinástico y las obligaciones que de él se derivan, imponen a todos, y exigen de vuestra parte, sacrificar anhelos tan patrióticos como nobles y sentidos al propio interés de la Patria.

Por todo ello, no obstante ser tan halagador vuestro deseo y tan valioso para la Marina española el aprovechamiento de vuestra pericia de oficial y vuestro entusiasmo, en momentos que tantos compañeros han sido sacrificados por la barbarie roja, no me es posible seguir los dictados de mi corazón de soldado aceptando vuestro ofrecimiento.

Muy agradecido en nombre de España y de todos los compañeros de este Ejército y Marina por vuestros fervientes votos y entusiasmo, sabéis contáis con toda la simpatía y respetuoso afecto de este leal soldado que afectuosamente os saluda.

Francisco Franco 

Salamanca, 12-1-1937

Continuará.

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.