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En septiembre de 1925 tuvo lugar el desembarco de Alhucemas, la batalla decisiva de la guerra de Marruecos. Pero para que esta decisiva operación pudiera tener lugar, primero fue necesario que el Ejército superara el asedio por los rebeldes rifeños de la estratégica posición de Kudia Tahar, cerca de Tetuán. Fueron los momentos decisivos de toda la guerra de Marruecos, que duraba desde 1909 y era la obsesión de la España de la época.

El 7 de septiembre de 1925 debía iniciarse el desembarco de Alhucemas, que debía ser la batalla más importante de esta durísima guerra colonial, ya que suponía desembarcar en el corazón del territorio rebelde, muy cerca de la capital del líder de la sublevación, Abd El Krim,  la ciudad de Axdir.

Pero para evitar el desembarco o frenar su avance, si éste llegaba a consumarse, el siempre hábil Abd El Krim planeó un golpe muy peligroso para los intereses españoles; un gran ataque por sorpresa contra Kudia Tahar, la posición militar que dominaba la ciudad de Tetuán, la capital del Protectorado español del norte de África, que estaba situada mucho más al oeste de la zona del desembarco.

Kudia Tahar era la principal del anillo de posiciones que defendía Tetuán. Si Kudia Tahar y Tetuán caían, se produciría una catástrofe militar estratégica para España, solo 4 años después del desastre de Annual y muy probablemente el desembarco de Alhucemas tendría que suspenderse o limitarse al máximo, para trasladar el grueso de las tropas españolas a la zona de Tetuán.

Con todo el Protectorado en rebelión se habría perdido la oportunidad de acabar la guerra. ( Y muy probablemente un fracaso del desembarco de Alhucemas habría provocado la caída del régimen del general Primo de Rivera)
 
El ataque a Kudia Tahar empezó el 3 de septiembre de 1925 ( el desembarco de Alhucemas empezaba el 7). 3000 guerrilleros marroquíes al mando de Mohamed El Jeriro, el principal lugarteniente de Abd El Krim, atacaron Kudia Tahar, que estaba defendida por 400 soldados del Regimiento de Infantería del Infante número 5, que eran aragoneses y catalanes en su mayoría, como recuerdan las publicaciones militares de la época.

Los combates en torno a Kudia Tahar, entre el 3 y el 12 de septiembre de 1925 fueron realmente épicos. Todos eran conscientes de que en Kudia Tahar se estaba decidiendo toda la guerra de Marruecos.

Los asediados resistieron con un heroísmo absoluto las oleadas de ataques de guerrilleros muy superiores numéricamente. Los combates fueron terribles. Muy probablemente fue decisivo el papel de la Aviación. Dieciséis cazas Breguet, de la Fuerza Aérea española, operando desde el aeródromo de Río Martín, consiguieron, con dolorosas perdidas propias, abastecer la posición con cientos de sacos con hielo ( pues la posición se quedó sin agua) y material sanitario.

Y arrojaron cerca de 600 bombas sobre los rebeldes rifeños, que impidieron en el último momento, sobretodo durante los  primeros y decisivos días, que Kudia Tahar fuera conquistada por los moros.

Murieron más de 300 defensores de Kudia Tahar, pero la posición resistió. A partir del día 9, cuando las posiciones del desembarco de Alhucemas quedaron consolidadas, el general Primo de Rivera ordenó la formación de 3 columnas con fuerzas legionarias y de Regulares, que, por fin, el día 13 consiguieron liberar Kudia Tahar, eso sí, después de durísimos combates a la bayoneta y fuertes pérdidas, aunque las pérdidas de los rebeldes moros aún fueron mayores.

La gesta de Kudia Tahar electrizó a la España de la época. Los supervivientes fueron aclamados por miles de personas en un desfile en el centro de Madrid, algunas semanas más tarde.

Se ha llamado a Kudia Tahar el combate de las nueve Laureadas, por los nueve condecorados con la máxima distinción militar española.  Uno de ellos fue el entonces capitán Miguel Rodrigo, que años más tarde sería uno de los oficiales más destacados de la División Azul, en Rusia.

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Dos de los laureados eran catalanes: el capitán José Gómez Saracíbar, muerto en combate, natural de Tarragona, y el teniente Bartolomé Muntané Cirici, natural de Igualada.

Aunque actualmente la Cataluña oficial quiera ignorarles, lo cierto es que estos heroicos soldados de Kudia Tahar, muchos de ellos catalanes, con su esfuerzo y sacrificio, hicieron posible en gran medida, la victoria final española en la guerra de Marruecos.

Autor

Rafael María Molina