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Para conocer a otros grupos sociales es preciso asomarse a la doctrina de éstos con cierta curiosidad y con un espíritu muy abierto para tratar de descubrir las razones de su pensamiento político y de sus motivaciones históricas. Y eso es, precisamente, lo que hemos hecho: indagar en el pensamiento político nacionalista de nuestros vecinos del norte, a la luz de sus propios escritos.
Para los nacionalistas su lema primigenio fue: Dios y Fueros (Jaun-Goikua eta Foruak) que luego adaptaron como: Dios y Ley Vieja (Jaun-Goikua eta Lagi-Zará); tradición religiosa y tradición política. Con el primer lema priorizaban el Derecho de Dios y con el segundo el Derecho Nacional, supeditando la legislación en todo a las leyes religiosas y morales.
Seguimos analizando la separación de los dos conceptos del lema primero: Jaungoikua (Dios) para decir después Jaun-Goikua (el Señor de los Cielos), porque no quieren para ellos otro Señor (Jaun) que el de las Alturas (Goikua). Y no dicen la Ley (Lagija) sino la Ley Vieja (Lagi-Zará), al no querer otra ley que no sea la de sus antepasados. En esta Ley Vieja incorporan los cuatro elementos de la tradición política: leyes propiamente dichas, costumbres buenas, pureza de raza y de su propia lengua.
Los fueros y las costumbres contienen una sola doctrina política, incluida en su lema tradicional, ahora con su Logi-Zará; la religión aparece en el primer elemento del lema y la preposición (eta) se añade para que no se cambie el orden de los dos términos extremos y sustantivos, ni reducirlo a uno solo. Esto es lo que necesita el pueblo, según los nacionalistas, para sentirse felices: la religión, la independencia y los cuatro elementos antes referenciados.
Los nacionalistas deben ser antiliberales y antiespañoles.
Hay otras consideraciones que en los escritos nacionalistas aparecen profusamente: “antiliberal y antiespañol es lo que todo bizkaíno debe ser”. Y añaden: “Es necesario que sepan los bizkaínos anticatólicos que para ser patriota es preciso aceptar en todas sus partes el lema tradicional. Para ser nacionalista bizkaíno basta con ser católico y patriota. Basta en rigor ser patriota…”.
Ideológicamente hablando, aseguran aquellos: “antes que la Patria está Dios, pero en el orden práctico y del tiempo, para amar a Dios hay que ser patriota, y para ser patriota es preciso amar a Dios. Esta preposición (eta) de nuestro lema no parecen entender muchos bizkaínos; los liberales dicen que para ser patriota no hace falta ser católico, y los católicos sienten que para servir a Dios no precisan ser patriotas”.
Otro símbolo destacado de los nacionalistas vascos es la ikurriña, bandera compuesta por dos signos venerados por éstos: la cruz vertical y la cruz oblicua; para los antiguos vascos simbolizaba el Sol y para los nacionalistas de hoy a Dios; la segunda la Luna y la constitución tradicional de Vizcaya. La Luna recibe la luz del Sol, de la misma manera que, lograda la independencia, Vizcaya sería la que ilumine a las demás regiones vascas.
Encontramos muchas afirmaciones y comentarios en los escritos de Sabino Arana-Goiri que nos llaman poderosamente la atención: “Bizkaya no ha sido nunca española, ni por la raza, ni por las costumbres, ni por el idioma, ni siquiera por el territorio y por las leyes, sólo en este siglo y merced a la dominación española ocasionada por nuestra extranjerización en las ideas”.
Quien no acepta el tema patrio, bastardo es.
Una última afirmación para cerrar nuestro análisis sobre los lemas que guiaron y todavía guían a muchos vascongados: “El que comprendiendo el tema patrio, no lo acepta en todas sus partes, ese no es patriota; no es hijo legítimo de Bizcaya: bastardo es, y digno de ser arrastrado desde la cumbre del Gorbea hasta las peñas de Matxitxako”.
Seguiremos analizando los principios que animan a los nacionalistas, con respeto y siempre por mera curiosidad intelectual. Cuando hablan de Leyes Viejas, todavía no hemos encontrado esas leyes propiamente dichas. Si se refieren a los Fueros Viejos, habría que considerar que, en la Alta Edad Media, los fueros de Nájera, Miranda de Ebro y Logroño inspiraron la mayoría de los fueros posteriores desde el Reino de Nájera-Pamplona y después de Castilla. La lengua vasca que conocimos en el primer tercio del siglo XX, antes del batúa, carecía entonces de unificación y resultaba complicada para el entendimiento mutuo, por ejemplo; entre pueblos del interior con los de la zona costera no terminaban de entenderse del todo. Eso lo hemos escuchado en numerosas ocasiones. Y lo de las costumbres buenas y pureza de raza, merece un tratamiento más riguroso. Para ilustrarnos mejor, intentaremos recuperar la documentación que nos envió una profesora de la Universidad de Tiblisi y varios estudios específicos de diversas universidades occidentales y norteamericanas.
Siendo, como dicen los nacionalistas vascos, tan católicos ellos, nos gustaría comprender las vinculaciones tan estrechas mantenidas con ETA, tan marxistas-leninistas éstos, y ateos, claro. Será, como reza un dicho popular: “para que tenga buen caldo el cocido todos los huesos son buenos”.
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