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9 de febrero de 1956, los falangistas cómo hace muchos años, siguen recordando al primer estudiante caído , Matias Montero y se reúnen en la calle Victor Pradera donde le asesinaron, una sencilla placa en la pared le recuerda.
El Régimen del General Franco sigue contando con la coreografía de las «camisas azules» de los falangistas de buena fe, cada vez menos, se van dando cuenta que el poder como siempre, lo detenta la vieja y reaccionaria derecha, y nace con fuerza una nueva derecha Nacional-Católica, el «Opus Dei».
Ese día ,el nueve de febrero ,un joven estudiante del SEU de dieciocho años, Miguel Alvarez ,ha ido con sus camaradas a recordar al primer falangista estudiante caído, al acabar el acto un nutrido grupo de falangistas sube por la calle Marques de Urquijo hacia la calle Princesa, les han avisado que una contra manifestación de estudiantes de izquierdas viene por los Bulevares desde la Universidad de San Bernardo.
Hace unos pocos días ya se han producido graves enfrentamientos en la universidad ,el SEU está perdiendo su predominio ya que se han abandonado las primitivas y viejas consignas revolucionarias de la Falange, al Régimen no le interesan estudiantes patriotas que empiezan a exigir la Revolución , que algunos ya llaman » pendiente».
Los estudiantes de izquierdas habían atacado los locales del SEU, han destrozado un gigantesco emblema de la Falange que existe en la universidad, partiendo tres de las flechas y han roto una lápida de los estudiantes Caídos.
Los izquierdistas, ante la pasividad del Régimen, empiezan a controlar el único sindicato permitido y obligatorio, el SEU, que de falangista prácticamente solo le queda el nombre.
Los dos grupos de estudiantes se encuentran a la altura de la esquina de la Calle Alberto Aguilera con Guzman el Bueno.
Sorpresivamente los izquierdistas sacan de debajo de sus gabardinas palos de hockey y todo tipo de porras y palos contundentes, atacando a los falangistas.
En el curso del enfrentamiento se oyen unos disparos y Miguel Alvarez, el joven estudiante del SEU, cae herido al suelo con un impacto de bala en la cabeza.
Introducen su cuerpo en una farmacia cercana para hacerle una primera cura , pero dada la gravedad de la herida, le llevan a la Clínica de la Concepción, el hospital más cercano.
Mientras tanto la noticia ha corrido como la pólvora, los pocos sectores revolucionarios » azules» que quedan en el Movimiento, entienden que es su oportunidad de recuperar un poder que nunca han tenido, tienen la excusa perfecta, no se puede consentir que los izquierdistas asesinen a un joven
estudiante falangista.
Mientras el dr. Obrador, bajo la supervisión del insigne doctor Jimenez Diaz, operan a vida o muerte a Miguel Álvarez, los falangistas claman venganza y coordinados por Luis Gonzalez Vicen preparan una «noche de los cuchillos largos».
Corren por las manos de los falangistas » listas negras»,si Miguel Alvarez muere, otros pagaran por su vida.
EL Capitan General de Madrid, Rodrigo, antiguo divisionario, les lanza una clara advertencia ,no consentirá que ningún falangista se mueva por las calles,y mucho menos que provoquen ningún altercado.
Ante la gravedad de la situación, el General Franco decreta el estado de excepción, conoce muy bien de qué son capaces los falangistas.
Cientos de falangistas están acuartelados en los locales del SEU ,del Frente de Juventudes, de la Guardia, toda la noche esperando….. pero la Policía les acorrala e incluso hay fuerzas del Ejército preparadas para salir de los cuarteles.
Después de una interminable operación quirúrgica, los doctores lograron salvar la vida de Miguel Alvarez.
Franco destituyó al Ministro de Educación Nacional Ruiz- Giménez y a Raimundo Fernandez Cuesta como Secretario General del Movimiento.
Pero no evitó que la oposición de izquierdas empezara a coger mucha fuerza en la Universidad Española ,se habían traicionado los principios azules de la revolución .
El pobre de Miguel Alvarez quedó ciego, casi abandonado, con una miserable Medalla al Valor, pocos camaradas la acompañaron, pago personalmente una de las últimas» posiciones de fuerza» de los falangistas.
Si Miguel Alvarez hubiera muerto, es posible que los auténticos falangistas, todavía bastantes, que creían de buena fe que se podía hacer la revolución dentro del Régimen de Franco, se hubieran unido y ante la respuesta contundente del General , hubieran podido organizar una oposición más férrea y directa contra el Régimen.
Pero la historia fue otra.
( Foto de Miguel Alvarez tiempo después de que le operaran, del archivo de los Guardianes de la Memoria Azul)
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