22/11/2024 07:59
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Así como la tropa de ganapanes, estafadores y miserables, cómplices de las artimañas criminales de un psicópata públicamente diagnosticado. Ni en el hipotético caso de que la Justicia recuperase la decencia y la integridad, desterrado el sectarismo de los tribunales y rearmada de conciencia, recuperado el valor primigenio de su honrosa función publica, enjuiciados los responsables de estos años oscuros, millones de familias serían compensadas ante el destrozo provocado por la presidencia del fulero Pedro Sánchez. Tampoco sería suficiente desagravio que actuaran las instituciones contra el atentado a la seguridad nacional, en todos y cada uno de los aspectos, infligido por las trampas del socialcomunismo, siendo terroristas no solo los aliados de este banda comandada por un tahúr de tres al cuarto sino también el gobierno en sí mismo, evidentemente delicuescente, aún encubierto por la aparente normalidad que brindan los palmeros y cómplices untados con los recursos del Estado para mentir y ocultar las trapisondas deleznables del aborrecido monclovita. 

 
Ni pandemia, ni guerra de Ucrania, tampoco Franco. La memoria canalla y selectiva de los delincuentes que desgobiernan España no debería confundir a las víctimas de Pedro Sánchez, el único responsable junto a los ministros que lo secundan, de la debacle en todos los ámbitos ruinosos que asuelan sin visos de solución al conjunto económico y social que se manifiesta con indignación durante estos convulsos días que bien podrían desembocar en una huelga general. Todavía convocados los paros indefinidos, existe un desgaste en los sectores productivos que obliga a reiniciar las actividades, pero sin soluciones es cuestión de tiempo que los parones arrecien como los encendidos ánimos a los que obliga la desesperación. 
 
Conviene no olvidar los inicios de esta destrucción anunciada que el estafador monclovita activó con múltiples irregularidades y que al día de hoy son interminables sospechas de corrupción y prevaricación institucional, con un rastro delictivo que solo el gregarismo de la Justicia ha encubierto para no ser motivo continuado de escándalo o causa de dimisión. Se cuentan por cientos las irregularidades que en cualquier país serían causa inmediata para quebrar cualquier gobierno. Cualquier país sin este rara avis devenido de la compra de voluntades del Delcygate, se entiende, siendo caso único en toda la Unión Europea. 
 
Si España recuperara la cordura, su decencia, el sentido común aun inspirado por un vital instinto de supervivencia, debería ser con la memoria reciente acerca del nefasto paréntesis de muerte, miseria y cizaña que caracterizan las sucias componendas de un fraude, desgraciadamente presidencial, de quien accedió al poder con mentiras y lo ejerció tal y como un criminal común lo haría si pudiera comprar las voluntades para poder delinquir sin punición. Sánchez, su circo y lo que representa de desvarío y perversidad, es el único culpable al que pedir cuentas cuando nuestro sufrido país recupere la cordura extraviada, frente a estos idos apesebrados que harán lo que sea para no apearse de las poltronas que apestan a corruptela y al propósito de destrucción en España.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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