Necrológica. Luis Fernando Garcia-Mauriño Martinez

Días  pasados fallecía en Sevilla, donde fijó su residencia retirado del Ejército, LUIS FERNANDO GARCIA-MAURIÑO MARTINEZ,  Coronel  de Artillería y Diplomado de Estado Mayor; uno de los militares, de los muchos que conocí del Ejército, de mayor preparación técnica, entrega  y acrisolada  eficacia en las múltiples funciones  castrenses que desempeñó en su vida profesional. 

A los cinco años pierde a su padre, notario y registrador,  Siervo  de Dios,   asesinado por los marxistas en Ronda en la Revolución de agosto de 1936, que nos dejó un  Diario espeluznante de aquellos  trágicos días desde la serenidad y aceptación del  mal  que sentía próximo  sobre su vida y  su numerosa familia. 

Ingresa en el Arma de Artillería, y años más tarde en el Estado Mayor, con el número uno de su promoción. Después  de  Ifni,  donde  ya dejó   huella de sus capacidades, especialmente organizativas,  y de las Canarias,  en 1971, post Consejo de Guerra de Burgos,  donde aflora el movimiento separatista/revolucionario vasconavarro,  es elegido por   José Ignacio  San Martin  para el Servicio de Información  de Presidencia  del Gobierno, con base operativa en  Pamplona,  donde toma  contacto con el ambiente pre revolucionario, de aparente normalidad,  que se vivía en aquellas provincias, alentado  por un sector del clero, incluso  alguno con  jerarquía  secesionista en  aquella iglesia local,  profesores y empresarios a los que se engordaba  con  cuantiosas subvenciones,  ya que no podemos ignorar que “desde Cánovas, España viene siendo explotada desde Madrid por las oligarquías vascas y catalanas”.  Recorrió aquellas provincias;  bajó al infierno del separatismo radical;  se opuso  a las reiteradas  ofertas de la “mafia” para eliminar a  los etarras;  en reuniones en una campa en las cercanías de Bayona,  con participación de quien escribe,   buscando  su  vuelta a España, organizó los primeros contactos  directos y personales  con los huidos en Francia; elevó un importante informe sobre la simpatía, o, cuando menos, tolerancia de las autoridades galas, e, incluso de la gendarmería, con los etarras;  indagó en lo más oscuro y mejor guardado  historial y terminales del separatismo  para la confección  por la Auditoría de la Región, a petición de la entonces Fiscalía General del  Estado, de una causa general del separatismo; buscando su  dignificación,  tomó  contacto  con  la sociedad de la emigración,  marginada  y amedrentada   por  el matonismo  aranista,  proponiendo  medidas económicas y  sociales para su dignificación, que no fueron atendidas por la cobardía que en Madrid se vivía ante el problema vasco; alertó  sobre  la sospecha, confirmada,  de un importante atentado como de los sectores que lo promovían y alentaban, que tampoco  mereció  interés  de los servicios policiales, desmantelados en aquellas provincias por decisión personal del Ministro de Gobernación,  Garicano Goñi;  y después  de maratonianas reuniones  y  encuestas,  recabando la opinión de los sectores no contaminados de aquella sociedad, elaboró seguramente el estudio más completo sobre el separatismo vasco/navarro, con propuestas  de todo tipo para hacerle frente, especialmente económicas y educativas, denominado Operación  Arana, de la que  solo se redactó un ejemplar,  que se entregó  en mano  en la Secretaria del Ministerio del Ejército, del que,  años más tarde,  se encontró una copia  en el piso franco de un conocido miembro del Comité Central del Partido Comunista de España. 

Vencido el plazo de permanencia previsto, se reintegró  al Estado Mayor en la Capitanía General de Sevilla,  como Jefe de la 2ª  Sección,  donde desarrolló, igualmente,  una  actividad      ingente,  en todos los ámbitos propios de sus  competencias,  ilusionando a los mandos, y despertando las reservas que acompañan a todo protagonismo que se aparta de la rutina y la vulgaridad.  Asesoró con eficaz prudencia la situación fronteriza con Portugal en los sucesos que se vivieron  en esta Nación. En  la Capitanía General potenció  toda   iniciativa de  orden  cultural y social: Seminario Universidad y Fuerzas Armadas con participación de destacados intelectuales  y Aulas de Cultura de los Gobiernos Militares, así como  toda propuesta, como dejó  escrito el  Clásico, de ensamblaje entre las letras y las armas.  Pero fue en el ámbito de la formación del soldado, centro de sus preocupaciones, donde  desarrolló sus iniciativas y  capacidades, organizando  cursos para oficiales y suboficiales sobre historia y  valores del entorno geográfico, potenciando, como medio de enriquecimiento cultural, el Recreo Educativo  del  Soldado con visitas a los principales lugares de interés histórico y monumental e,  incluso, económico de la Baja Extremadura, Ceuta y  Andalucía Occidental,  promoviendo la edición  de la primera Geografía Turística de esta Región con 25.000 ejemplares  costeada por las Cajas de Ahorro,  que se entregaba gratuitamente a los soldados en las visitas turísticas;   organizando la presentación en la  Capitanía  de la única publicación  que defiende la españolidad de Ceuta y Melilla,  así como otras sobre historia de las   Unidades y  de personajes dignos de ser recordados. 

Iniciada en el ámbito de las FAS la purga chequista, era uno de los objetivos a neutralizar, que consiguieron bajo el pretexto de una iniciativa suya de comunicación entre los Tenientes Generales para los momentos de grave riesgo para la seguridad de la Nación, uno de los objetivos primordiales de los Ejércitos. 

 Al mando  del  Regimiento de Artillería de Costa del Estrecho,  actualizó  las baterías  que garantizan  la protección  de  España por el flanco  sur,  una  demostración  más de su anticipación a  las necesidades que impone la defensa,  en  esta hora, de  nuestra  Patria.

Toda esta vida profesional la realizó, como reza la vieja y siempre  actual  Ordenanza, desde el  “puesto de mayor riesgo y fatiga”. 

Antonio  Troncoso  de  Castro.

Coronel Auditor. Académico.

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