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En su libro “Rey servido, España honrada” el exJEMAD, Gral. Fernando Alejandre, dice muchas cosas, claro que ahora, a toro pasado, porque antes…
Alerta contra el riesgo de que el Ejército sea “una gigantesca ONG”, “una superunidad de emergencias”, califica a la UME de “ocurrencia innecesaria” y pide evitar el aumento de contenidos “originales o esotéricos” para que no se “desdibuje la profesión militar y se aproxime a la policial o de emergencias” de forma que su verdadera misión quede “licuada”.
Lo malo es que en buena medida de lo que alerta ya se ha producido y él ha sido cómplice. Sólo hay que ver la imagen en las redes que vende Defensa desde siempre. En cuanto a la UME fue aceptada, aplaudida e impulsada con deleite por las propias FFAA hasta el punto de que en ella se cobra más, tiene mayor presupuesto que muchos Regimientos que languidecen y es espaldarazo de carreras.
Pero en realidad, la UME es un puñal más de los varios clavados en la hombría, virilidad, unidad, cohesión, esencia y misión única y verdadera de nuestros ejércitos, hábil y torticera jugada de la izquierda siempre revolucionaria para subvertirlos, descafeinarlos y castrarlos –jugada aceptada también con fruición por la siempre acomplejada y cómplice derecha– cambiando el fusil por la manguera y el cañón por el extintor, abusando de la plena disponibilidad natural de las FFAA frente a cualquier otro colectivo incluido Protección Civil –donde rigen sindicatos, convenios laborales y demás gaitas–, que es donde debió ubicarse con la denominación de Unidad de Emergencias a secas, habiendo bastado para ello la oposición frontal de los mandos superiores de entonces y posteriores, Alejandre incluido, y el empecinado desierto de la convocatoria de plazas para ella al no concurrir ningún mando de ningún nivel nunca jamás.
Dice Alejandre sobre los movimientos «independentistas» que «no debería resultar raro» hablar «de una parte de un mandato constitucional que las Fuerzas Armadas han recibido», como es defender la integridad territorial de España.
Para empezar, no son “independentistas”, sino secesionistas o separatistas; olvida Alejandre la capital importancia de la semántica. Para seguir, ni siquiera ya estando fuera es capaz de mentar con todas sus palabras y con todas sus consecuencias el Art. 8º de la Constitución por el que corresponde a las FFAA defender la soberanía, independencia e integridad territorial de España y su ordenamiento constitucional, no sólo contra los potenciales enemigos externos, sino también de los reales internos incluido el propio Gobierno de turno si fuera, como es y no sólo éste, el caso. Y lo dice ahora quien fue JEMAD el 1-O, quien miró al tendido mientras los españoles tuvimos que soportar hechos e imágenes humillantes y bochornosas que jamás olvidaremos ni perdonaremos, y quien en el mismo libro manifiesta que “he de reconocer que hasta mediados de agosto no tuvimos la certeza de que aquello se nos estaba yendo de las manos”. ¿Hasta Agosto? Increíble. Como si la cosa, que lleva décadas descontrolada y, peor aún, alimentada, fuera nueva.
Alejandre se declara “atlantista”, cuando debía declararse “español”. Porque, de entrada, no se puede ser atlantista cuando la OTAN, o sea los EE.UU., deja fuera de su paraguas dos queridas partes de nuestro territorio nacional como son Ceuta y Melilla en beneficio de nuestro mayor enemigo, Marruecos, que casualmente es aliado preferente de los EE.UU., como tampoco se puede ser cuando los objetivos e intereses de la OTAN, o sea, de los EE.UU., no coinciden la mayoría de las veces con los de España por mucho que se diga y a los hechos me remito, sobre todo cuando hoy más que nunca deberíamos hacer como nuestros antepasados que se negaron a ir a las Cruzadas (misiones en el exterior) alegando, y con razón, que ya tenían (y tenemos) la propia en casa.
Nos confiesa Alejandre su sorpresa por la entrada de Podemos en el Gobierno, así como por el “desapego antipatriótico” de los votantes de izquierda. Lo último es secular y está en su ADN, caso único en el mundo, para nuestra desgracia, pues es la única izquierda antinacional que existe; también es secular el banal patrioterismo de la derecha, salvo excepciones que confirman la regla. Sobre lo primero, no se entiende, porque desde aquella frase que se atribuye a Carrillo de que “Al Régimen lo derrotaremos por la cruz y por la espada” es evidente que, como la Iglesia, y porque como en ella tampoco se le pone coto, Alejandre no puede ignorar que las FFAA vienen sufriendo una aguda penetración marxista-leninista desde aquella primera de la UMD, hiedra que sigue viva y extendiéndose camuflada de “democrática” cuando no lo es.
Por no alargarnos, citemos que Alejandre avisa de la «amenaza directa» que es Marruecos para España, que acabará materializándose, dice, primero, a modo de «intifada», para después desembocar en un conflicto armado. Nunca le oímos algo siquiera parecido cuando estaba de JEMAD. ¿Y qué hacen entonces nuestras FFAA en Líbano, Letonia, Turquía, Rumanía, Mali y otros “paraísos” perdidos como Irak o Afganistán en vez de reforzar Ceuta, Melilla y las Canarias y prepararse para ese día que, coincidimos con él, llegará y a no tardar?
Lo peor de todo el libro es su autor. Porque no olvidemos que fue, primero, General, y después JEMAD, y no se llega a todo ello diciendo lo que ahora dice en el libro, sino con el silencio desleal y cómplice, confundiendo la disciplina y obediencia con sumisión, y la neutralidad con pasividad e inhibición. Tampoco olvidemos que al JEMAD, y Alejandre lo fue el 1-O, como jefe ejecutivo de las FFAA corresponde tanto impedir que los políticos las licuen, como adoptar las decisiones y medidas oportunas para defender la soberanía, independencia e integridad territorial de España y su ordenamiento constitucional en caso de amenaza exterior, pero también, como es el caso, interior; Gobierno de turno incluido.
PD.- A los pocos meses de irse, el Gral. Alejandre ha sido contratado como “consultor y asesor externo” de la empresa Sener Aeroespacial fuertemente relacionada con Defensa. ¿Pago de servicios prestados anteriormente? ¿Posible tráfico de influencias? ¿Lo contratarían si llevara cinco años en barbecho?
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