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El Instituto de Política Social (IPSE), ha estallado presentando los datos que según ellos, el gobierno no quiere que se sepa sobre la verdadera matanza que hubo en España entre los años 1936 y 1939. Según el Instituto de Política Social, el mayor genocidio de la historia de España, lo encabezó el Frente Popular apoyado de los Republicanos.

El Instituto de Política Social (IPSE), encabezado por Pablo Hertfelder Garcia-Conde, ha advertido que si el gobierno quiere quitar todos los monumentos franquistas de España y la dignidad y memoria de las víctimas asesinadas por el frente popular, no se van a encontrar el beneplácito de la derecha y mucho menos el apoyo de la sociedad civil que defiende la verdadera historia de España.

Según el presidente del Instituto de Política Social(IPSE), se lleva más de 60 años tergiversando la historia de España y es hora de que se diga la verdad, le pese a quien le pese y le duela a quien le duela: Hertfelder Garcia-Conde, analiza que aquellos que hoy quieren imponer una ley de memoria histórica o que en los colegios se enseñe la “sangrienta” guerra de los nacionalistas , son aquellos que ocultan la verdad. Acusándoles de tapar la mayor matanza de la historia de España, que no viene dada por Franco, sino por los comunistas.

Desde el Instituto de Política Social (IPSE), señalan que el mismo Azaña dijo: “Franco no se sublevó contra la república sino contra la chusma que se había apoderado de la república”.

Inciden en que los comunistas (Frente Popular) no solo atentó contra miles de ciudadanos, sino que además los masacró de la manera más vil. Señalan que las checas fueron auténticos campos de concentración. Se instalaron hornos crematorios, se descuartizó a presos para dar de comer a los cerdos, se torturó a los detenidos, se les atormentó con la comida, etc. Fue un plan premeditado con la ayuda de la Unión Soviética para instaurar un régimen comunista en España. Es decir, las checas sirvieron, desde el inicio de la Guerra Civil, para exterminar a todas las personas que estaban en contra o pensaban de forma diferente.

 

Las formas en las que los comunistas asesinaban a los católicos y a aquellas personas que disentían de su ideología.

 

El Instituto de Política Social(IPSE), desglosa cómo se atentaba contra las vidas de aquellos que disentían de los postulados de la izquierda radical en España y exige al gobierno de España que pidan perdón por la matanza que quieren ocultar.

Algunas de las prácticas eran totalmente innovadoras en España, y esto fue ‘gracias’ a la llegada de activos de los bandos estalinistas al país para reforzar al Frente Popular:

 

“El submarino seco”: si la víctima no hablaba, le encasquetaban una bolsa de plástico que le cubría toda la cabeza hasta el cuello ajustándola al mismo, con el objetivo de generarle asfixia. A veces también utilizaban un cinturón que ceñían alrededor del cuello para provocar estrangulación. 
“La banderilla”: consistía en inyectar en las manos y pies del preso, agua mezclada con heces para provocarles dolorosos abscesos en los miembros infectados y la disfuncionalidad de los mismos.
“Badajo”: consistía en colgar la víctima con las manos atadas en la espalda. Pasaban una cuerda por una polea y se la ataban a las muñecas, luego tiraban de la cuerda hasta que la persona quedaba levantada del suelo, hasta romperle los
“Empetao”: la víctima desnuda era atada en decúbito prono (boca abajo) sobre un banco con las piernas a cada lado. Los interrogadores le introducían a la víctima el cuello de una botella por el recto, empujando hacia dentro del intestino, una vez introducida media botella tiraban de ella, la cual hacía ventosa y succionaba la víscera. Si la víctima era mujer realizaban la misma técnica por la
“La ratonera”: consistía en colocar una rata dentro de una cacerola en la que sentaban a la víctima desnuda y atada para que no se pudiera levantar. Seguidamente con un infiernillo eléctrico procedían a calentar la olla, lo que provocaba que la rata quisiera salir de la misma al percibir el calor. La rata intentaba desgarrar un orificio a través del cuerpo de la persona para poder
“El collar eléctrico”: Se colocaba un collar de bolas metálicas alrededor del cuello de la víctima que iba conectado a un cable a través del cual se le administraban descargas eléctricas reguladas en
“La ducha fría”: la ducha era un pequeño cuarto en cuya parte exterior se hallaba instalada una manguera que introducía agua fría a gran presión. En el se encerraba a la víctima completamente desnudo y era sometida a una prolongada y violenta
“La argolla”: Se colocaba a la víctima desnuda, atada de manos y colgado por un pié en una argolla con la cabeza hacia abajo, sumergiendo la cabeza a la altura de la nariz en un recipiente con agua o excrementos mientras era azotado. Para poder respirar debían contraerse, realizando un esfuerzo inhumano hacia arriba para sacar la nariz del líquido.
“El gancho”: la víctima era atada por las muñecas y colgada de un gancho fijado en el techo. A los pies de la víctima se ataba pesas, a fin de producir una mayor tracción sobre sus articulaciones. Suspendido de esta forma y desnudo, era azotado para que confesara.
“El tizón”: la víctima era atada por las muñecas a un gancho en el techo con los pies en el mientras era interrogada se le producían con cigarros o con una plancha de ropa quemaduras en el tórax y abdomen.
“El pozo”: la víctima era introducida en una estrecha estructura de madera sobre un pozo. En ella se montada una polea para hacer descender o izar al prisionero. Así podían sumergirle la cabeza en el agua el tiempo que quisieran y prolongar la sensación de ahogamiento.
“El gomazo”: consistía en colocar alrededor de la cabeza una goma elástica ancha a la altura de la frente. De dicha goma colgaba una campanilla de la que trababan y soltaban para que la campanilla metálica impactara contra el cráneo durante el
“Quebrantahuesos”: con una tenaza de punta hueca luxaban la falangeta de cada dedo, posteriormente luxaban la falangina y finalmente las En ocasiones también lo hacían con los dedos de los pies. Con un artilugio denominado “Talón de Aquiles” luxaban todas las falanges de la mano a la vez.
“El deposito”: Consistía en cerrar a la víctima a obscuras en una pequeña habitación que se utilizaba como depósito de cadáveres. En dicha habitación se encontraban diversos cadáveres compañeros de la persona que habían sido asesinados al aplicarles las técnicas de tortura. En el habitáculo había un fuerte olor a cadáveres en descomposición. Podían pasar ahí varias
“La bañera”: consistía en interrogar la víctima dentro de una bañera con agua fría jabonosa donde en su fondo habían depositados trozos de La persona estaba con las manos atrás y atadas por las muñecas, mientras su cuerpo se iba cortando con los vidrios.
“Echar a los cerdos”: En los patios de algunas checas como la de San Elías, se criaban cerdos. La técnica consistía en realizar a la víctima varios cortes profundos por las piernas a la vez que era lanzado al centro de la piara, los cerdos al percibir el olor de la sangre la agredían a mordiscos hasta comérsela En ocasiones hacían presenciar la tortura de su compañero, a la víctima que sería interrogada después. O bien ya difunta, el cuerpo de la víctima era troceado y lanzado como alimento.

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Hace especial hincapié en que la historia es la que es y ya va siendo hora de que la gente se entere de lo que realmente ha sucedido en España, “sin pinceladas llenas de odio, mentiras y adoctrinamiento de por medio”- sentencia Pablo Hertfelder Garcia-Conde.

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REDACCIÓN