22/11/2024 00:55
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“El encarecimiento de la energía y la necesaria aceleración de la transición energética provocará un alza en los precios, pero no se registrará estanflación”. Tal afirmación corresponde a Christine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo (BCE), quien además ha afirmado que en la Zona Euro no se presentará esa condición, por lo menos hasta el año 2024.

La estanflación es un fenómeno económico en el cual se conjugan variables como inflación, altas tasas de desempleo, sin crecimiento, siendo este uno de los peores escenarios económicos posibles ante lo engorroso que significa su maniobrabilidad y corrección. Esto origina una distorsión de los mercados y coloca a los hacedores de políticas tanto del Ejecutivo, como de los bancos centrales, en una posición “perder-perder”.

Dentro de lo negativo que pudiese presentarse el panorama a mediano plazo, debido a la inflación que se ha hecho sentir en la economía mundial, Lagarde ha sido optimista y reconoce que, si bien las geografías atraviesan por un periodo algo complicado, tomando en cuenta la etapa pandémica, “no vemos en el horizonte de 2022, 2023 ni 2024, una estanflación de la economía”.

Actualmente, los países se enfrentan a una recuperación post-covid y ante el encarecimiento del costo de la vida, como consecuencia directa del conflicto bélico que se vive en la región, la alta funcionaria del instituto emisor europeo ha descartado una “parálisis económica”.

Hace pocos días el BCE hizo una revisión a la baja de sus proyecciones de crecimiento del producto interno bruto para ubicarlas en 3,7% durante el presente año, frente a 4,2% anunciado en diciembre pasado.  En lo referente a la inflación, esta fue estimada en 5,1%, en lugar del 3.2%.

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La presidenta del BCE también aclaró que las políticas monetarias que aplicará el organismo bajo su liderazgo van a ser muy diferentes a las que pudiese establecer la Reserva Federal de Estados Unidos, por cuanto la situación macroeconómica a otro lado del Atlántico no es similar y la guerra en Ucrania afectará, en razón de su cercanía geográfica, más a Europa que a la nación norteamericana. 

El alto grado de dependencia energética de Europa con Rusia es una condición con la cual habrá que lidiar y las políticas monetarias a aplicar “no funcionarán exactamente con el mismo ritmo”. Europa está obligada a acelerar el ritmo de su transición energética.

Aunque dentro del escenario planteado por el BCE no se vislumbra la estanflación, es importante que las geografías de la región mantengan una estricta supervisión sobre el desempeño de su economía y se preparen para afrontar posibles desviaciones. El panorama se muestra algo complicado, pero no tanto…

Autor

REDACCIÓN