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Con el inicio del reinado de Fernando VI las ciencias experimentaron un periodo de esplendor gracias al impulso del Marqués de la Ensenada, Secretario de Hacienda y a José de Carvajal, Secretario de Estado. En el ámbito de las ciencias naturales, este hecho se tradujo en la creación de dos instituciones científicas que jugarían un papel decisivo en el desarrollo de las ciencias naturales en nuestra patria, el Real Jardín Botánico y el Real Gabinete de Historia Natural.

La creación de la Real Casa de la Geografía y Gabinete de Historia Natural, como se denominó originalmente, se la debemos al científico y marino Antonio de Ulloa. La Armada Española siempre ha estado en la vanguardia de muchos proyectos científicos realizados por la monarquía hispánica. Cabe recordar entre otros, la expedición científica hispano-francesa (1735-1746) durante el reinado de Felipe V, organizada por la Academia de Ciencias de París, de la que formaron parte los entonces guardiamarinas Jorge Juan y Antonio de Ulloa, además de los científicos franceses La Condamine y el naturalista Jussieu, cuyo objetivo era medir el arco del meridiano terrestre en el Ecuador para dilucidar la verdadera forma de la Tierra y sus dimensiones exactas. Cuando Antonio de Ulloa regresa a España tras una misión en París donde realizó labores de espionaje para la Corona, recibe el encargo del Secretario de Hacienda, Guerra, Marina e Indias, Marqués de la Ensenada de la realización de varios proyectos, entre los que se encuentra la creación puesta en marcha de la Real Casa de la Geografía y Gabinete de Historia Natural.

 Jorge Juan y Antonio de Ulloa

 

Una de las primeras disposiciones del Marqués de la Ensenada fue el envío de una circular y una instrucción para que en los territorios de la Corona se recogieran y enviaran todo tipo de minerales, fósiles y objetos curiosos. En la sede del Gabinete en la madrileña calle de La Magdalena, actual barrio de Lavapiés, se recibieron multitud de envíos de material, sobre todo de los territorios americanos.

 

En 1754 el Marqués de la Ensenada, principal impulsor del proyecto, es cesado por el monarca y como consecuencia de ello Antonio de Ulloa dimite de la dirección en 1755. La institución entra en un periodo de decadencia que finaliza con la subida al trono de Carlos III. El nuevo monarca impulsó algunos proyectos científicos del reinado anterior y crea nuevas instituciones de marcado carácter científico, como los laboratorios de química, los Colegios de Cirugía, Jardines Botánicos y el Real Gabinete de Historia Natural, entre otras.

 

El Real Gabinete de Historia Natural comienza su andadura en 1771, cuando el gobierno español nombra director al español de Guayaquil Pedro Franco Dávila, gracias a la intervención del Padre Flórez y del ministro, el marqués de Grimaldi.

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 Pedro Franco Dávila

 

Pedro Franco Dávila (Guayaquil 1711-Madrid 1786) era hijo de un capitán de navío oriundo de Utrera y de Magdalena Ruiz de Eguino. Con grandes dotes de comerciante como su padre, en 1745 se traslada a París dónde fija su residencia. Su pasión por coleccionar toda clase de objetos relacionados con la botánica, zoología, mineralogía y geología le llevó a consagrar su vida al estudio de las ciencias naturales.

 

Franco Dávila estableció comunicación con coleccionistas y gabinetes científicos de toda Europa. En reconocimiento a su trabajo de investigación, en 1767 Franco Dávila fue nombrado por el Rey Federico de Prusia Académico de la Academia Imperial de Ciencias de San Petersburgo. También era miembro de la Royal Society de Londres y de la Academia de Berlín entre otras instituciones.

 

Su colección atesorada a lo largo de 25 años también incluía bronces antiguos, piedras preciosas, una colección de aproximadamente 16.000 estampas de las escuelas italianas, flamencas y francesas, más de 4.000 retratos de hombres ilustres, una gran colección de mapas, cartas geográficas, hidrográficas, topográficas, planos de ciudades y una biblioteca formada por más de 2.000 libros de ciencias naturales

Anteriormente, en 1753, Franco Dávila ofreció al rey Fernando VI su colección a través de su ministro el marqués de la Ensenada, pero no fue aceptada. Hizo otro segundo intento en 1758, pero la muerte de la reina y posteriormente la del rey frustró la operación.

 Palacio de Goyeneche, sede del Real Gabinete de Historia Natural.

 

Se designó como sede el Palacio del conde de Saceda, conocido como Palacio de Goyeneche, situado en el número 13 de la calle de Alcalá de Madrid, en el que ya con anterioridad tenía su sede la Real Academia de las tres Nobles Artes de San Fernando (actual Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), razón por la cual pasó a recibir la denominación de Real Casa de la Academia de las tres Nobles Artes y Gabinete.

Al Real Gabinete le correspondió el segundo piso del edificio y las buhardillas. Se procedió a realizar una obras de acondicionamiento que duraron de mayo de 1773 a junio de 1775, que fueron llevadas a cabo por el arquitecto Diego de Villanueva (hermano del también arquitecto del Museo del Prado, Juan de Villanueva) y continuadas por el conde de Pernía, cuando Villanueva falleció en 1774.

La apertura al público del Real Gabinete tuvo lugar en 1776, el mismo año que Franco Dávila publicaba una “Instrucción para la recolección de objetos de historia natural” en todas las posesiones españolas. Al año siguiente es nombrado vicedirector y profesor de historia natural Eugenio Izquierdo, José Clavijo y Fajardo como formador de índices del Real Gabinete y Juan Bautista Bru como disecador y pintor. Juan Bautista Bru alcanzó gran renombre en Europa por la reconstrucción del esqueleto del megaterio (Megatherium americanum,) una especie de perezoso gigante del Pleistoceno, descubierto en 1787 por el fraile dominico Manuel de Torres cerca de Buenos Aires, en el entonces Virreinato del Río de la Plata.

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Pedro Franco Dávila fallece el 6 de enero de 1786. Con su muerte las colecciones y su ordenación se vieron muy afectadas, así como las adquisiciones procedentes del exterior.

 Megatherium americanum, esqueleto fósil reconstruido por el disecador y pintor Juan Bautista Bru.

Durante la invasión francesa (1808-1814), el Gabinete se cerró al público, lo que no impidió que fuera saqueado por las tropas de Napoleón, aunque la mayor parte de lo robado se recuperó tras ser reclamado por el Estado español. Entre las piezas devueltas figuraba el Tesoro del Delfín, una colección de objetos y piedras preciosas que el propio monarca Carlos III había donado al Real Gabinete antes de su apertura al público y que actualmente se conserva en el Museo del Prado.

 

En 1815 se redactó un nuevo reglamento para el Museo y pasó a llamarse Real Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Tras ser desalojado en 1895 del edificio de la calle Alcalá por Real Orden del Ministerio de Fomento con el falso propósito de dotarle de una ubicación mejor, el Museo pasó a instalarse en el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, en unas dependencias que actualmente ocupa la Biblioteca Nacional. En 1907, gracias a las gestiones realizadas por el entonces director, Ignacio Bolívar, se inició el traslado a la que desde entonces es su sede: el antiguo Palacio de la Industria y de las Artes en el paseo de la Castellana. Este palacio había sido construido para la Exposición Nacional de la Industria y de las Artes de 1881 y a él también se trasladó la Real Sociedad Española de Historia Natural. El cambio de sede finalizó en 1910. El edificio, obra de los arquitectos Fernando de la Torriente y Emilio Boix y Merino, se comparte con la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid.

 Fachada actual del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

 

En 1913 el Museo de Historia Natural cambió otra vez su denominación a la que ostenta actualmente: Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN).

 

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REDACCIÓN
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