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En el momento de hablar sobre la represión llevada a cabo en la retaguardia catalana durante la guerra civil española existe una incógnita que aún no ha sido despejada. Desde que el presidente Rodríguez Zapatero tendió la mano a la ley de la memoria histórica -copiada en Cataluña por el conseller Joan Saura y llamada memorial democràtic- cientos de familiares piden conocer dónde están enterrados sus familiares. Este hecho es curioso y digno de ser analizado. Durante la transición todos los grupos políticos estuvieron de acuerdo en pasar página, olvidar el pasado, y empezar de nuevo. Sólo así se conseguiría consolidar la democracia. Durante décadas nadie reclamó saber en qué fosa estaba tal o cual familiar. El presidente Zapatero abrió la caja de los truenos y, lo que había sido aprobado por consenso, fue decapitado de un plumazo. Era el momento de explicar que un bando se comportó terroríficamente contra sus adversarios. Dicho de otra manera, que el bando nacional -la izquierda peyorativamente prefieren llamarlo franquista- no tuvo piedad con el bando republicano. Y estos último nos lo han presentado como las víctimas de una guerra. Esta argumentación forma parte de la hipocresía que están llevando a cabo muchos amparados por la ley de la memoria histórica. Pero este no es el tema que nos ocupa. La incógnita por despejar se formula así: ¿por qué los partidos de izquierdas no reivindican a sus muertos asesinados en la retaguardia catalana?

Cuando hablamos de represión tenemos que ser muy estrictos. No se puede dar una cifra. Se ha de explicar los condicionamientos históricos que tuvieron lugar en tal o cual muerte. Por lo que se refiere a Cataluña la represión tuvo tres periodos claramente diferenciados.

Dibujo de una celda de la Checa de la Calle Valmajor

El primero se extiende de julio de 1936 a mayo de 1937. Es el periodo anarquista. Ideado por Buenaventura Durruti, y llevado a la práctica por Aurelio Fernández y Manuel Escorza del Val. La intención de Durruti era establecer el anarquismo en Cataluña. Esa era su idea. Para poner en práctica su proyecto necesitaba el reconocimiento de la ciudadanía catalana. Por eso creó la Columna Durruti y se marchó al frente. La historia le dio la espalda muriendo el 20 de noviembre de 1936. Si bien el estado no pudo crearse, sí que siguieron sus postulados. Para establecer el estado anarquista se tenía que asesinar a todas aquellas personas disidentes. Durruti afirmó que para llevar a la práctica su revolución sólo necesitaba una fosa en un cementerio.

El segundo periodo es corto y se extiende durante la primera semana de mayo de 1937. Es lo que se conoce como los Fets de Maig de 1937. El ideario anarquista se había llevado hasta el extremo. Prueba de ellos son dos cartas escritas por el cónsul general de la URSS en Barcelona Vladimir Antónov Ovséyenko. La primera, 11 de octubre de 1936, dice:

El 4 de octubre, Miravitlles, adelantando que quería plantear una cuestión muy delicada, expuso lo siguiente: personalmente, creía y cree que en Cataluña no hay fascismo, que aquí la guerra es contra los militares y el clericalismo españoles (bastaba con fusilar a quinientos, y han fusilado a ocho mil tan sólo en Barcelona)”.

La segunda, 14 de octubre de 1936, dice:

En Pueblo Nuevo, cerca de Barcelona, los anarquistas han situado a un hombre armado a las puertas de cada de las tiendas de alimentación, y si no se tiene un cupón de alimentos de la CNT no se puede comprar nada. Toda la población de ese pequeño pueblo está muy excitada. Están fusilando cincuenta personas al día en Barcelona. (Miravitlles me dijo que no fusilarían más de cuatro al día)”.

Dibujo de una celda de la Checa de la Calle Zaragoza

Ante tal perspectiva se decidió dar un golpe de estado para arrancar del poder a los anarquistas. Estos sabían perfectamente lo que iba a ocurrir. Por eso huyeron y dejaron que las bases se enfrentaran a la Generalitat y a los comunistas. Aprovechando el golpe de estado se actuó contra aquellos que podemos catalogar de molestos. No sólo se acabó con el POUM, también se asesinó a disidentes de izquierdas.

El tercer periodo se extiende desde mayo de 1937 a enero de 1939. En él el amo y señor fue el SIM. El terror comunista estaba claramente estructurado para conocer los movimientos de la quinta columna. La muerte no era un fin para los comunistas. Si los anarquistas cometieron un genocidio contra el pueblo catalán, los comunistas aplicaron métodos de tortura para conocer el nombre de aquellos que estaban en contra del sistema establecido. Por eso no sólo persiguieron a los llamados de derechas, sino a sus propios compañeros de partido.

Una vez establecidos los tres periodos represivos en Cataluña hemos de hablar de cifras. Estas forman parte de una represión que los partidos de izquierdas no quieren recordar.

Acció Catalana Republicana fue fundada durante la II República agrupando el partido Republicà Català de Lluís Companys con Acció Catalana y Acció Republicana de Antoni Rovira i Virgili y Nicolau d’Olwer. Era un partido de izquierda laica y catalanista. Tres de sus miembros fueron represaliados durante el periodo anarquista.

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CNT-FAI. Estas dos formaciones sindicales, a pesar de tener el poder absoluto durante los primeros nueve meses de la guerra civil también sufrieron la persecución de sus propios compañeros. En el periodo anarquista fueron represaliadas 19 personas. En mayo de 1937 se contabilizan 10 represaliados. Y durante el SIM a 8. En total asesinaron a 37 anarquistas.

Estat Català fue el partido fundado por Francesc Macià y embrión de lo que sería posteriormente ERC. Durante el periodo anarquista se represalió a 2 miembros de este partido.

Esquerra Republicana de Catalunya era el partido que gobernó la política catalana durante la II República. Su victoria en las urnas estuvo auspiciada por el apoyo recibido por los sindicatos. A pesar de ostentar el poder sus afiliados estaban en el punto de mira de las patrullas de control. En el periodo anarquista fueron asesinadas 63 personas. En mayo de 1937 se contabilizan 6 represaliados. Y durante el SIM a 22. En total asesinaron a 90 miembros de ERC.

Las Juventudes Libertarias era una organización juvenil anarquista creada en Madrid en 1932. En Cataluña llegó a tener 34.156 afiliados. Sólo se contabilizó un asesinato durante el periodo anarquista. Ahora bien, al formar parte del movimiento anarquista se quiso acabar con ella. El 11 de mayo de 1937 se asesinó a 10 personas de esta organización.

El POUM fue ilegalizado por los comunistas y se detuvo a sus dirigentes y muchos de sus miembros pasaron a la clandestinidad. Asimismo se disolvieron las milicias que este partido tenían en el frente. Tres son los miembros de este partido represaliados, cuyo máximo representante es Andrés Nin.

Del PSUC formaba parte del gobierno de la Generalitat. Había sido creado el 23 de julio de 1936 fusionándose la USC, la Federación Catalana del PSOE, el PCC y el PCP. Su secretario general era Joan Comorera. Se contabilizaron 4 represaliados durante ese periodo.

La UGT estuvo al lado del Frente Popular desde el inicio de la guerra civil. A pesar de ello 10 de sus miembros fueron asesinados durante el periodo anarquista y 3 en la época del SIM.

El PSOE sólo contabilizó un represaliado durante la guerra civil. Se trata de José Boix Anglada, de 33 años, asesinado el 10 de febrero de 1937.

Preventorio D

Este desglose nos lleva a una conclusión. Durante la guerra civil española fueron represaliados en Cataluña 164 personas pertenecientes a partidos de izquierdas y anarquistas.

Si hay un nombre tabú para la izquierda española este es el de Andrés Nin. Nació en El Vendrell el 4 de febrero de 1892. Es uno de los personajes más importantes del marxismo revolucionario en España. En 1919 ingresó en la CNT. En 1921 asistió como delegado de la CNT para asistir al tercer congreso de la Internacional Comunista y al congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja. En Moscú colaboró con Trotski para oponerse al ascenso de Stalin dentro del Partido Comunista de la URSS. Tuvo que abandonar Rusia en 1930. Al volver fundó la Izquierda Comunista de España. Intervino en los sucesos de octubre de 1934 en Barcelona. Al año siguiente fusionó su partido con el Bloque Obrero y Campesino para formar el POUM. Al estallar la guerra se convirtió en el máximo dirigente del POUM, siendo nombrado conseller de justicia de la Generalitat hasta diciembre de 1936. Su cese se debió a las presiones comunistas. Ese mes el Comintern dio la siguiente instrucción al PCE: “Suceda lo que suceda, hay que conseguir la destrucción final de los trotskistas”.

Andrés Nin

 

A medida que las tensiones anti-trotskistas se hicieron más evidentes, incitadas por el PCE y el PSUC, y tras los sucesos de mayo de 1937, Nin fue detenido por la policía política soviética a las órdenes de Stalin. Trasladado a Valencia y posteriormente a Madrid, fue torturado y asesinado por orden del general Alexander Orlov, en Alcalá de Henares el 20 de junio de 1937. Antes de ser detenido ceno con el cónsul Antónov Ovséyenko, en el Consulado soviético de Barcelona. ¿Por qué lo asesinaron? Les molestaba. Nin es uno de los personajes más importantes del marxismo revolucionario en España. En junio de 1937 hubo un cambio ministerial. Largo Caballero es sustituido por Negrín. El primero se negaba a ilegalizar el POUM. Gracias a Negrín se organizó el complot para acabar con el líder poumista.

Los agentes de NKDV, servicio secreto soviético, detuvieron a la plana mayor del POUM. A Nin lo trasladaron a Madrid. En realidad no tenían nada para inculparlo de algo. No les importó. Lo acusaron de ser un agente nazi al servicio de Franco. Le dieron una brutal paliza para que confesase. Nin no dijo nada. Lo molieron a palos hasta darlo por muerto. Al ver que no moría se lo llevaron a la garita donde las Brigadas Internacionales solían depurar a los antifascistas que no rendían culto a Stalin. Nin, según un agente soviético, fue desollado vivo. Se dijo que un grupo de la Gestapo había entrado en Madrid y se lo habían llevado Burgos. Era un traidor y por eso debía morir. La verdad era muy diferente. Nin nunca traicionó sus ideales.

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El comunista Jesús Hernández, ministro durante la guerra civil, explica sobre su desaparición que “en la calle de la España leal y en el mundo entero arreciaba la campaña exigiendo el conocimiento de su paradero y su liberación. No podía prolongarse durante mucho tiempo esa situación. Entregarlo con vida significaba una doble bandera de escándalo. Todo el mundo hubiera podido comprobar los espantosos tormentos físicos a que se le había sometido; y, lo que era más peligroso, Nin podía denunciar toda la infame trama montada por los esbirros de Stalin en España. Y los verdugos decidieron acabar con él”.

Nadie se creyó que fuera espía. Ni Manuel Irujo, ni Indalecio Prieto, ni Lluís Companys. Este último declaró: “la opinión pública catalana no puede creer que Nin sea un espía fascista”. Lo cierto es que fue acusado, torturado y asesinado por esta injuria.

La acusación de que los miembros del POUM eran rebeldes a la causa republicana es, a todas luces, la página más negra escrita contra sí mismo por el PCE. Se hicieron cómplices de los servicios secretos soviéticos y, hasta la fecha, no han pedido perdón por el crimen cometido contra Andreu Nin. Es más, el exconseller comunista Joan Saura llevó la hipocresía a niveles de insultar nuestra inteligencia. Interesado exclusivamente por los represaliados del franquismo, nunca pidió perdón por el asesinato de Andreu Nin, ni por las miles de personas que fueron asesinadas en las checas barcelonesas.

Ni a Nin ni a los otros 163 represaliados se les quiere honrar. Ahí radica la hipocresía vinculada a la guerra civil. ¿Por qué ERC no rinde honores a sus represaliados? Muy fácil. Estas personas no estaban de acuerdo con los postulados revolucionarios y por eso fueron eliminados. Traidores a los ideales no merecen el reconocimiento de los actuales dirigentes independentistas.

Pero no sólo son hipócritas los miembros de ERC. También debemos decir lo mismo del Parlamento de Cataluña. En él, antes del 18 de julio de 1936, estaba representada la Lliga Regionalista de Francesc Cambó. Muchos de sus afiliados consiguieron huir de España antes de ser represaliados. Antes de existir ERC ya gobernaba en Cataluña la Lliga. Prat de la Riba o Puig i Cadafalch eran miembros de este partido. Las bases de Manresa son obra de la Lliga. Todo esto no les sirvió de nada. Eran desafectos al nuevo régimen anarco-independentista. De la Lliga fueron represaliados: Agustí Riera Pau; Francesc Salvans Armengol, Lluís Pinyol Agulló, Joan Rovira Roure, Josep Codolà Gualdo. Habían sido elegidos democráticamente por el pueblo catalán. Tenían tanto derecho como los demás a formar parte del Parlamento. ¿Por qué no les ha rendido un homenaje?

La legalidad parlamentaria no les amparó. Dicen que la II República estaba legalmente instituida porque la gente la votó. Que era legal y que un grupo de golpistas la derribaron. Sobre el particular abría mucho que decir. Ahora bien, estos miembros de la Lliga también habían sido elegidos democráticamente. Si aceptamos que el 18 de julio de 1936 hubo un golpe de estado, también debe aceptarse que la Lliga era un partido democrático con un amplio seguimiento popular. Si reivindicamos la República, ¿por qué nos olvidamos de la Lliga? Es muy fácil. Forma parte del sectarismo y de la hipocresía histórica. Hechos como este insultan nuestra inteligencia.

A Joan Rovira Roure lo detuvieron el 18 de agosto de 1936 y los encarcelaron en la prisión de Lérida. Fue juzgado el 27 de agosto a pesar de su inmunidad parlamentaria. El juicio fue sumarísimo y se le negó la posibilidad de defenderse. Fue condenado a muerte por haber permitido la Cabalgata de Reyes cuando era alcalde de Lérida en el mes de enero de 1936. Este fue su único crimen. Ese mismo día lo fusilaron en el cementerio de esta ciudad. Enterrado en una fosa común, perdonó a sus verdugos.

Nadie de los mencionados en estas páginas ha recibido un reconocimiento público por la llamada memoria histórica. A los partidos de la izquierda sólo les interesan las víctimas del franquismo. Si de verdad quisieran poner negro sobre blanco merecerían formar parte del mal llamado memorial democrático. Si no se hace es porque el sectarismo y la hipocresía son la base en la que ha fundamentado desde su aprobación la ley de la memoria histórica.

Autor

César Alcalá