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José María, gaditano de nacimiento aunque pasó prácticamente toda su corta vida en Madrid, fue encontrado en la tarde del domingo 5 de julio de 1936 en la carretera comarcal de Pozuelo a Húmera, muy cerca de Madrid, desnudo, atado a un árbol, con todo su cuerpo lleno de moratones y acribillado a navajazos y además rematado por cuatro balazos en el torso y otro en la cabeza.
José María tenía 18 años en el momento en que fue asesinado por militantes frentepopulistas, (posiblemente de militancia comunista). Era hijo del entonces muy famoso empresario del «Circo Price», Manuel Sánchez Rexach.
De sólida formación religiosa, había estudiado el Bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas de Fuencarral, siendo fundador del Centro Juvenil de Acción Católica de Madrid, pero al entrar en la Universidad conoce por medio de sus amigos las actividades del SEU, y al poco tiempo ingresa como militante en la Falange.
Poco después de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero del 36, José María cuando iba en compañía de otro camarada del barrio de Chamberí, fue amenazado de muerte por unos jóvenes comunistas del Radio 8, centro comunista ubicado en la céntrica Calle San Bernardino.
Tenemos constancia que en aquellos momentos en que la Falange había sido declarada ilegal, y había pasado a la clandestinidad, José María había sido nombrado Jefe de una cédula falangista del barrio de Chamberí.
Pero llegamos al martes 30 de junio de 1936.
Por la tarde José María al despedirse de su padre, le comunicó que iría al cine con un amigo y que luego se pasaría por la noche a buscarle al circo.
Efectivamente, estuvo en un cine cercano a la Glorieta de Bilbao y cerca de las nueve de la noche se despidió de su amigo, a partir de ese momento nadie tuvo noticias de él.
El padre, preocupado, presentó denuncia ante la Policía, pues aunque desconocía que su hijo militaba en Falange y que había sido amenazado de muerte, su desaparición no era normal.
La realidad es que José María fue secuestrado posiblemente por militantes comunistas, y retenido en una checa clandestina durante prácticamente cinco días, tiempo en el que fue golpeado, torturado y acuchillado, mientras le tenían atado por las muñecas, ya que cuando fue encontrado su cadáver tenía destrozadas las mismas.
La Policía, al investigar el horrendo crimen, detuvo a un chaval de filiación comunista llamado Rafael Pelayo, de solo 15 años de edad, y que trabajaba de vendedor de periódicos, este negó su participación en el asesinato aunque reconoció que conocía a José María Sánchez Gallego por el apodo de «Pepe el de los Perros», ya que era muy aficionado a esos animales.
Además, el detenido reconoció que sabía que José María pertenecía a Falange y que hacía aproximadamente 20 días en la Calle de Alburquerque, se le acercó un individuo también comunista que le preguntó por José María, dándole el encargo de que le esperarían al día siguiente en los billares de la Glorieta de Bilbao, sin que le encontrara para darle el recado.
Dada la corta edad del comunista, fue entregado al Tribunal Tutelar de Menores.
El domingo 5 de julio, ya entrada la tarde, una pareja de la Guardia Civil oyó unos disparos cerca del antiguo sanatorio de Húmera y de inmediato encontraron el cadáver desnudo atado a un árbol del joven falangista.
Los milicianos izquierdistas en esos días de julio del 36, habían iniciado una tactica de secuestros y asesinatos (especialmente contra falangistas) y así vemos que dos días después, el 7 de julio, también aparecía muerto y atado a un árbol en la Pradera de San Isidro, otro falangista de nombre «Justo Serna Enamorado».
Justo tenía 31 años y era Teniente retirado por la Ley Azaña, y al igual que José María había sido secuestrado tres días antes, su cuerpo presentaba 32 puñaladas y varios dedos de las manos cortados.
La Falange realmente ya se encontraba en una situación de preguerra civil, con constantes enfrentamientos casi diarios con los frentepopulistas, y engrosando fatalmente sus Centurias de Caídos.
Ninguna ley de memoria histórica nos impedirá seguir recordando a los Caídos de la Falange, y por ello hoy no olvidamos al joven camarada.
 
 
 
 
(Foto de Jose María Sánchez Gallego del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul).

Autor

REDACCIÓN