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Si ya tuvimos que sufrir la vergüenza, tanto propia como ajena, de ver el Escudo de nuestra Bandera Nacional colocado boca abajo -señal clara de rendición- tanto en la casa del sátrapa moro como en la nuestra, ahora tenemos que soportar que el siniestro tipo ese del pantalón de pitillo y andares chulescos, que nos representa, se plante en un país ajeno y, en su discurso, haga referencia, con total desparpajo y por dos veces, a otro distinto del visitado.

Esto ha sucedido en el discurso que este sujeto pronunció, el pasado miércoles, con motivo de la visita oficial que está realizando a Kenia, cuya capital, por si no lo sabe, es Nairobi. En sus palabras, sin duda leídas o al menos con el pertinente y siempre socorrido “guiaburros” y, por tanto, escritas por otro, en dos ocasiones, al referirse a la nación que estaba visitando -Kenia-, mencionó el nombre de Senegal, en lugar del oficial del país objeto de la visita, y lo hizo para referir lo bien que sentía en aquella tierra y agradeciéndole la hospitalidad a su Presidente.

Tal vez este personaje, de bien pocas luces a lo que se ve, desconozca que Kenia, cuya capital es Nairobi, asoma al Océano Indico, en tanto que Senegal, con capital en Dakar, lo hace al atlántico. Esto es, uno en la costa oriental y el otro en la occidental de Africa, distando entre ambos la friolera de 5.974 km., la “carreriña de un can”, como decimos los gallegos.

Resulta del todo inadmisible que un individuo cuya función es representar a una Nación como la nuestra, otrora con prestigio en el mundo -ahora ya no, gracias a su gobierno de risa floja de socialistas y comunistas-, se equivoque en algo tan elemental como esto lo que produce, por una parte, vergüenza ajena al no ser el sujeto activo del hecho, y, por otra, propia por ser español y tener a alguien de la catadura de este individuo que lleve por ahí adelante el nombre de mi Patria.

No importa que traten de echarle la culpa al tío/tía/tíe que le escribió las palabras ya que lo normal, antes de pronunciarlas, es leerlas entre otras cosas para detectar errores; tampoco importa en demasía que el gabinete de este individuo tenga un discurso estándar para todas las visitas que realiza y se emplee el nunca seguro “corta y pega” para cambiar algún párrafo concreto, todo eso resultaría irrelevante, nunca perdonable, a no ser por el gran número de asesores de todos los pelajes de los que dispone y que nos cuestan una pasta a los españoles.

Sin embargo, además de todo eso, lo más grave es qué, por lo que se advierte, este personaje ni siquiera se molesta en saber a dónde viaja. A lo que se ve, no, y por tanto debe ser que alguien lo mete en un avión que se pone en vuelo sin explicarle el rumbo que lleva ni en qué aeropuerto aterrizará y de esta suerte justificar estas gravísimas equivocaciones.

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Lo de este individuo se pareció bastante a lo acontecido en aquella fiesta en la que actuó un conocido cantante mejicano que se celebró en La Coruña hace años, en la que, al final, se dieron gritos de viva a Méjico, lo que aprovechó un espontaneo para subirse al escenario y, sin pensárselo dos veces, gritar ¡viva el Uruguay! Lo que pasa que el que dio el famoso grito, el pobre… En fin, sin comentarios.

Cuánta razón tenía aquel amigo, viejo Brigada de la Guardia Civil ya desaparecido, que decía aquello mismo que hoy pensarán, tras oír el discurso del tipo este, tanto el presidente como los keniatas en general: “si este es el que los representa, cómo serán los que quedan allá”. Cuánta razón tenía mi buen amigo.

La prepotencia, un mal que padece este personaje en grado superlativo, es una mala amiga y peor compañera de viaje, sin embargo, tiene la inmensa suerte de gobernar a un país aborregado y amedrantado y encima tener perfectamente cubiertas las espaldas por esa prensa acanallada, pagada, y bien, con el dinero de todos, capaz de taparle, como buenos lacayos asalariados, todas sus vergüenzas y mentiras ya que de lo contrario este individuo tendría los días contados en el puesto que ocupa.

Cada vez resulta más insoportable verlo y padecerlo, de hecho, en cada ocasión que aparece en una televisión -es raro que vea alguna- corro a apagarla para evitar una vomitona del asco que me producen sus andares chulescos, su risita cínica y ese desparpajo con que cuenta una mentira tras otra para engañar a esos españoles que, bien sea por clientelismo, bien por una miserable paguita, siguen dispuestos a votarlo, importándoles una mierda que España desaparezca.

Lo dije muchas veces y lo reitero, todo aquel que se tilde de socialista y tenga carné del partido, si tuviese un atisbo de decencia y de consecuencia correría a quemarlo, dándose de baja de inmediato. Pero claro, un posible puesto, aunque solo sea de mísero concejal en un pueblo remoto sirve para ganarse adeptos incondicionales. Lo de siempre, “la pela es la pela”.

Si realmente los españoles fuésemos conscientes no solo de la situación real en la que estamos, sino también del negro futuro que nos espera, en 2023 los socialistas serían desalojados de todas las administraciones en las que detentan el poder para no regresar jamás.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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