30/09/2024 10:33
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Así llamaba François Furet a la pasión por la revolución bolchevique que se desencadenó a raíz del ataque alemán contra la URSS en 1941; 80 años después, el 19 de Setiembre de 2019, el Parlamento Europeo emite una Resolución sobre la importancia de la Memoria Histórica Europea para el futuro de Europa, condenando los crímenes, asesinatos en masa, genocidios y deportaciones cometidos por los regímenes nazi y comunista en el siglo XX.

Tras la II Guerra los distintos países europeos acometieron un proceso de reconciliación basado en la verdad y la memoria; tal proceso, en España quedó truncado por el execrable guerra-civilista, Zapatero, promoviendo la sectaria Ley de Memoria Histórica que en absoluto se compadece con la condena del Revisionismo histórico que se contempla en la Resolución europea.

A su vez, el dictamen instaba a los Estados a hacer frente a las  organizaciones que inciten al odio y a la violencia; extremos, que el sucesor del actual lacayo venezolano, el Presidente Sánchez y su Gobierno socio-comunista, apoyado por independentistas y proetarras han intentado por todos los medios que  enraícen en la sufrida y desconcertada sociedad española, encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando los regímenes totalitarios.

La división entre españoles ha llegado al  punto de que tanto la izquierda radical como sus corifeos, instalados en los capitalistas medios de comunicación, se sientan en la obligación de recordar explícita o taimadamente   la máxima de Jean-Paul Sartre: “Todo anticomunista es un perro. No me muevo de ahí ni me moveré nunca”

El encantamiento, la seducción por el Octubre bolchevique rezuma por los cínicos, revanchistas e  interesados poros del cuerpo social de la izquierda reaccionaria comunista, del “sanchismo” trapacero y embaucador, de los ignorantes y cándidos españoles, y ¡cómo no!, de las sanguijuelas que manejan a su antojo la mayoría de los medios de comunicación, convirtiendo el derecho del ciudadano a la información en  un uso denigrante, sectario, excluyente, cuando no, coprofílico, de penetrante hedor a detritus social.

La fascinación por el Octubre comunista no arraiga en toda la sociedad ni en todos los partidos políticos, un ejemplo claro y contundente lo hemos presenciado en la intervención de una de nuestras representantes públicas, Rocío Monasterio, cuando ha invitado al leninista Iglesias, a abandonar el plató en un frustrado debate, con una admonición imperativa, una orden concluyente, sin complejos, con gallardía y galanura, de este tenor: “ Levántese y Lárguese, los españoles lo agradecerán”; la razón estriba en la negación de la Sra Monasterio a condenar las supuestas amenazas al bolchevique,– ¡por cierto!, que huelen a fraude y montaje comunista, a los cuales son tan aficionadas las hordas que le siguen,– cuando las violencias explícitas y reales sufridas por su partido, son negadas,  aplaudidas o inspiradas por los comunistas.

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Vox, condena y rechaza todo tipo de violencias, y esto es exactamente lo que dijo nuestra digna representante.

¡Bravo Señora! Los españoles se lo agradecemos y tomamos nota de su valentía y decencia política.

Rocío Monasterio sabe perfectamente que no se puede permitir que estos criminales pasen de las clases preparatorias a un curso superior, el futuro de España y del Estado de Derecho están en entredicho y franco desafío, es necesario poner la proa a sus pretensiones desintegradoras, “no es admisible que empiecen a destruir el Régimen Constitucional físicamente, con golpes rotundos, empezaremos a manifestarnos a puñetazos y a pedradas; y una vez acostumbrados a pelearnos, pasaremos a métodos más convincentes…..” ( una de tantas profanaciones del orden moral a cargo de Lenin ) que se corresponde con la lamentable actualidad.

Y mientras tanto, la moderadora, Barceló, gritando “esto va de democracia”, el “frailón” expresando su paternal afecto al huido, y la otra comunista blanqueándose a sí misma y esgrimiendo el odio y la mentira contra la Sra Monasterio.

Todo esto es un gran y trágico sarcasmo, nunca la democracia ha estado tan devaluada y menospreciada, jamás se ha mentido con tanta impunidad y descaro.

Estamos viviendo una época negra, permitida por esta sociedad sometida y acobardada, en la que nadie es ajeno a la responsabilidad que le corresponde.

Es urgente que los españoles se den cuenta de la calidad de nuestros representantes políticos, de quienes nacen sin moral, lo cual es irreversible y no tiene solución, o de quienes pueden dar un fruto comestible que alimente esta sociedad famélica en vías de extinción.

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REDACCIÓN
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