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Transcribo. Son palabras literales de la actriz y escritori Cristina Higueras en el Diario El Mundo:

“Me parece absolutamente escandaloso como se ha exterminado a las personas mayores. Sin haberlos mantenido los derechos que hemos tenido los demás en plena pandemia. Y esto a mi lo que me austa es que nadie se ha escandalizado. A  mi me parece algo equivalente a lo que hicieron los nazis con los judíos, al quitarles los derechos fundamentales. En este caso ha sido por edad y en el de los nazis con los judíos, por raza. Hemos seguido con todo adelante y aquí no ha pasado nada. Cuando lo que ha habido ha sido un auténtico exterminio de personas mayores. Hace poco leí la cantidad de dinero que estaba ahorrando el estado en pensiones y en algo terrible.” […]  “Con respecto a las personas mayores absolutamente nefasto. Lo que se ha hecho me parece delictivo. En este momento se tendría que estar pidiendo responsabilidades a ciertas decisiones políticas en este sentido”  (26 de agosto 2021)

Eso mismo hemos pensado muchos,  pero no nos hemos atrevido a decirlo con esa claridad y contundencia. Hemos sido unos cobardes. Yo mismo.  Hemos pasado de puntillas sobre este tema refiriéndonos a él con esquisita prudencia. Una prudencia que no merecen los protagonistas intervinientes en esta escabechina por actitud temeraria, negligencia dolosa, inoperancia culpalbe, o lo que sea. Yo no soy juez ni pretendo juzgar, símplemente me adhiero a una impresión de que ha habido  un silencio cómplice, pues el que no señala y denuncia asiente y es culpable como lo fueron los alemanes en el III Reich que conocieron la masacre del Holocausto judío mientras se realizaba. En aquel tiempo hubo dos señalamientos de culpas, los que actuaron con odio decidiendo los asesinatos masivos o ejecutándolos por órdenes de sus superiores y los que callaron por odio o cobardía. Hay culpabilidad en distinto grado, pero la hay en todo caso.

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 En esta situación, aunque las circunstancias no sean comparables, las responsabilidades, en distinto grado, llevan a deducir la necesidad de dilucidar la responsabilidad civil o penal. Y nada de esto se ha hecho ni demandado hacer. Tanto por los representantes del pueblo español que miran para otro lado y se ponen de perfil como por una parte de la ciudadanía que se muestra impasible o hace como que no ve, callándose unos porque “así ahorramos gastos” o porque eso no va con ellos. Y eso denota la degradación moral de una parte considerable de la sociedad española y de sus representantes políticos,  y asusta.

Y yo no tengo nada más que añadir, salvo felicitar por su valentía, bondad y pundonor a esta ciudadana digna y merecedora de un aplauso multitudinario.

Autor

Ernesto Ladrón de Guevara