08/10/2024 15:58
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Ante la hegemonía imparable de la izquierda, y la aparente inexistencia de la derecha, surge la pregunta de por qué tal desequilibrio y sus nefastas consecuencias, con la excesiva politización de la vida social ahogada en la confusión y el desengaño. La respuesta oportuna viene de un político silenciado, Santiago Abascal, que nos da en su libro. Se trata de un político

relegado del protagonismo de los medios de comunicación que hacen las elecciones generales, poniendo en el candelero a una serie de políticos populistas de escasa confianza y baja calidad, cuando no, de la peor calaña, a los que dan la fama y los votos que luego les llevarán al poder. «El gobierno es el responsable de los altavoces mediáticos que ha tenido el neocomunismo» (P. 82), dice el autor.

Nunca aquel llamado Cuarto Poder, cuando era libre e independiente, cayó tan bajo como ahora, al venderse al mejor postor. La manipulación periodística que hace la izquierda, protagonista en grandes medios de comunicación, no tiene precedentes. Veamos, por ejemplo, «el nuevo totalitarismo de género», (P. 23) «Pretenden hacernos cambiar la lucha de clases del marxismo, por la lucha entre sexos», expresa Santiago.

Como si no bastara con el detrimento causado en la enseñanza y la educación, a través del adoctrinamiento, el relativismo y la mentira. Desde aquel llamado viejo profesor, tan mitificado, que fue alcalde del Madrid, de la «movida, y que aconsejaba a los jóvenes drogarse y espabilar del engaño que les había hecho la derecha.

Santiago Abascal Conde, Presidente de VOX, una formación política que muchos ni conocían -porque así lo desean los que mandan-, ante el convulso y sórdido panorama, nos aclara lo esencial con el título de su libro: Hay un camino a la derecha. (Publicado hace más de 5 años)

Al final este país, tambaleante, en su mayor decadencia histórica, ¿tomará cualquier rumbo menos ese? Hoy abandonado y vilipendiado, pero será innegable para la Historia que por ese camino se construyó lo que es España y lo que queda de ella, mientras que la obra de la izquierda sólo estuvo basada en destruirla; en la división y enfrentamiento entre españoles, empezando por eliminar el espíritu de la transición y la concordia. Hasta el arte de la tauromaquia que simboliza a España, y está ligada a ella, como bien dijo Ortega y Gasset. Se trata de la misma España, con amplia clase media, libertad e independencia judicial, Patria común e indivisible en la que vivimos todos en paz y progreso casi treinta años de democracia, la misma España que sus enemigos -con los terroristas etarras  a la cabeza- fueron en silencio socavando sus cimientos, y ahora cuando ya lo lograron, se afanan en derribar. Primero, hipócritamente abogando por la transición que fue ejemplar en el mundo, y después de tantos años, eliminándola, y trayendo otra vez la guerra civil y la miseria secular, como hicieron en 1934. ¿A quiénes van a convencer, los engreídos que presumen de ello y de ser de izquierdas, que no fueron ellos los autores protagonistas de estos males? Todavía no se ha visto a casi nadie levantando la mano falangista o con la bandera preconstitucional, ni con símbolos de otros tiempos mejores, pues hasta ya no se puede decir, Viva España, o lucir su bandera constitucional, mientras que la republicana, el puño levantado, y gritos de guerra clamando la tercera república, lo sufrimos todos los días en televisión y donde sea. Y además aplicando la llamada ley de memoria «histérica» que borra todo conocimiento del pasado en el territorio patrio, lo manipula, y nos divide en buenos y malos a los españoles.

¿No es esto la mejor evidencia de quiénes somos cada cual? Basta ya de bajarse los pantalones. «La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio». Con el pandemónium marxista, genético en su código, la mentira y la violencia, y el miedo que le gusta producir, se genera un clima de inseguridad y desencanto. El cambio social que querían ya se ha consumado con una sociedad desequilibrada y enferma. Cunde la desilusión, el desafecto, y la desorientación. Y casi nadie sabe ya donde le duele. «… la malherida España, de carnaval vestida / nos la pusieron, pobre escuálida y beoda, / para que no acertara la mano con la herida.»

Hay una gran tensión producida -como quería ZetaP-, cuando no por los hechos, por el riesgo real. Así afirma Santiago Abascal, en su libro. «Todo está en riesgo hace mucho tiempo por culpa de la izquierda y de los separatistas, y también por la cobardía de la derecha». Efectivamente, «en España lo asociado a la derecha está estigmatizado mientras que lo de la izquierda tiene bula. Lo de la extrema derecha es pecado mortal de por vida…» (P. 88), y no hay mejor ciego que el que no quiere ver, para despreciar las evidencias que muestra este libro, reflejo de la actualidad, «desprecian cuanto ignoran», cuyo autor expresa en primera persona: «me silenciaban cuando era diputado del PP. ¡Cómo no habrían de hacerlo cuando procuré crear una alternativa!». (P. 83) Explica las causas y, dejando entrever sus razones se comprende fácilmente al alto grado de corrupción política al que hemos llegado. Una corrupción que empezó la izquierda y la derecha no opuso resistencia, y se dejó llevar por la corriente. Pues al nigromante ZetaP le encantó embarrar el río, crear la tensión que decía, y lo consiguió, porque nada más fácil que dividir a los españoles, a los hombres enfrentarlos con las mujeres, a los niños con sus profesores, y con sus padres, etc., (lo difícil es lo contrario), acabar con todo lo que sea construcción y armonía, estabilidad sostenida en equilibrio, orden y respeto, sembrando la cizaña y la barbarie en ello. Conseguir su guerra subversiva, revolverlo, eliminarlo o ponerlo patas arriba. El mayor responsable visible, ¿no es ZetaP? En todo caso, es uno de ellos. En España hubo una cadena de locuras para destruirla, que se materializan a partir de 2004, con el rencor de ZP. Desde el gran atentado 11 M, cuyas pruebas fueron falsificadas y destruidas para que no se supiera la verdad que seguimos sin saber, y que llevaron al poder a los enemigos de España de manos de la ETA, hemos sufrido un viacrucis de golpes bajos encaminados al claro fin de la izquierda: dividirla y destrozarla. Lo primero que hizo, ya en la transición, apartar de la vida política a los militares, después, corromper la educación y la justicia, rompiendo la división de poderes, pilares donde se asienta la democracia. Por supuesto la manipulación informativa, la enseñanza y la compra de estómagos agradecidos, en todos los estamentos de la administración, haciéndose con los medios de información. España ya no levantó cabeza.

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Muestra Santiago Abascal la visión clarividente de las cosas, y señala al triunfo del marxismo, o comunismo, y al islamismo, como los principales problemas que nos asedian. El Islam es incompatible con nosotros… «hasta con nuestra gastronomía» (P. 162) «España se ha hecho frente al Islam«. Se trata de «una guerra entre la civilización y la barbarie» (P. 172) que la represalia de ZP tanto fomentó en sus «alianzas de -in- civilizaciones», con nuestros enemigos exteriores, como es Marruecos. Mohamed VI, muy amigo de ZP y Falconetti, coloca a sus súbditos en España, en detrimento de los españoles, mientras él se compra un palacio en París…

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REDACCIÓN