Hace tiempo que recorre los caminos españoles un relato alegórico según el cual el multimillonario George Soros regaló a Pedro Sánchez en su visita al Palacio de la Moncloa un espejo que tenía la mágica cualidad de responder en repetidas ocasiones a la pregunta que su poseedor le formulara por primera vez
Probablemente impulsado por su descomunal megalomanía a P. Sánchez no se le ocurrió otra cosa que preguntar al espejo cuál era el político español con mayor capacidad de liderazgo. Si bien P. Sánchez mostró cierta ansiedad antes de conocer la repuesta, lo cierto es que su naturaleza narcisista le llevó a pensar que escucharía su nombre, ya que no concebía que hubiera líder político alguno capaz de hacerle sombra. Por ello su sorpresa fue mayúscula cuando el espejo anunció con rotundidad que el político español más dotado para liderar un proyecto político era sin duda Isabel Díaz Ayuso, debido fundamentalmente a que aunaba en su persona unas firmes convicciones morales, una innegociable predisposición al trabajo, una sobresaliente inteligencia práctica y un espíritu travieso a la par que resolutivo, todo lo cual la hacía gozar de un enorme carisma entre la ciudadanía .
Ante tal respuesta, P. Sánchez montó en cólera y viéndose incapaz de aceptar deportivamente el varapalo convocó apresuradamente a un gabinete de crisis para elaborar una campaña de acoso y derribo orientada a destruir personal y políticamente a Isabel D. Ayuso. En el curso de la reunión P. Sánchez, ocultando el motivo de su ofuscación, trasmitió a su grupo de sumisos acólitos que algo deberían estar haciendo muy mal cuando una persona de tan escasa talla política como la presidenta de la Comunidad de Madrid (CAM) gozaba de un enorme prestigio político. Estaba el psicópata monclovita enzarzado en estos menesteres cuando estalló la pandemia y fue entonces cuando llevado por su inconmensurable vanidad decidió autoproclamarse “mando único en la lucha contra la Covid-19”. Desde tan hegemónica posición P. Sánchez decretó dos Estados de Alarma, los cuales fueron posteriormente declarados inconstitucionales por el propio Tribunal Constitucional, al considerar que restringía injustificadamente derechos fundamentales de los españoles. A su vez, como en el caso de P. Sánchez la vanidad va acompañada por la ineptitud, su gestión de la pandemia fue nefasta, ya que cuando la tormenta viral comenzó a amainar resultó que España presentaba los peores indicadores sanitarios y económicos de toda la Unión Europea. Sin embargo, el psicópata monclovita, una vez terminado el confinamiento ilegal y haciendo gala de su habitual hipocresía, retorció la realidad al afirmar en las portadas de todos los periódicos aquello de que “Salimos más fuertes” cuando lo único cierto era que los españoles estábamos devastados como consecuencia directa de su incompetente acción de gobierno. A esta deplorable situación debe añadirse el expolio de los fondos públicos llevado a cabo por el PSOE, debido al gasto de miles de millones de euros en la compra de material sanitario muy por encima de su valor de mercado a empresas chinas sin experiencia previa en el sector sanitario. Muy por el contrario, mientras esto sucedía, Isabel D. Ayuso no solo creó en un tiempo récord el Hospital de Campaña de IFEMA, salvando de esta forma la vida de decenas de miles de personas, sino que a su vez en cuanto recuperó competencias orientó sus esfuerzos a dinamizar la economía madrileña, impidiendo así que cientos de pequeñas y medianas empresas se vieran obligadas a echar el cierre, evitando así que miles de trabajadores perdieran su puesto de trabajo.
Para entorpecer la exitosa gestión de Isabel D. Ayuso a P. Sánchez no se le ocurrió mejor idea que bloquear el paso de la CAM a la fase 1 de la desescalada, con la perversa intención de dificultar sobremanera su plena recuperación económica. Para llevar a cabo tal iniciativa el Gobierno socialcomunista aludió a un supuesto informe emitido por un supuesto comité de expertos que aconsejaba tal medida. Lejos de amedrentarse Isabel D. Ayuso presentó una denuncia ante el Defensor del Pueblo, a resultas de la cual el Ministerio de Sanidad se vio obligado a reconocer que no existía ningún comité de expertos encargado de la evaluación de la situación sanitaria a nivel territorial, no habiendo por tanto ningún informe que impidiera avanzar a la comunidad madrileña en el proceso de desescalada del confinamiento.
Esta fracasada iniciativa no solo demostró de manera palmaria el maquiavélico y falsario proceder de P. Sánchez, sino que también tuvo la virtualidad de desencadenar un ataque de pánico del psicópata monclovita al ver como sus esfuerzos por liquidar políticamente a Isabel D. Ayuso habían sido en balde. Fue entonces cuando P. Sánchez, aprovechando la inesperada y miserable ayuda de Pablo Casado, dedicó su tiempo no al desarrollo de algún tipo de iniciativa social sino a poner en cuestión la honestidad del hermano de Isabel D. Ayuso por su gestión en la compraventa de mascarillas durante la pandemia. Tras las denuncias del PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos en las que se acusaba a la CAM de proporcionar un trato de favor al hermano de la presidenta, tanto la Fiscalía Anticorrupción como la Fiscalía Europea, tras una investigación exhaustiva, archivaron el caso por no encontrar indicio alguno de actuaciones irregulares por parte del Gobierno de Isabel D. Ayuso.
En medio de tanto trajín difamatorio por parte de P. Sánchez contra Isabel D. Ayuso se celebraron las elecciones regionales en la CAM y los madrileños, demostrando ser inmunes al demagógico y populista discurso sanchista, otorgaron mayoritariamente su confianza a Isabel D. Ayuso, convirtiéndola definitivamente en “musa de los madriles y azote de rojos y perroflautas”, pudiéndose escuchar desde entonces en las bulliciosas noches de Madrid el llanto y el crujir de dientes procedente del Palacio de la Moncloa y de la sede socialista de Ferraz.
Pasó el tiempo y como era de esperar P. Sánchez perdió nuevamente las elecciones, si bien acto seguido, impulsado por su patológica ambición de poder, reactivó el Frente Popular, uniendo su destino a comunistas e independentistas, para embarcarse definitivamente en un enloquecido viaje a los infiernos. En cualquier caso y a pesar de sus indecentes triquiñuelas, P. Sánchez ha vuelto a verse acosado no solo por la corrupción política (derivada de su servil sometimiento a los delirios independentistas de un golpista catalán como Carles Puigdemont y de un terrorista vasco como Arnaldo Otegi), sino también por la corrupción económica (ocasionada por la malversación de fondos públicos y el cobro ilegal de cuantiosas comisiones por la venta de mascarillas durante la pandemia por parte de la plana mayor del partido socialista).
En consecuencia P. Sánchez necesitaba nuevamente desviar el foco de atención de la opinión pública para salir airoso del trance en el que se encontraba y halló la posibilidad de hacerlo acusando por enésima vez a Isabel D. Ayuso no por haber cometido personalmente algún tipo de delito, sino por las presuntas irregularidades fiscales cometidas por su actual pareja sentimental. Sin embargo, fríamente analizado todo ello no deja de resultar ridículo, ya que la presidenta madrileña al no mantener relación alguna con el encausado en el momento en el que se produjo la presunta infracción no pudo tener arte ni parte en la consumación de la misma. Sin embargo, más allá de la obsesión demostrada por P. Sánchez con sus continuos e injustificados ataques a Isabel D. Ayuso, lo auténticamente grave del caso es la participación de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y del Ministerio Público en la filtración a la prensa tanto de los datos fiscales de un ciudadano anónimo, como del contenido de las conversaciones privadas mantenidas entre el abogado defensor y la Fiscalía para resolver el entuerto. De hecho, dando muestras del importante quebrantamiento de la ley por parte de la Fiscalía, el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) ha denunciado al Ministerio Fiscal por revelación de las negociaciones mantenidas por el letrado de la defensa en el marco de un proceso de conformidad en curso, quebrándose así por parte del representante de la Fiscalía el deber de sigilo y discreción impuesto por el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal.
Se narra en uno de los cuentos de los Hermanos Grimm que para protegerse de las aviesas intenciones de su madrastra Blancanieves se vio obligada a recurrir a la protección de siete enanitos. Sin embargo, Isabel D. Ayuso, menos cándida y más aguerrida que Blancanieves, se basta y se sobra para defenderse por sí misma de los ataques de un psicópata como P. Sánchez y su tropa de políticos adocenados y periodistas mediocres. Así, al igual que hace algún tiempo Isabel D. Ayuso tuvo el valor y el talento necesarios para bajar a Pablo Iglesias de los cielos que pretendía asaltar y ponerlo a servir cañas en un bar cutre de Lavapiés, en el momento presente no es posible descartar que sea también capaz de echar a P. Sánchez de la presidencia del Gobierno de la nación para relegarlo a la condición de camello del narcotráfico marroquí.
Autor
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Rafael García Alonso.
Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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El Partido Popular (PP) no es lo que necesita España para resolver sus muchos problemas porque es un partido sin un proyecto de futuro para nuestro país (en realidad el PP es muy parecido a lo que fue la CEDA antes de la Guerra Civil, una confederación de partidos regionalistas), no tiene ni una política anti-inmigración ni la voluntad de impedir la inmigración ilegal (de hecho fue el PP de Aznar el que abrió las fronteras de España a la entrada de cientos de miles de inmigrantes porque suponían una mano de obra barata), no tiene la intención de cambiar las leyes inicuas e inmorales que han sido aprobadas por los Gobiernos socialistas, no se atreve a enfrentarse al discurso revanchista de la izquierda con respecto a la Guerra Civil y a los 40 años de la «dictadura» y, además, es el partido con más casos de corrupción económica entre sus cargos políticos (sobre todo en Comunidades Autónomas y en Ayuntamientos). No comprendo como sigue habiendo millones de españoles que votan al PP cada vez que hay elecciones; ya es hora de desenmascarar a un partido que se limita a defender los intereses económicos de los más privilegiados.
Se contradice usted: afirma que el PP no tiene voluntad de impedir la inmigración ilegal y protesta por las medidas legales que tomó Aznar para que aquí entrasen cientos de miles de inmigrantes y hasta sacó la Ley de Reagrupación familiar. No se equivoque, yo no defiendo al PP; de hecho, lo que yo no comprendo es cómo sigue habiendo millones de españoles que votan… a uno cualquiera de los partidos de este régimen putrefacto.
Todo el linchamiento político que está padeciendo Díaz Ayuso le BENEFICIA , porque procede de una chusma moralmente sucia y destructiva a la que ella suele proteger e incluso alimentar ( sindicatos, feministas, medios de manipulación, lgtbiq…), todo sea por mantener el absurdo perfil pepero.
Pretender convertirla en cómplice del supuesto delito fiscal de un «particular», carece de fundamento jurídico, y menos habiendo utilizado instituciones públicas –Mº Hacienda, Fiscalía–,para obtener datos ( protegidos por ley ), todo ello es delictivo.
Pero lo suyo es ir de VÍCTIMA, ir de víctima la favorece electoralmente, que es de lo que se trata, ella lo explota con soltura, y si añadimos el componente sentimentaloide, ni te cuento.
De momento les está saliendo muy bien; antes de las elecciones, ella (PP) se disfraza de VOX y cuando pasan las elecciones se mimetiza y confunde con PSOE ( que para el PP es lo que vende ) así viven anulando y silenciando a un electorado al que dicen representar, y que no cuestiona la triste realidad que nos destruye.
A ella le va el papel de «VÍCTIMA»